¿Ruptura o continuidad? Políticas turcas sobre la lengua kurda en el nuevo milenio
Escrito por: Mehmet Şerif Derince
En un juicio contra activistas y políticos kurdos en 2011 el juez turco pidió al funcionario que escribiera: “Entendemos que el acusado habló en una lengua desconocida”. Esta fue la primera vez que el kurdo era referido como lengua en un expediente de juicio en Turquía. Anteriormente era registrado como “sonidos desconocidos”.
Este “progreso” desde sonidos a lengua ocurrió cuando el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) reivindicaba haber cambiado el enfoque convencional del Estado hacia otras lenguas que no fueran la turca. Este progreso coincidió con la “apertura” del gobierno hacia el kurdo, que incluyó un canal de televisión oficial emitido en kurdo, departamentos de lengua y literatura kurda en estudios superiores, cursos electivos de kurdo en secundaria, etc. Los círculos tanto conservadores como los liberales turcos celebraron esto como reformas innovadoras. Aún así la mayoría de los kurdos como el movimiento político kurdo las consideraron simples e hipócritas dado su contexto, contenido y práctica, así como por la violenta represión que estaban llevando a cabo contra las luchas políticas kurdas, lo que detallaré después. Incluso los liberales turcos y aquellos kurdos afines al gobierno del AKP están decepcionados por su actitud represiva particularmente desde 2009.
Basándome en estos y otros debates, sostengo que estas limitadas reformas respecto a los derechos lingüíticos kurdos de los últimos años no constituyen ninguna ruptura con las convencionales políticas del Estado: más bien perpetúan la misma hegemonía de dominación turca por otros medios. Como Harun Ercan ya detalla en este forum, la existencia de un problema kurdo en Turquía se ha convertido en un subproducto de la ontología política del Estado-nación turco que ha excluido a todos los pueblos no-turcos de la vasta geografía de Tracia, Anatolia y Kurdistán. Esta todavía intacta y fundada ontología estructura un campo dentro del cual la lengua kurda es hablada. Hasta que no haya un cambio radical en esta lógica fundada, nadie debería esperar un cambio genuino en materia de derechos lingüísticos kurdos en Turquía, ante todo en el problema de la educación en lengua materna.
Las limitadas reformas en la esfera de derechos lingüísticos siguen siendo una vía de escape para el gobierno del AKP para superar su crisis entre los kurdos e internacionalmente y minar al movimiento kurdo como representación de los kurdos. De hecho, el gobierno no ha titubeado al propagar tales reformas en sus discursos públicos como pasos necesarios a dar para liberar a la gente kurda del movimiento kurdo, un intento de despolitizar la lengua kurda, des-ligándola de la misma lucha por la lengua kurda. Las políticas lingüísticas han sido de las cuestiones más controvertidas en el Estado Turco, hablando sobre comunidades minoritarizadas, sobre todo la kurda. Desde el comienzo de la república turca, la posición del Estado sobre las lenguas minoritarias se ha basado en la homogeneización, que intenta engrandecer el turco como lengua nacional a costa de matar otras lenguas y apretando el cuerpo de la ciudadanía en una camisa de fuerza mono-lingue y mono-cultural. Debido a tal genocidio lingual, a las comunidades que no recibieron el estatus de “minoría” en el tratado de Laussane (1923), el tratado fundacional de la república turca, se les ha sido denegada la educación en lengua materna. Aunque las leyes y acuerdos internacionales otorguen a la educación en lengua materna el estatus de derecho humano internacional, Turquía firmó dichos tratados con reservas en sus artículos que podrían hacer que las comunidades no-turcas no pudieran disfrutar de dichos derechos. Aquellos que pidieron derechos lingüísticos colectivos fueron severamente castigados, sus esfuerzos muchas veces terminaban en largas penas de prisión o en el exilio. Las demandas y aproximaciones de los kurdos hacia una política lingüística oficial han tomado forma en relación a estrategias y tácticas creadas por el Estado. En períodos de negación absoluta de la existencia del pueblo y lengua kurdas, los esfuerzos de los kurdos sobre todo buscaban probar que los kurdos y su lengua existían.
