Pinturas del genocidio del ISIS con la población Yezidí
Estas dos pinturas fueron realizadas por el artista kurdo Ammar Alrasam y retratan el más reciente genocidio en contra de los kurdos yezidíes el año pasado a manos de Daesh (Estado Islámico/ISIS).
El monte Şengal se localiza al noroeste de Irak, a unos cuantos kilómetros de la frontera con Siria. Los yezidíes tienen una creencia religiosa un tanto mística, cosa por la cual son considerados por Daesh como unos verdaderos herejes.
Cuando Daesh llegó a Şengal masacró a la población yezidí del lugar, las mujeres y niñas fueron violadas y vendidas como esclavas sexuales a países de Europa Occidental, Arabia Saudita, Irak entre otros. Los hombres fueron asesinados, mientras que los jóvenes varones fueron ya sea asesinados para vender sus órganos en el mercado negro o reclutados y adoctrinados para realizar futuros ataques suicidas a nombre de Daesh.
Cabe mencionar que Daesh fue en un inicio financiado y apoyado por los Estados Unidos con la finalidad de desestabilizar al gobierno sirio de Bashar al Asad y así tener mayor control de los recursos petroleros en la región. No conforme con ello, cuando Daesh tomó el control de la ciudad petrolera de Kirkuk (75% de las reservas de petróleo de Irak), vendieron el petróleo a mitad de precio a países como Turquía, Arabia Saudita o Francia.
Estas imágenes son un pequeño testimonio de las atrocidades que han sufrido los yezidíes en los últimos años tras ser abandonados por los peshmergas de Barzani (una corriente liberal del movimiento kurdo). Sin embargo no todo son malas noticias, en cuando las fuerzas del YPG-YPJ provenientes del movimiento kurdo en el norte de Siria (Rojava, el mismo que defendió Kobane durante más de 130 días de la invasión de Daesh) tuvieron la fuerza suficiente, liberaron la ciudad de Şengal de las garras de Daesh y posteriormente enseñaron a los yezidíes a defenderse por si mismos. Les otorgaron armas y regresaron al Rojava. Esto con la intención de propagar el conocimiento y la idea de la autodefensa, el destino de los yezidíes debe estar en sus propias manos, y si deciden unirse a la Revolución del Rojava no será mediante una imposición, sino gracias a la observación de resultados positivos en beneficio del conjunto de la sociedad.
