«Los yihadistas intentan demostrar lo progresistas que son. Pero no les creemos»: las minorías de Siria temen el ascenso de los rebeldes anti-Assad
The Insider – Maria Alexeeva – 12 diciembre 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
La caída del régimen de Assad en Siria ha sido recibida de diferentes maneras: con jubilosa celebración para algunos y con gran ansiedad para otros. Mientras muchos migrantes sirios se preparan para regresar a sus hogares, los grupos minoritarios, kurdos y armenios en particular, temen un recrudecimiento de la violencia. Muchos ya se están convirtiendo en refugiados. Aunque los militantes que entraron en Damasco han prometido proteger a los cristianos y a otros grupos religiosos y étnicos, la población local tiene poca fe en ellos, recordando su brutalidad en el pasado. Los representantes de las comunidades kurda, armenia y cristiana de Alepo con los que habló The Insider temen que, a pesar de las garantías de Hayat Tahrir al-Sham, sea más que probable que se repitan las matanzas de 2018. No menos que la violencia física, los miembros de las minorías nacionales temen perder sus identidades, que se reflejan en sus lenguas, tradiciones y religiones.
Alepo en dos días
Un caza Su-35 y dos bombarderos Su-24 aparecieron en el cielo de la provincia de Idlib en torno a las 10 de la mañana. El silencio se vio roto por el sonido de las explosiones mientras columnas de humo se elevaban en el aire. Los hechos fueron grabados en vídeo por un voluntario del refugio de animales Ernesto’s Sanctuary for Cats in Syria.
«¡Hola, estos son nuestros buenos días de hoy! Esperamos que vuestra mañana haya sido o esté a punto de ser mucho mejor», comentó el voluntario en el vídeo. Como muchos sirios, los miembros del personal de Ernesto’s han tenido que adaptarse a trabajar en una zona de guerra. El refugio funciona desde 2015 y atiende a más de 2.600 gatos y otros animales. Inicialmente con sede en Alepo, el refugio se trasladó a Idlib tras los bombardeos del régimen de Assad. En 2020, un acuerdo de alto el fuego entre las fuerzas de la oposición y el gobierno sirio puso fin a los principales combates en la región, aunque la aviación siria y rusa siguió atacando Idlib periódicamente.
En el refugio, los acontecimientos políticos globales se evalúan por «señales» que se manifiestan en el entorno local. Por ejemplo, poco antes del reciente avance de los militantes sobre Alepo, aparecieron más animales abandonados, disminuyeron los suministros de alimentos y los pueblos cercanos empezaron a evacuar a sus residentes. También se intensificaron los ataques aéreos. Un ataque dañó el edificio del refugio, hiriendo a un miembro del personal en una pierna. Los animales, aterrorizados, se escondían bajo los bancos, y al final la clínica tuvo que cerrar porque el edificio necesitaba muchas reparaciones.
Los civiles de las zonas pobladas por kurdos no estaban más preparados para la caída del régimen que los que rescatan perros y gatos. «Para todos los que conozco, esta ofensiva fue una completa sorpresa, especialmente el hecho de que Hayat Tahrir al-Sham entrara en Alepo sin ninguna resistencia por parte del régimen de Assad», dice Aras Yussef, investigador del Instituto Kurdo de la Paz en Qamishlo, en el norte de Siria. Su familia vive en Alepo, y están en comunicación a diario. «La gente esperaba todo tipo de cosas. Algunos temían que las fuerzas gubernamentales retomaran los territorios kurdos. Pero nadie preveía este escenario».
El 27 de noviembre, los rebeldes avanzaron sobre Alepo desde Idlib, controlada por la oposición, y las regiones fronterizas de Siria ocupadas por Turquía, habitadas mayoritariamente por kurdos. El principal grupo que dirigió la ofensiva fue la facción radical suní Hayat Tahrir al-Sham (HTS). En sólo 10 horas, los islamistas tomaron el control de 20 ciudades y pueblos, se apoderaron de la base militar del 46º Regimiento y bloquearon la carretera federal M5. El 1 de diciembre ya habían tomado Alepo, incluido el aeropuerto, y continuaban su avance hacia el sur, en dirección a Hama, en la provincia vecina.