En tiempos de relativa flexibilidad estatal, peticiones como la publicación de libros y periódicos en kurdo o poder escuchar música kurda fueron articuladas en el discurso político y en diferentes campañas que se organizaron de acuerdo a ello. Un momento crucial en las políticas de la lengua kurda fue el golpe de estado de 1980, cuando cualquier demanda y lucha respecto a la lengua kurda eran brutalmente represaliadas y un gran número de activistas kurdos fueron torturados y perseguidos. El kurdo estaba totalmente prohibido, incluso durante las visitas en la cárcel. De hecho, la violencia del golpe condujo el comienzo de un nuevo área en la historia de los kurdos y la lengua kurda. Por ejemplo, los intelectuales y activistas kurdos que huyeron al exilio en Europa aprendieron como leer y escribir en su lengua materna y escribieron varios trabajos de diferentes géneros, incluyendo diccionarios, libros de gramática, poesía, novelas, historias cortas así como textos políticos. Algunos de estos fueron publicados secretamente y distribuidos hacia finales de los 80. Así mismo, el movimiento de grandes grupos de kurdos desplazados al oeste de Turquía durante los años 90 (que era parte de la campaña de contrainsurgencia del Estado contra el PKK), pavimentó el camino para que emergieran varios centros e institutos culturales pero políticamente comprometidos, quienes entre otras actividades, publicaron trabajos literarios en kurdo. Estos centros ayudaron a muchos jóvenes a que se profesionalizaran en áreas como periodismo y literatura, que eventualmente llevó a más publicaciones y el desarrollo de agencias de noticias y periódicos kurdos. Estos desarrollos fortalecieron la lucha para la liberación de la lengua kurda e incrementaron las demandas de los kurdos por los derechos lingüísticos y culturales colectivos. Durante los años 90, las políticas sobre la lengua kurda continuaron siendo una de las mayores fuentes de tensión entre los kurdos y el Estado turco. Muchos libros kurdos fueron prohibidos y confiscados. Los periódicos kurdos eran repetidamente cerrados, y los propietarios y editores de las editoriales y los autores independientes kurdos castigados legalmente y extralegalmente.
Políticas lingüísticas en el nuevo milenio
El nuevo milenio comenzó con el entonces tenso tópico de la adhesión de Turquía en la Unión Europea (UE) como miembro. Uno de los requerimientos para lo cual era la liberalización cultural en forma de terminar con las restricciones y la preservación de los derechos culturales y lingüísticos de las minorías.
La coalición que precedía al AKP aprobó un “paquete de armonización” en 2002, abriendo el camino para emitir “en diferentes lenguas y dialectos usados tradicionalmente por los ciudadanos turcos en la vida diaria” y la enseñanza del kurdo en cursos privados. Siguiendo a esto, algunos institutos privados empezaron a ofrecer kurdo como “lengua extranjera”. Aunque esto no duró mucho, ya que la burocracia estatal ideó varios obstáculos para hacer que enseñar kurdo fuera prácticamente imposible, y muchos kurdos se negaron a estudiar su lengua materna en su país con el estatus de “lengua extranjera” y además en cursos privados. El AKP llegó al poder en el 2002 con un fuerte compromiso de adhesión de Turquía en la UE. Como parte de su compromiso, iniciaron otras reformas en el campo de derchos lingüísticos y culturales kurdos. Más tarde llamado “la apertura kurda”, estas reformas estaban vistas por los liberales turcos y el público europeo como una ruptura crucial con la actitud convencional del Estado hacia los derechos de las minorías y el problema kurdo. Sin embargo, cada una de estas reformas llegaron con serias restricciones y agendas ideológicas.
Algunos detalles están en orden. La emisión en diferentes lenguas y dialectos, incluyendo el kurdo, en la radio nacional comenzaron en el 2004. Pero estas emisiones estaban limitadas a sólo algunas horas a la semana y su contenido era significativamente restringido. Los programas de televisión no podían ser utilizados como medio de enseñanza de estas lenguas y dialectos. Los dibujos animados o programas infantiles no estaban permitidos bajo el miedo de que esto pudiera fortalecer los lazos con su lengua materna y que impidieran su asimilación al turco y su enseñanza.
