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Negándose a convertirse en refugiados y rechazando la mentalidad victimista: El campo de Mishtanur en Kobanê

11 de febrero 2016

Por Hawzhin Aziz

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A pesar de los grandes daños a la ciudad, que se estiman en torno al 80%, Kobane ha tenido un flujo constante de personas que vuelven al cantón desde países vecinos, como Turquía. Actualmente, más de 200.000 personas, de la población previa de 400.000, han regresado a sus hogares y, cada semana, un flujo constante de entre 1.500 y 3.000 personas regresan al cantón de Kobane. Parte de este proceso es el resultado de las terribles condiciones en los campamentos en los países vecinos, como Turquía, pero también debido a la naturaleza permanente y visible del proceso de reconstrucción en Kobane, que ha fomentado la confianza entre las personas desplazadas para regresar a su comunidad.

Sin embargo, son muchos los problemas y desafíos que ha de enfrentar el cantón en su capacidad para proporcionar ayuda y apoyo a las personas que regresan, tanto a la ciudad como a las provincias circundantes.

La presencia continua de Daesh (ISIS) en las provincias adyacentes, la colocación de trampas y minas en decenas de pueblos como una forma de terrorismo persistente sobre la gente de Kobane, la captura, el encarcelamiento o el martirio continuos de muchos hombres y padres de familia en los pueblos periféricos, significa que hay muchas familias vulnerables que no pueden regresar a sus hogares, tierras y granjas. Al mismo tiempo, hay un enorme grupo de personas cuyos hogares han sido totalmente destruidos y que no tienen los medios financieros ni la capacidad para reconstruirlos. También hay muchas familias cuyas viviendas han caído en lo que llamamos el ‘Museo Kobane», una zona de edificios destruidos en el centro de la ciudad, designada como espacio público y recordatorio simbólico de la resistencia de Kobane.

En consecuencia, el Camp Mishtanur fue establecido en marzo de 2015. El campamento alberga actualmente a 5.000 personas, que forman parte de aproximadamente 800 familias, y las cifras aumentan cada semana.

Debido al cierre permanente de la frontera entre Turquía y Rojava, y especialmente la de Kobane, se ha vuelto extremadamente difícil proporcionar ayuda y apoyo al campo, ya que los suministros de ayuda enviados por organizaciones no gubernamentales internacionales quedan detenidos en la frontera y se les impide deliberadamente el cruce. En una escala más amplia, la prohibición del transporte de materiales de reconstrucción esenciales tales como cemento, metal, vidrio y otros materiales, el proceso de reconstrucción se ha ralentizado significativamente en Kobane, lo que significa que el campo habrá de seguir funcionando hasta que finalicen los proyectos esenciales para albergar a las personas desplazadas.

Como una forma de compensación a las familias afectadas, como las personas cuyas viviendas caen dentro del área del Museo, la Junta de Reconstrucción de Kobane ha realizado un proyecto llamado «Proyecto de Nueva Vecindad», por el que se construirán 1.500 viviendas para albergar a las personas más vulnerables y afectadas por la guerra. El proyecto ha comenzado y lleva en curso varios meses. Sin embargo, el progreso depende enteramente de materiales de construcción y artículos que son importados por Kobane desde Turquía. La proximidad de la frontera entre Turquía y Kobane, la distancia desde el cantón de Cezire, así como la falta de materiales, equipos y maquinaria en Cezire, significan que la comunidad depende en gran medida del transporte de bienes, materiales y ayuda desde Turquía a Kobane. Por esta razón, se requiere con urgencia la atención y la solidaridad internacional para dar a conocer la falta de un corredor humanitario hasta Kobane y los esfuerzos deliberados de las autoridades turcas para prevenir el cruce de ayuda vital y equipos esenciales.

Hay una serie de otras necesidades urgentes que requieren atención, como el combustible para hacer funcionar la maquinaria existente, coches, generadores de electricidad y otros equipos necesarios para mantener el campo en funcionamiento. Alimentos, medicinas, materiales de construcción, equipamiento invernal, productos de higiene femeninos y ropa siguen siendo las necesidades esenciales.

