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Modelos de gobernanza en Oriente Próximo: un choque de alternativas

Personal de seguridad junto a la cúpula de una mezquita destruida en Alepo | AFP

The Kurdish Center for Studies – Shoresh Khani – 20 febrero 2025 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Oriente Medio está experimentando transformaciones políticas sin precedentes, a medida que los cimientos del estado-nación tradicional se erosionan en medio de una lucha frenética entre modelos de gobernanza rivales que tratan de imponer sus visiones de futuro. Con cada nueva crisis, queda claro que el orden regional establecido desde el Acuerdo Sykes-Picot se enfrenta a retos existenciales que minan su capacidad de supervivencia. En este contexto, las alternativas propuestas no son meros ejercicios teóricos; se manifiestan como proyectos políticos integrales que compiten por remodelar el mapa del poder y la gobernanza.

Dentro de esta competencia, surgen tres modelos principales de gobernanza: el islam político, defendido por Turquía a través de su apoyo a los Hermanos Musulmanes; el neoliberalismo occidental, que pretende reestructurar la región desmantelando los Estados centralizados y transformándolos en entidades descentralizadas alineadas con la economía mundial; y, por último, el confederalismo democrático, que ha surgido como modelo alternativo en el norte y este de Siria, inspirado en las ideas de Abdullah Öcalan sobre la superación del estado-nación y la construcción de sistemas democráticos participativos basados en la autogestión.

Islam político: El proyecto regional de Turquía

Como uno de los actores clave en Oriente Próximo, Turquía reconoce que el colapso del estado-nación abre la puerta a proyectos alternativos que pueden amenazar sus intereses estratégicos. En consecuencia, Turquía ha tratado enérgicamente de consolidar el islam político como una alternativa preparada para los regímenes árabes en declive, invirtiendo en el legado de los Hermanos Musulmanes y su capacidad para influir en las sociedades mediante un discurso religioso movilizador que reconfigura las identidades religiosas como base de la legitimidad política.

Sin embargo, a pesar de este impulso ideológico, el proyecto del islam político se enfrenta a importantes obstáculos, entre los que destaca el rechazo categórico de los regímenes árabes que lo consideran una amenaza existencial. Además, los reveses sufridos por la Hermandad Musulmana tras la caída de su gobierno en Egipto y el declive de su influencia en los Estados del Golfo complican aún más las cosas. Ante estos desafíos, Ankara se ha visto obligada a reconsiderar sus estrategias y se esfuerza por adaptarse a la evolución del panorama en lugar de entablar una confrontación abierta con las potencias regionales.

Neoliberalismo occidental: El desmantelamiento del Estado central

Por el contrario, las potencias occidentales promueven el modelo político neoliberal como alternativa al Estado central, apoyando sistemas de gobernanza descentralizados que empoderan a las élites económicas y transforman el Estado en un intermediario entre el capital global y las comunidades locales. Esta tendencia, comercializada como la más compatible con las exigencias de la globalización, conlleva riesgos significativos, especialmente en sociedades lastradas por profundas divisiones étnicas y sectarias, en lugar de promover la autonomía y la estabilidad política.

Confederalismo Democrático: un modelo que desafía la centralización y el neoliberalismo

Por otro lado, el modelo de confederalismo democrático representa un alejamiento radical tanto del estado-nación como del neoliberalismo. En el norte y este de Siria, este modelo ha evolucionado para ofrecer una nueva visión política que trasciende el concepto tradicional de estado-nación, centrándose en la construcción de estructuras de autogobierno basadas en consejos participativos y economías comunitarias, que le otorgan una mayor flexibilidad para adaptarse.

Sin embargo, este proyecto, a pesar de su relativo éxito a la hora de establecer un modelo estable dentro de un entorno turbulento, se enfrenta a una inmensa presión. Esta presión procede tanto de los estados-nación tradicionales, que lo perciben como una amenaza directa a su unidad política, como de potencias regionales como Turquía, que es consciente de que el afianzamiento de este modelo podría suponer un riesgo estratégico para su hegemonía.

Este contexto subraya el profundo reconocimiento por parte de Turquía de la importancia de Abdullah Öcalan, no solo como líder de un movimiento de liberación sino también como pensador que presenta un contramodelo a todos sus proyectos en la región. Durante años, Ankara ha abordado el legado intelectual de Öcalan con gran cautela. Aunque oficialmente lo rechaza y se esfuerza por disminuir su influencia, al mismo tiempo reconoce que sus ideas van mucho más allá del movimiento kurdo, sirviendo de base filosófica para un modelo político que rivaliza con el propio islam político al ofrecer una alternativa integral al estado-nación.

Así pues, la gestión turca de la cuestión de Öcalan nunca ha sido una mera cuestión de seguridad, sino que forma parte de una lucha ideológica más profunda en la que Ankara trata de impedir que se convierta en una fuente de inspiración para movimientos políticos más amplios que adopten su visión de la democracia participativa y la emancipación social.

¿Estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo orden político?

El choque de estos tres paradigmas refleja la profundidad de la crisis estructural a la que se enfrenta actualmente Oriente Próximo. El estado-nación tradicional ya no posee la capacidad de imponer su autoridad absoluta; el islam político no ha conseguido proporcionar un modelo de gobernanza sostenible; y el neoliberalismo occidental está llegando al límite de su capacidad para imponer soluciones prefabricadas a sociedades lastradas por un largo legado de conflictos. Estas sociedades no tienen necesariamente que experimentar un renacimiento o replicar la experiencia europea; más bien, cada sociedad, según sus condiciones estructurales, experimenta su propio renacimiento moldeado por su patrimonio cultural único.

A la luz de esta realidad, la pregunta sigue en pie: ¿Puede el modelo de administración autónoma, con sus implicaciones políticas y sociales, a pesar de las presiones y desafíos, servir de base para un nuevo sistema político en la región? ¿Reconocen las potencias regionales, encabezadas por Turquía, que la era de las soluciones tradicionales ha terminado y que es inevitable adaptarse a esta nueva realidad?


EL AUTOR. Shoresh Khani: 
Escritor y investigador kurdo. Vive en el noreste de Siria, en Rojava.

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