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La piedra en el zapato de Turquía

Dos periodistas, Hêro Bahadîn y Gulistan Tara, y su colega chófer Rêbîn Bekir, iban a realizar un documental en la región kurda de Hewraman. Su coche fue alcanzado por un misil. Bekir tuvo suerte: antes de que el coche estallara en llamas, el impacto lo arrojó por la ventanilla delantera y sobrevivió con heridas graves. Pero allí murieron Gulistan Tara y Hêro Bahadîn. Sus cuerpos carbonizados quedaron irreconocibles.

Los familiares tienen claro que el régimen turco quiere «silenciar a periodistas arrojadas y valientes» para «ocultar la verdad y silenciar las voces contra la injusticia». 
ANF

Argia – Justus Johansen – 21 octubre 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Las periodistas kurdas trabajaban para Chatr Multimedia Productions en la ciudad de Suleimaniyah, en el norte de Irak. Después de salir del hospital a finales de septiembre, Bekir declaró: “Brindamos información sobre el impacto de la guerra de Turquía sobre los civiles y posibles crímenes de guerra. Esto es una pequeña piedra en el zapato de Turquía».

Según la agencia de noticias turca Anadolu, citando «fuentes de seguridad», el ataque fue parte de una operación más amplia de los servicios secretos turcos «para neutralizar a los terroristas del PKK, Partido de los Trabajadores de Kurdistán». Sin embargo, parece que Turquía está asesinando deliberadamente a periodistas para impedir información crítica y así suprimir sistemáticamente la documentación de crímenes de guerra..

Actualmente, Turquía está librando una guerra de ocupación encubierta en Kurdistán del Sur, un territorio en el norte de Irak. Después de 40 años de conflicto con el PKK, el presidente turco Erdogan ha vuelto a declarar una guerra «decisiva» contra la organización. «Por fin, este verano resolveremos la cuestión de la frontera iraquí», anunció a principios de marzo.

Con el pretexto de luchar contra el terrorismo, además de bombardear emplazamientos guerrilleros, Turquía se ha centrado en ataques a la población civil. Es decir: establece bases militares, destruye la agricultura y expulsa a la población local, además de llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales de presuntos militantes kurdos. A finales del verano, nueve civiles kurdos murieron en un período de diez días durante operaciones militares turcas en la región de Kurdistán, ocho de ellos en ataques con drones.

Una estrategia para silenciar a periodistas

Hêro Bahadîn era de Suleimaniyah y trabajaba como editora para Chat. Muchas mujeres jóvenes la consideraban un modelo a seguir y querían trabajar en periodismo como ella, recuerda la gente. Habría comenzado su master en la Universidad de Dortmund en Alemania en dos meses, si no la hubieran asesinado. Para su padre, Abdullah Bahadîn, está claro que el régimen turco quiere «silenciar a periodistas arrojadas y valientes» para «ocultar la verdad y silenciar las voces contra la injusticia».

Gulistan Tara nació en la ciudad de Batman, una ciudad kurda en el sureste de Turquía. Era periodista desde el año 2000 y había pasado los últimos tres años en la productora Chatr en Suleimaniyah. Trabajó para medios kurdos, incluida Jin TV en Rojava. «Estaba siguiendo la pista de la verdad con sus amigas, cuando ella y su colega Hêro fueron quemadas vivas en el coche, pertrechada con su cámara», dice su hermana Ülkem.

Según Reporteros sin Fronteras, «La región autónoma del Kurdistán iraquí se está convirtiendo en uno de los lugares más peligrosos del mundo para los periodistas». Recientemente ha habido un aumento en el número de ataques aéreos mortales contra periodistas y ataques violentos por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno autónomo kurdo. La familia Barzani, que controla el Partido Democrático de Kurdistán (KDP) y tiene estrechos vínculos con el Estado turco, teme que las periodistas expongan sus negocios petroleros.

Las políticas antikurdas de Erdogan

La actitud violenta de Turquía hacia la cuestión kurda no ha cesado desde que el gobierno abandonó el proceso de paz. El líder del PKK encarcelado, Abdullah Öcalan, inició el proceso tras el ascenso de las fuerzas kurdas en las elecciones. En la campaña de destrucción política, miles de activistas y polític@s kurd@s han sido arrestad@s, se han cerrado organizaciones kurdas y la guerra se ha extendido más allá de las fronteras de Turquía. Erdoğan anunció que tenía intención de ocupar un «cinturón de seguridad» de 30 a 40 kilómetros en la frontera entre Siria e Irak, para combatir las «amenazas terroristas» en la región.

Recientemente, 69 premios Nobel firmaron una carta pidiendo a las organizaciones internacionales que presionen a Turquía para que libere a Öcalan, para facilitar la apertura de nuevas conversaciones y una solución política al conflicto. Pero es de esperar que Erdogan continúe con su política antikurda para mantener su poder. Ante las atrocidades de Turquía, los países occidentales guardan silencio, incluida España: recientemente ha fortalecido sus relaciones económicas con Turquía. Sin embargo, se espera que el movimiento de libertad kurdo continúe resistiendo y defendiendo sus logros políticos.


El autor: Justus Johansen, periodista experto en Oriente Medio.

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