Una fuente en Alepo dijo a The Insider que las fuerzas militares sirias anticiparon la caída de la ciudad antes que otras – y no hicieron nada para evitarlo:
«Los soldados y militares del gobierno sirio ya se habían marchado [el jueves]. No estaban allí. Habían robado todo el dinero de los bancos y se marcharon. Los rebeldes pudieron apoderarse fácilmente de Alepo porque no hubo lucha, no hubo una campaña real.»
El grupo también entró en Hama, la capital provincial, pero las fuerzas gubernamentales mantuvieron el control de la ciudad hasta el 6 de diciembre. En particular, no se informó de combates a gran escala en el propio centro urbano. El Ministerio de Defensa sirio afirmó que había retirado las tropas para evitar enfrentamientos con los radicales en los barrios residenciales de la cuarta ciudad más grande del país.
Precios al alza y comunicaciones interrumpidas: la vida en las ciudades sirias
Tras la llegada de los militantes a Alepo, se impuso un toque de queda. Las tiendas y los mercados permanecieron abiertos, pero en tres días la ciudad empezó a sufrir escasez de agua, pan y combustible, dice Mohammad, residente del distrito Sheikh Maqsood, de mayoría kurda. La conversación de The Insider con Mohammad tuvo lugar antes de que los rebeldes tomaran Damasco.
«Las carreteras están bloqueadas. El combustible solía venir del noreste de Siria, pero ahora hay combates en esas rutas. Es imposible viajar por ellas. Mis familiares están ahora en Qamishlo, y hay largas colas de camiones de combustible y alimentos atascados allí, sin poder moverse», explicó Mohammad.
Un estudiante armenio de Alepo compartía sentimientos similares: «Todo ha sucedido tan rápido que aún no podemos asimilar la situación. Los precios de los alimentos, las medicinas y el combustible se han triplicado. No sabemos cuánto más podremos soportar esto, sobre todo porque ya estábamos en déficit económico antes de la escalada.»
Otro armenio residente en Alepo declaró a The Insider: «Nadie trabaja, todo el mundo tiene miedo, los precios en los mercados se han disparado y no hay pan ni agua. Al menos seguimos teniendo un suministro constante de electricidad».
Pero la salud de las cadenas de suministro dista mucho de ser el único motivo de preocupación. «El HTS no está tocando a la gente todavía, tratando de salvar las apariencias», dijo Mohammad. «Pero todo el mundo está muy asustado, especialmente las minorías: kurdos, yazidíes, cristianos. Alepo tiene un gran número de cristianos, el 10% de la población. Los yihadistas intentan mostrar lo progresistas que son y cómo respetan el derecho internacional, prometiendo proteger a todas las minorías. Pero no les creemos, porque en el pasado mataron o expulsaron a esas personas y les quitaron sus propiedades. Ahora sólo quieren adormecer la vigilancia de Occidente».
«Todo el mundo está muy asustado, especialmente las minorías: kurdos, yazidíes, cristianos»
Todas las fuentes de The Insider temen que los islamistas acaben volviendo a su antigua brutalidad. «La gente normal, los civiles, por el momento, lo único que buscan es seguridad y no estar en enfrentamientos, en combates con ninguna organización. Algunos se oponen al régimen de Assad, otros son neutrales, pero la principal preocupación de todo el pueblo kurdo es mantenerse a salvo y que no se repita contra ellos lo ocurrido en Afrin y Serekaniye», afirma Aras Yussef.
Pero el pesimismo no reina en todas partes. Según Ali, un residente de Damasco, la caída del clan Assad se ha convertido en una celebración en la capital siria. «Creo que el 80% de los residentes están contentos porque tenemos algún tipo de seguridad. Y también hay esperanza de que se levanten las sanciones, la situación mejore y la vida sea más fácil», dijo el ex profesor a The Insider. Ali añadió que la situación de seguridad en Damasco es tolerable, ya que los combatientes del HTS no hacen daño a nadie, pero señaló que hay casos aislados de robos y saqueos.
Las cosas son mucho peores en el norte de Siria, donde el Ejército Nacional Sirio tiene fama de masacrar a la población kurda. «Tienen más de 30 grupos luchando en sus filas, muchos de ellos conocidos por sus atrocidades y reconocidos oficialmente como terroristas en Estados Unidos y otros países», afirma Mohammad.