Además había otros obstáculos burocráticos como el requerimiento de la traducción simultánea o informes diarios a las empresas que emitían. Después en 2009, el canal de televisión 24 horas TRT-6 empezó a emitir en kurdo. Este canal todavía no tiene un estatus legal. También, los canales infantiles y dibujos animados para niños siguen prohibidos. El mismo año, algunas universidades privadas empezaron a ofrecer kurdo como curso electivo de lengua extranjera, aunque las solicitudes de las universidades públicas para enseñar kurdo no fueron aceptadas. Más importante, un programa de graduación en literatura y lengua kurda dio su comienzo en la universidad Artuklu de Mardin en 2010. En vez de ser referido como kurdo, este programa tuvo el nombre de “Instituto de las lenguas vivas”. Solo después un programa de licenciatura empezó a recibir estudiantes bajo el nombre de Departamento de Lengua y Literatura Kurda. Finalmente, cursos electivos de kurdo dieron su comienzo en secundaria en 2012. Estos se ofrecen desde quinto curso en adelante bajo el nombre de “lenguas vivas” y con un mínimo de inscripción de diez alumnos. Ninguno de estos cambios estaban respaldados por garantías legales, lo que llevó a serias dificultades burocráticas haciendo casi imposible ponerlas en práctica. Una dimensión interesante de estos debates es la cuestión del tiempo. Aunque algunos de estos cambios estaban entre las demandas de los kurdos en algún momento en el pasado, los kurdos no los ven, de hecho, como desarrollos significativos. Un ejemplo que lo ilustra tiene que ver con los cursos electivos de kurdo. Muchos kurdos, sobre todo los estudiantes de universidad, organizaron una campaña en el 2002 para conseguir cursos electivos de kurdo. El Estado respondió duramente. Cientos de estudiantes fueron expulsados de la universidad y otros tantos encarcelados. Diez años después, en el 2012, el gobierno permitió que se enseñara kurdo como curso electivo en secundaria, aunque en ese año no se reclamara nada de eso. Como era de esperar, estos cursos no provocaron ningún tipo de excitación entre los kurdos. Al contrario, los kurdos que exigían educación total en lengua materna criticaron este movimiento del gobierno como otra trampa para trivializar las demandas de los kurdos.
Por el momento, forma y contenido de estas reformas, la mayoría de los kurdos no las consideraron como un esfuerzo sistemático como parte de la genuina agenda de la democratización y resolución pacífica del conflicto kurdo, si no como vía de escape para aliviar las presiones internas y externas. El gobierno ideó tales reformas bajo múltiples presiones. La izquierda turca, los liberales e incluso los conservadores moderados han criticado a los gobiernos previos por haber sido demasiado autoritarios y militaristas respecto a los derechos lingüísticos y culturales kurdos. Tales críticas de alguna manera obligó al gobierno a revisar las convencionales políticas del Estado, cuando llegaron al poder con el lema del “cambio”. Una razón indiscutible para el AKP para reorientar sus políticas kurdas fueron las negociaciones para adherirse a la UE, lo que requería mejoras en derechos de las minorías de acuerdo con el criterio de Copenhaguen. Además, después de la ocupación norteamericana en Iraq en 2003, el Gobierno Regional Kurdo dio pasos hacia una política regional con una gran estatus de autonomía en Iraq, lo que se convirtió en un punto de referencia para muchos kurdos en Turquía. Esto añadió presión al gobierno turco para conseguir una política de relativa liberalización para responder a las demandas de los kurdos. Finalmente, previamente más centrados en exigencias más políticas, el PKK, los partidos legales kurdos y las ONGs locales empezaron campañas más efectivas en el campo de los derechos lingüísticos y culturales. Estas campañas ganaron un gran apoyo de los kurdos y los derechos culturales y lingüísticos se han convertido en un elemento clave en el núcleo de las exigencias kurdas en Turquía.
Otra razón para este creciente interés sobre las políticas en la lengua kurda es el hecho de que la transmisión de la lengua materna en las últimas generaciones ha descendido a niveles alarmantes en las últimas dos décadas. El turco se ha convertido en el idioma dominante en muchos dominios donde el kurdo solía ser fuerte.
Este cambio en la lengua o desgaste alertó a muchos kurdos, que se tomó esto como signo de asimilación, y empezaron a aumentar las exigencias lingüísticas y organizándose más y con campañas más efectivas. Cuando uno mira a las actividades culturales y políticas kurdas de los últimos años, puede fácilmente ver el peso que se le ha otorgado a la preservación y mantenimiento de la lengua kurda.
En semejante contexto histórico y político, los pasos dados por el gobierno del AKP han fallado en mucho a lo que se refieren las exigencias kurdas. En la última década, los kurdos han formulado sus derechos políticos y lingüísticos sobre la enseñanza en su lengua materna. Estas demandas alcanzaron su cumbre cuando el movimiento kurdo propuso su proyecto de la “autonomía democrática” como solución al conflicto, el cual prevé el desarrollo de ciertas regiones administrativas autónomas gobernadas localmente en Turquía, incluyendo una o más regiones autonómicas kurdas de las cuales la lengua oficial sería el kurdo junto con el turco como la lengua nacional. Aún así, la respuesta del gobierno a estas demandas han sido insidiosas. Por un lado, el gobierno de nuevo ha empezado a suprimir y silenciar a todos los grupos de la oposición en el país, primeros y principalmente los kurdos y a aquellos en solidaridad con estos, bajo amenazas o penas de prisión. Por otro lado, ha continuado dando limitados pasos respecto a la lengua kurda en ciertas áreas como las visitas en prisión o campañas electorales. Dada la ola represiva contra la política kurda que va de la mano con ciertos cambios en los derechos lingüísticos, los kurdos perciben estos cambios como métodos poco sinceros y maneras de seguir perpetuando tanto la asimilación lingüísticas como la dominación política.