La organización Heyva Sor a Kurd (Media Luna Kurda) ha establecido un centro médico en el campo y proporciona ayuda médica y apoyo diario a 30-40 personas del campo. Sin embargo, la organización se ve muy afectada por la falta de medicamentos, equipo y suministros que llegan a Kobane. La Media Luna Kurda tiene una urgente necesidad de vacunas para niños, por ejemplo, así como otros medicamentos básicos. El brote de tuberculosis y otras enfermedades peligrosas y mortales, como la leishmaniosis y la falta de medicamentos para tratar estas enfermedades significa que la comunidad se encuentra en una situación aún más precaria.

A pesar de estas dificultades, se han hecho grandes esfuerzos, dentro de las posibilidades de la capacidad limitada del cantón, por la Junta de Reconstrucción de Kobane y el Municipio de Kobane para proveer al campamento para sus necesidades más urgentes, tales como avituallamiento para el invierno, a través del apoyo continuo de los municipios kurdos de Amed y Suruc en Turquía.

Debe tenerse en cuenta que hay muchas familias que actualmente viven en la ciudad de Kobane y pueblos de los alrededores que están, de hecho, en peores condiciones que en el propio campamento. El campamento ha logrado recibir suministros y ayudas limitadas, pero para muchas familias, especialmente aquéllos que carecen de cabeza de familia, la ayuda y apoyo han sido muy escasos. El cantón ha hecho esfuerzos para proporcionar combustible gratuito durante el periodo invernal; y otros programas tales como el pan subvencionado, trigo gratuito, centeno y otras semillas para la siembra por los agricultores; hasta 1.300 ovejas y cabras gratuitas para las familias con menos recursos, con el fin de proporcionarles unos medios para propiciar su autosuficiencia financiera. Otro proyecto esencial ha sido la construcción urgente de dos grandes panaderías y un silo de grano para proporcionar pan a las aldeas y pueblos de la periferia. Sin embargo, teniendo en cuenta los graves daños materiales sufridos por el cantón como resultado de la guerra, los traumas experimentados por la comunidad emocional, física y psicológicamente y la amplia cantidad de personas afectadas, se requiere mucho más apoyo y ayuda para los segmentos más vulnerables de la comunidad.

Independientemente de los desafíos y peligros en curso, miles de personas han optado por regresar a su casa y han rechazado activamente convertirse en refugiados. Miles más eligen vivir en el campo Mishtanur durante el período de crudo invierno, en lugar de convertirse en refugiados en occidente. Nuestras aspiraciones ideológicas son fomentar el retorno de las personas y hacerles que se involucren activamente en la reconstrucción de su comunidad, la posesión del proceso de reconstrucción y utilizar las habilidades y conocimientos de nuestro pueblo para reconstruir una nueva sociedad ecológicamente sana, con igualdad de género y democrática. La falta de apoyo internacional a este respecto y la cuestión de la frontera con Turquía también hacen este proceso más urgente y esencial.

Al igual que rechazamos la mentalidad de refugiados y víctimas aquí en Kobane, nos mantenemos siempre con esperanza, e invertimos con fuerza en nuestra propia capacidad colectiva para reconstruir a pesar del aislamiento, a pesar del embargo de ayuda humanitaria y a pesar del continuo silencio internacional y la falta de apoyo para la reconstrucción de nuestra comunidad. Nuestro compromiso profundo y continuo con la reconstrucción material de nuestra comunidad es un mensaje político a los que aspiran a romper el espíritu de nuestra revolución: nuestra resistencia, nuestra capacidad de creer en una sociedad mejor, y el espíritu de nuestros mártires y sus sacrificios nos obligan en un espíritu inquebrantable de solidaridad y compromiso ineludible.

www.helpkobane.com

www.heyvasor.com

Fuente Kurdish Question

Traducido por Roajava Azadi

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