En la provincia de Alepo, los kurdos viven principalmente en los barrios de Sheikh Maqsood y Ashrafieh, en el norte y noreste de la ciudad, así como al norte de Alepo, en una región llamada Shahba. «Todos los que viven en Shahba son desplazados de Afrin», dijo Aras Yussef. «Ahora están sitiados y están siendo atacados por Turquía y las facciones del SNA, no por HTS. Porque algunas personas están confundidas, no es HTS, es la facción SNA y Turquía, y tienen que huir de nuevo.»
Como dijo Omar, un tendero de Alepo, a The Insider: «Hay muchos musulmanes en las calles celebrando la victoria. Algunas tiendas están cerradas. El motivo es la inestabilidad del tipo de cambio en el mercado. Las comunicaciones no funcionan, pero no del todo. Funcionan un rato y de repente desaparecen, pero el Ministerio de Comunicaciones ha prometido solucionar los problemas. Los aeropuertos de Alepo y Damasco no funcionan».
«Tememos un derramamiento de sangre. Y seguro que habrá muchos refugiados», dice Mohammad. «Algunos residentes se han quedado porque Alepo son sus raíces y su hogar. Dicen que preferirían que los mataran, pero no quieren irse. Aun así, muchos sí están optando por huir. Son kurdos, cristianos, armenios y chiíes».
Evacuación
Muchos residentes de las zonas controladas por los rebeldes se están marchando a lo que consideran un territorio más seguro controlado por las milicias kurdas.
Los rebeldes han abierto un corredor hacia la provincia de Raqqa -que está en gran parte bajo control kurdo- para quienes quieran abandonar Alepo y otras zonas que han caído bajo control de la oposición. La longitud del corredor es de unos 200 kilómetros: una parte atraviesa las zonas capturadas por los militantes y otra las zonas kurdas. La gente se dirige hacia allí en autobuses y coches, y se han formado columnas kilométricas de personas. En un solo día, al menos 10.000 personas llegaron a Raqqa desde Tel Rifat y el norte de Alepo. Se están levantando campamentos de tiendas de campaña cerca de la presa de Tabqa, en el río Éufrates.
Las carreteras a Tabqa son relativamente seguras por ahora, según los contactos de The Insider sobre el terreno. Pero lo que ocurrirá con el corredor humanitario es imposible de predecir. «Mucha gente no está dispuesta a hablar con los medios de comunicación, la gente está en estado de shock y prefiere callar, la información en las redes sociales está fragmentada», dice Yussef. El servicio de prensa de los grupos armados kurdos informó del secuestro de 120 coches que salieron del norte de Alepo hacia Raqqa. Fueron detenidos por los rebeldes y conducidos en dirección desconocida.
En el caos actual, ningún corredor ofrece total seguridad a los evacuados. The Insider tiene conocimiento de dos muertes confirmadas de kurdos yazidíes durante la evacuación. Ahmed Hassou, de la aldea de Kibar, murió mientras intentaba huir de la ciudad de Tel Rifat hacia Afrin (su esposa recibió un disparo y fue hospitalizada, pero sobrevivió). Y Mamdouh Bakr Othman fue asesinado el 29 de noviembre cerca de Alepo, y su familia declaró que su cuerpo tenía las marcas de tres disparos.
En los primeros días de diciembre, faltaron alimentos, agua y medicinas en los campos de refugiados, así como mantas y calefactores durante un periodo en el que la temperatura descendió a casi cero grados por la noche. No había suficientes médicos, personal sanitario ni voluntarios. «Mis amigos que fueron a traer a sus familias de allí me dijeron que no había asistencia médica», cuenta Aras Yussef. Y continúa:
«Ayer, un bebé de 4 meses llamado Nouh Mohammad Rasho murió de un resfriado después de que su familia llegara a Raqqa en la caravana que los trasladó desde Shahba. Es originario de Afrin».
«No podemos imaginarnos viviendo bajo el dominio turco»
En los primeros días de la ofensiva, algunos cristianos partieron hacia zonas de Alepo controladas por formaciones kurdas. Ahora, según los interlocutores de The Insider, muchos armenios y cristianos intentan abandonar Alepo a través de un corredor humanitario hacia Raqqa. A pesar de los temores generalizados, el 3 de diciembre se celebró en Alepo el primer servicio cristiano bajo el mando de Hayat Tahrir al-Sham. El metropolita Efrén (Maalouli) de Alepo, jerarca de la Iglesia Ortodoxa Antioquena, dijo que permanecería en la ciudad.