El siguiente es un buen ejemplo de ello. Los políticos y activistas encausados en los juicios contra la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK) han insistido en usar su lengua materna en su defensa del juicio, pidiendo al juez que trajera intérpretes. La corte siempre ha respondido con un rotundo rechazo. Cuando algún activista hablaba en kurdo durante la vista, el juez ordenaba al secretario que escrbiera que “entendemos que el acusado habló en un idioma desconocido”. En algunos de los juicios posteriores la corte definió la lengua hablada por los acusados como “una lengua que se supone que se llama kurdo”. La lucha por el derecho de poder defenderse en su lengua materna ganó más importancia cuando los presos kurdos empezaron una huelga hambre en septiembre de 2012, que duró 68 días. Los huelguistas exigían derecho de estudiar y defenderse en su lengua materna como dos de sus tres demandas. El gobierno encontró la exigencia de la educación irrelevante mientra que accedió a hacer el borrador de una ley para reconocer el derecho de defenderse en la lengua materna. De nuevo el borrador de dicha ley reveló la trivializadora lógica del gobierno. Especificaba que los defendidos podrían tener su defensa oral en kurda sólo en dos fases del juicio: en la primera defensa después de leer la acusación, y en la fase final del proceso del juicio cuando la deliberación fuera leída. Además, los acusados deberían pagar los gastos de los intérpretes. Empeorándolo, si cabe, si el juez piensa que el acusado está utilizando su lengua para impedir el juicio, puede denegar su derecho de defenderse en su lengua materna. Por lo tanto, este derecho recae al final en las manos de los jueces turcos, quienes habían sido condenados por la Corte Europea de Derechos Humanos debido a sus decisiones arbitrarias que habían llevado a la violación de los derechos de los acusados kurdos.
Debido a dichas prácticas, las reformas que el gobierno a lanzado respecto a la lengua kurda han sido vistas con dudas y, en muchos casos, boicoteadas por el movimiento kurdo y una gran sección de la población kurda. En efecto, las reformas como poder emitir en kurdo, cursos electivos de kurdo, o los institutos de “las lenguas vivas” en las universidades nunca han estado entre las principales preocupaciones o demandas de los kurdos en Turquía. El movimiento kurdo declaró no habría ningún paso para la paz y reconciliación por parte del gobierno, a menos de que el kurdo fuera medio de educación en las escuelas públicas y se le diera el estatus de lengua oficial. El gobierno ve las reformas aprobadas como mera continuación de la asimilación y dominación por otros métodos.
Debate y conclusión
Aunque hubieran aparecido ilusiones momentáneas de que algún tipo de reconciliación pudiera haber durante las últimas décadas, un consenso entre el gobierno del AKP y el movimiento kurdo sobre derechos lingüísticos parece un logro difícil. Es cierto que el gobierno a dado ciertos pasos bajo presiones internas e internacionales, pero solo mediante un proceso descontextualizador de las demandas kurdas, presentándolos como si el gobierna hiciera algún favor a los kurdos e instrumentándolos para su agenda política (advirtiendo estos cambios antes de las elecciones para asegurarse votos kurdos). Además, las reformas fueron designadas tras puertas cerradas y sin ningún tipo de diálogo con las instituciones kurdas o representantes del movimiento kurdo. Muchos kurdos creen que el gobierno ha estado utilizando las llamadas aperturas como manera de minar al movimiento kurdo y sin atender a la esencia del problema. Más importante, los cambios no han ido más allá de la formulación de derechos lingüísticos y culturales kurdos sobre una base de limitados derechos individuales y dentro de los límites de un marco liberal ilusorio que despolitiza y trivializa los derechos lingüísticos y excluye las exigencias centrales kurdas. Además, incluso cuando se aprobaban las reformas, no se ha abstenido de degradar e insultar públicamente la lengua kurda. El primer ministro ha dicho recientemente que la educación basada en la lengua materna va a dividir el país y que no lo va a permitir. El vicepresidente del AKP, Bulent Arinc, dijo en un programa de televisión que el kurdo no era “una lengua civilizada”, por lo tanto, no es apropiada como medio de enseñanza. Un ejecutivo fundacional del AKP, profesor de ley constitucional y presidente de la comisión del parlamento para el borrador de la nueva constitución, Burhan Kuzu, fue más allá diciendo que las exigencias de educación en lengua materna eran “ceder a la tentación de Satan”. El nuevo vicepresidente del AKP Numan Kurtulmus, sin base ninguna sugirió que, en vez del Estado, las escuelas privadas deben de lidiar con la educación en kurdo, y como esto sería caro, nadie querría estudiarlo y el problema estaría resuelto automáticamente. Dado a esto, no sería injusto afirmar que las reformas del gobierno no buscan una ruptura a la política de asimilación ontológica del Estado turco. El movimiento kurdo exige derechos colectivos culturales y lingüísticos, a saber, educación basada en la lengua materna, el uso libre del kurdo en todas las esferas de la vida diaria, y después, un estatus oficial del kurdo en un contexto de democracia autonómica.
