Los kurdos del norte y este de Siria, en primera línea de la catástrofe regional
Medya News – Matt Broomfield – 17 octubre 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
Turquía, Rusia y Estados Unidos están bombardeando objetivos en Siria. Pero, ¿qué significan estas demostraciones de fuerza para millones de sirios de a pie, especialmente los que viven en la progresista Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria, dirigida por los kurdos? Sólo más muerte y destrucción, escribe Matt Broomfield.
Siria está dividida entre el control autoritario del gobierno central de Assad en el sur y el litoral occidental; aproximadamente el 30% del territorio bajo la DAANES en el norte y el este; Idlib, una gran ciudad y sus alrededores controlados por la rama de al-Qaeda Hayat Tahrir al-Sham (HTS); y zonas a lo largo de la frontera turca ocupadas por Turquía y su red de milicias. Para complicar aún más el panorama, hay soldados rusos y estadounidenses estacionados en distintas zonas del territorio de la DAANES, mientras que Irán y Hezbolá gozan de una fuerte presencia en las regiones controladas por Assad.
Como sugieren los enfrentamientos entre HTS y las facciones alineadas con Turquía, todos estos actores tratan de reforzar su posición en un conflicto que se espera que se recrudezca junto con la guerra de Israel en Líbano. Con Israel golpeando a Hezbolá e Irán, estas milicias perciben una oportunidad para ponerse en primera línea contra Assad, y quizás conseguir más simpatía o apoyo estadounidense/israelí. Pero una reciente ronda de bombardeos rusos pretende enviar el mensaje de que Rusia sigue protegiendo a su cliente en Damasco. Turquía también ha realizado una demostración de fuerza en apoyo de su propia red de milicias yihadistas sobrevolando la región con aviones de combate, y Estados Unidos también ha atacado múltiples objetivos de ISIS en toda la región para recordar su presencia continuada.
A pesar de las recientes acciones agresivas de Israel, la posición de Estados Unidos en Siria se está debilitando en general. Se espera que las tropas estadounidenses abandonen en gran número el vecino Irak tras las próximas elecciones presidenciales, lo que aislará aún más la misión estadounidense a largo plazo en Siria, y las demás potencias regionales tratan de presionar para obtener ventaja. Rusia e Irán patrocinan a milicias y tribus progubernamentales en ataques contra el ala militar de la DAANES, en un intento de abrir una brecha entre la alianza kurdo-árabe que se ha desarrollado en el curso de la guerra contra ISIS. Al mismo tiempo, Rusia ha intensificado su campaña de bombardeos contra Idlib, controlada por los extremistas, matando al menos a diez civiles. Esperan beneficiarse de los cambios de la realidad sobre el terreno llegando a un acuerdo con Turquía. A pesar de los enfrentamientos regulares en Siria, los intereses de ambos países están profundamente entrelazados.
Mientras tanto, Turquía está bombardeando el territorio de la DAANES a lo largo de la línea de contacto en el crucial punto álgido de Manbij. Aunque el presidente Erdogan se autoproclama defensor de Gaza, estratégicamente sigue intentando jugar a dos bandas: mantener un flujo de petróleo a Israel que cubra hasta el 50% de sus necesidades, mientras intenta alinearse como mediador de posguerra con acceso a contratos de reconstrucción y un nuevo papel geoestratégico.
Por su parte, a Estados Unidos le gustaría utilizar su plataforma siria para enfrentarse a Hezbolá y obtener nuevos logros, pero no está dispuesto a comprometer sus propios recursos y carece de un plan claro (solo hay cientos de soldados estadounidenses en territorio sirio, centrados en la continua misión contra ISIS). Los anteriores esfuerzos por presionar al ala militar de la DAANES para que se enfrente a las fuerzas respaldadas por Irán han fracasado, y la DAANES mantiene una postura defensiva pero también trata de mantener abiertas las líneas de diálogo con todos los actores sobre el terreno en Siria. Israel bombardea impunemente a Irán y Hezbolá en Siria, pero estos ataques no podrán acabar con la arraigada presencia de ambas fuerzas en el país.
Si el papel de EE.UU. en la región se debilita aún más, Erdogan esperará dar un paso adelante, tal vez apoderarse de más territorio kurdo y limpiarlo étnicamente, y utilizar el estatus de Turquía como segundo mayor miembro de la OTAN para perseguir objetivos políticos turcos bajo el pretexto de promover los intereses occidentales.
La DAANES es consciente de estos posibles cambios en la dinámica de poder regional y, aunque mantiene un ojo puesto en la dinámica interna turca que podría crear nuevas aperturas para el diálogo turco-kurdo, en los próximos meses se enfrentará a una fuerte presión por parte de los ejes estadounidense, turco e iraní-Assad. El tiempo dirá si son capaces de sortear las nuevas realidades regionales que otorgan más poder al gobierno de Assad y a Turquía.
Mientras tanto, decenas de miles de civiles árabes han cruzado al territorio de la DAANES tras huir de la nueva guerra de Israel en el sur del Líbano, incluidos tanto sirios desplazados originalmente al Líbano como libaneses. La DAANES es uno de los destinos más populares para quienes huyen de la guerra pero están desesperados por evitar volver a regiones bajo el control del brutal régimen de Assad o de la facción de la oposición dominada por los yihadistas. El modelo de cooperación multiétnica de la DAANES podría ser un salvavidas para la región. Pero dadas las complejas circunstancias geoestratégicas por las que debe navegar, la cuestión es más bien si podrá sortear la tormenta que se avecina.