«En el barrio de Aziziyah, uno de los rebeldes rompió un árbol de Navidad, pero fue reconstruido más tarde, no sé quién lo hizo», dijo a The Insider una mujer sirio-armenia de Alepo. «Al día siguiente, oímos a combatientes de la oposición decir a los lugareños: ‘No tengáis miedo, no estamos contra vosotros, nuestras acciones son contra el gobierno sirio, y vuestra vida será mejor'».
Hasta 10.000 armenios permanecen en las zonas bajo control de los militantes, declaró Zare Sinanyan, representante autorizado principal de la República de Armenia para asuntos de la diáspora. Señaló que, aunque las comunicaciones no funcionan bien, está intentando mantenerse en contacto. Según Sinanyan, los armenios de Alepo no pueden abandonar la ciudad. Describió la situación como «tensa».
«Creo que la asociación armenia local sabía que algo iba a pasar, porque el día antes de que llegaran los rebeldes, es decir, el jueves 28 de noviembre, planeaban poner guardias delante de su edificio», dijo a The Insider una residente de Alepo, una mujer armenia que no quiso dar su nombre.
Muchos armenios ven la ofensiva de los militantes vinculados a Turquía como una expansión de Ankara. La comunidad armenia de la región autónoma kurda condenó las acciones de los rebeldes y pidió que se prestara apoyo a las fuerzas kurdas. La representante de la diáspora, Maria Ibrahim, calificó la ofensiva de los militantes de «ocupación turca», cuyo objetivo es que Ankara se apodere del territorio sirio, e instó a la comunidad internacional a proteger la vida de los civiles. La embajada armenia dijo que la evacuación organizada sigue siendo imposible y pidió a sus compatriotas que viven en Alepo y sus alrededores que «descarten por completo los intentos de abandonar la ciudad.»
«Esperamos que se abran las carreteras para salir de la ciudad y podamos marcharnos sin peligro, porque no podemos imaginarnos viviendo bajo el dominio turco», dice un estudiante armenio de Alepo. «Tenemos miedo y no estamos seguros de lo que pueda pasar mañana».
«Lo desconocido da miedo», dice a The Insider otra mujer sirio-armenia de Alepo. «Hasta ahora no ha ocurrido nada malo en la ciudad. Hay más electricidad, lo que es bueno. Las luces se encienden varias veces al día durante más tiempo. Pero son cosas tan pequeñas comparadas con las posibles masacres de las que todo el mundo habla».
Los armenios de Alepo entrevistados por The Insider temen que la invasión de las milicias pro-turcas amenace su identidad.
«No sabemos qué pasará después, sobre todo porque somos armenios y los grupos de la oposición están respaldados por Turquía», se preocupa otra de las interlocutoras de The Insider, una mujer armenia de Alepo. «¿Qué pasará con nuestras escuelas armenias, con nuestra lengua? Quizá dentro de un mes exijan que las mujeres lleven el hiyab, o nos prohíban hablar armenio para enseñarlo en las escuelas. Tal vez nos obliguen a aprender turco o impliquen a nuestros jóvenes en el servicio militar. Podemos imaginar cómo abordará Turquía estas cuestiones».
No es probable que los cristianos o los armenios hagan públicas sus críticas ante una invasión islamista
En las redes sociales han circulado clips que muestran a cristianos de Alepo afirmando que la ciudad está en calma. Sin embargo, cristianos y armenios no son proclives a hacer públicas sus críticas ante la invasión islamista, y los interlocutores sirio-armenios de The Insider se muestran escépticos ante estos vídeos. Sin embargo, la situación con el pan, el agua y la electricidad está mejorando, dicen los residentes locales. Y lo más importante de todo, los rebeldes aún no han acosado seriamente a ningún cristiano.
«El reto ahora para nuestra comunidad [kurda] es asegurarnos de que se respetan nuestros derechos, de que están escritos en la nueva Constitución, de que nuestra lengua sigue existiendo. Tenemos que luchar para que nuestra identidad nacional esté representada en el nuevo gobierno», argumenta Ali desde Damasco.