Las feroces lucha políticas en todos los problemas del problema kurdo profundamente formaron las políticas sobre la lengua kurda y sus derechos, haciendo incluso más difícil el llegar a un consenso.
Mientras que cada discurso del gobierno del AKP bajo el nombre de “apertura” llegan fácilmente a las más amplias esferas nacionales e internacionales gracias al fuerte apoyo de los medios, sus actos represivos no tienen casi publicidad. Esto ha contribuido a la imagen del gobierno, quien esta cambiando sus convencionales políticas de Estado. Mientras aprueba reformas, el mismo gobierno es quien dice que el mismo movimiento kurdo es quien no quiere cambiar su status quo. Haciendo invisibles las exigencias kurdas en este sentido y canalizando al público kurdo el sentimiento de rechazo contra los círculos políticos kurdos agotando las esperanzas de que el Estado reconociera los derechos colectivos kurdos. Así, discursos como los de “vivir juntos y en fraternidad”, que empezaron para ganar apoyo de los kurdos, han acabado provocando una total desconfianza al Estado, promoviendo el sentimiento entre muchos kurdos de que los derechos lingüísticos solo serán asegurados después de un estatus político y administrativo.
La escala de represión contra los políticos kurdos y la creciente lista de muertes por la guerra están engrandeciendo la profunda disconformidad hacia el Estado. Muchos kurdos ven el sistema de votaciones turco muy injusto, la detención de diputados kurdos, alcaldes, ejecutivos y activistas que apoyan al Partido Paz y Democracia (BDP), restricciones arbitrarias de las actividades políticas del BDP, así como los intentos del AKP de revocar la inmunidad de los diputados kurdos como “genocidio político”.
La masacre de 34 civiles kurdos por contrabando en la frontera entre Iraq y Turquía con las bombas F-16 turcas y la muerte de guerrillas kurdas cuyos funerales son masivas protestas, se han sumado al descontento kurdo y rabia de los últimos años. Además de el hecho del Estado kurdo en Iraq, la posibilidad de una región kurda autónoma en Siria parece que contribuye al ya existente fuerte sentimiento de identidad nacional entre los kurdos en Turquía. Este fortalecido sentimiento nacional está avivando la rivalidad entre el Estado turco y el movimiento kurdo. Algunos kurdos ya han empezado avanzando con la idea de rechazar al Estado turco, con todo, luchando por sus derechos en vez de negociando con el Estado. Aunque esta estructura no es la dominante entre la comunidad kurda, al menos ahora, ha hecho que algunos kurdos crean que el ejercicio lingüístico será asegurado con la independencia del pueblo kurdo. Mientras tanto, algunos kurdos, han empezado a desarrollar sus propias estructuras autónomas. Un caso es aquellos que enseñan kurdo organizados localmente y con campañas literarias llevadas a cabo por varios institutos para el desarrollo y defensa de la lengua materna en Kurdistán y Turquía.
Hasta ahora, los movimientos pragmáticos llevados a cabo por el Estado bajo presiones internas e internacionales habían podido de alguna manera gestionar los conflictos en el área de los derechos lingüísticos kurdos. Pero los actuales desarrollos regionales violentos, la escalada de los conflictos armados en Turquía, y el descontento kurdo están presionando al gobierno para salir de la gestión hacia de la genuina y comprensiva solución. Tal solución requeriría un cambio radical en la fundada ontología política turca sin embargo. Considerando el calendario de las elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales que están programadas para 2014 o 2015, parece que el AKP no vaya a querer tomar ningún riesgo para encontrar ninguna solución genuina en un futuro cercano que le costarían los votos de los nacionalistas turcos. Pero, si no asume los riesgos debido al populismo electoral, en pocos años será demasiado tarde. Nadie sabe que otras opciones vendrán para los kurdos en este tenso Medio Oriente.
Escrito en 2013.
Traducido por Rojava Azadî