¿Qué quiere Ankara?
Ankara no reconoce su implicación en la escalada del conflicto. En su intervención en la ONU, el representante permanente turco, Ahmet Yildiz, afirmó que la falta de voluntad de los gobernantes depuestos de Damasco para entablar un diálogo con la oposición condujo a la reanudación de la violencia. En una reciente conversación con Vladimir Putin, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan subrayó que Ankara apoya la integridad territorial de Siria y trata de resolver los conflictos en el país.
Sin embargo, sobre el terreno, todos los kurdos que hablaron con The Insider, así como muchos sirios, culpan a Ankara de la escalada, afirmando que Turquía está directamente implicada en el conflicto en busca de alcanzar sus propios objetivos. Ankara ve a los kurdos sirios como una amenaza terrorista, los acusa de tener vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y está tratando de alejarlos de sus fronteras – si no de destruirlos por completo, que es lo que la mayoría de los propios kurdos creen.
«Turquía y el Ejército Popular Sirio se están aprovechando de la situación actual. Para ellos, esta es una oportunidad para atacar el enclave de Shahba, así como ciudades y pueblos donde se refugian los kurdos desplazados de Afrín en 2018», afirma Aras Yussef.
El número de kurdos en Siria se estima entre 2 y 3 millones, lo que representa entre el 10 y el 15% de la población del país antes de la guerra. Tras el estallido de la guerra civil en 2011, los kurdos declararon la autonomía de sus regiones bajo el nombre de Rojava -oficialmente «Administración Autónoma del Norte y Este de Siria.» Este paso fue posible cuando el gobierno de Bashar al-Assad, centrado en labores de contrainsurgencia en otros lugares, aflojó su control sobre el norte kurdo del país.
La zona autónoma está dividida en las regiones de Afrin, Jizre, Éufrates, Raqqa, Tabqa, Manbij y Deir ez-Zor, que a su vez se componen de unidades más pequeñas: cantones, provincias, distritos y municipios. El ala militar de las fuerzas kurdas está representada por las «Fuerzas Democráticas Sirias» (FDS). Turquía y su aliado, el Ejército Popular Sirio, luchan contra ellas. Y son estas zonas las que Ankara quiere controlar, según sirios entrevistados por The Insider.
Incluso después de la captura de Afrin en 2018, Erdogan afirmó que Turquía seguirá luchando en Siria hasta que elimine el «corredor terrorista» que atraviesa Manbij, Kobani, Tell Abyad, Ras al-Ayn [también conocido por el nombre kurdo de Serekaniye] y Qamishlo. Erdogan también planeaba utilizar la «zona tampón» para acoger al menos a 1,5 millones de refugiados sirios que huyeron a Turquía tras el inicio de la Guerra Civil Siria.
El líder del Partido del Movimiento Nacionalista Turco (MHP), Devlet Bahceli, echó leña al fuego al decir -en el Parlamento- que Alepo es una ciudad tanto turca como musulmana.
«Cuando el gobierno sirio se negó a sentarse a la mesa de negociaciones con los turcos en términos turcos, ése fue el principal factor [de la escalada]», afirma Kamal, periodista afincado en Latakia, situada en la costa mediterránea del país. «Turquía aprovechó el momento en que toda la región estaba agotada por la guerra. Hezbolá y el IRGC están agotados tras los ataques israelíes, y Rusia está preocupada por la guerra en Ucrania. Es el momento más oportuno para Turquía». Añadió que muchos en Siria estaban conmocionados por la respuesta extremadamente muda de Rusia al ataque, así como por la falta de ayuda de Irán.
Pero una semana después de la ofensiva de los militantes, los civiles pensaban cada vez más no en las causas, sino en las consecuencias de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. «Cuando surja la oportunidad, nos iremos sin duda, pero no sabemos adónde ni cuándo, porque no tenemos contactos fuera del país», dice una de las entrevistadas por The Insider, una mujer sirio-armenia de Alepo. Sin embargo, al igual que los demás ciudadanos, espera que Siria acabe teniendo un gobierno que represente los intereses de todos sus grupos étnicos y religiosos.