Non classé

Kurdistán iraní: Vivir y morir por la libertad

Ornitorrinco– Leandro Albani – 16 julio 2025 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

El pueblo del Kurdistán iraní está integrado por entre ocho y diez millones de personas. Su ubicación histórica es en el noroeste del país, con sus fronteras con otros dos Kurdistánes: el turco y el iraquí. En realidad, para los kurdos y las kurdas esas fronteras son una imposición que comenzó en el siglo XX con la conformación de los Estados nación luego de la disolución del Imperio otomano. 

En la actualidad, Kurdistán es un territorio dividido en cuatro partes. A Irán, Turquía e Irak, se suma Siria. En esos países quedaron atrapados los kurdos que, de diferentes maneras y en distintos momentos históricos, siempre se levantaron en armas, encabezaron protestas masivas y gritaron en todos sus dialectos que esos Estados tienen que respetar sus derechos básicos, como poder hablar en su lengua materna, ejercer su cultura sin persecuciones y, sobre todo, que se los reconozca como kurdos.

Desde hace décadas, el pueblo kurdo emergió como una fuerza definitoria en Medio Oriente. No es para menos, teniendo en cuenta que en total son cuarenta millones de personas y el pueblo más grande del mundo al que se le negó un Estado. 

Rojhilat (Kurdistán Oriental o iraní) se recuesta en las montañas que forman parte de Mesopotamia, una región que fue el escenario del nacimiento de la civilización sumeria. De esos tiempos lejanos viene el pueblo kurdo. En Rojhilat hay agua dulce, petróleo, tierras fértiles y una cultura milenaria que desde hace siglos es negada. 

En las últimas semanas, los kurdos y las kurdas de Irán estuvieron en vilo: doce días de bombardeos cruzados entre Tel Aviv y Teherán encendieron todas las alarmas, no solo a nivel mundial, sino en un territorio que fue el centro del Imperio persa. En la actualidad, en Irán existen partidos políticos kurdos, pero están prohibidos y perseguidos. Para el régimen de los ayatolas, las minorías que viven en el país (baluches, azeríes, árabes, además de kurdos) tienen dos destinos: o la asimilación a la versión persa del islam chiita, o su represión abierta.

Mapa de Kurdistán

Guerra relámpago

Maryam Fathi es representante para Europa de la Comunidad de Mujeres Libres del Kurdistán Oriental (Komalên Jinên Azadiya Rojhilat, KJAR). La KJAR integra el amplio Movimiento de Liberación de Kurdistán, que tiene si origen en 1978 con la fundación del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y la praxis de Abdullah Öcalan, su máximo líder encarcelado desde 1999 en la isla-prisión de Imrali, en Turquía. En Rojhilat, la KAJR tiene relación con el Partido de la Vida Libre de Kurdistán (PJAK) y sus brazos armados, las guerrillas de las Unidades del Kurdistán Oriental (Yekîneyên Rojhilatê Kurdistán, YRK) y las Fuerzas de Defensa de Mujeres (Hêzên Parastina Jinê, HPJ).

Desde Ornitorrinco hablamos con Maryam sobre la guerra relámpago entre Israel e Irán, la postura de su organización ante el conflicto bélico, la situación de las mujeres kurdas en el país y el proyecto político ideológico de la KJAR para un territorio caracterizado donde nacionalidades, religiones y pueblos sobrevivieron a la dinastía de la familia Pahlevi, y desde 1979, tras la Revolución islámica encabezada por el ayatola Ruhollah Jomeini, enfrentan peligros internos y externos permanentes.

Maryam dice que en su movimiento sabían que las tensiones entre Israel e Irán iban a escalar, pero también que la guerra desatada por Tel Avis fue “imprevista”. “La gravedad y cómo fueron los ataques fue una sorpresa. Quienes en el movimiento trabajamos específicamente sobre el tema de Rojhilat sabíamos que esta guerra iba a suceder muy pronto, por las discusiones que tenían, los mensajes que se mandaban -explica-. Con el proceso que sucede en Medio Oriente en los últimos quince o veinte años, teníamos una idea que iba a haber un ataque”.

Maryam encadena hechos recientes: la invasión israelí a la Franja de Gaza, los asesinatos de líderes iraníes dentro y fuera del país por parte de Tel Aviv, la penetración de los servicios de inteligencia israelíes en el régimen de los ayatolas; hechos que, según analizaron de la KJAR y del Movimiento de Liberación de Kurdistán, develaban un enfrentamiento inminente. 

“Queremos la liberación de las mujeres”

Maryam es de Marivan, una ciudad bañada por campos y valles. Hace más de diez años tuvo que abandonar su tierra. Acechada por el régimen iraní, recayó en el País Vasco, donde vivió el tiempo necesario para conocer a ese pueblo, que tiene muchas cosas en común con los kurdos. Ahora en Alemania, la representante de la KJAR no pierde las esperanzas de que un día pueda volver a Rojhilat.

“Nosotras tenemos muy claro qué queremos en la guerra y en la paz. Somos la tercera vía. Queremos la liberación del pueblo y de las mujeres, con los principios y pensamientos que tenemos para nuestra manera de vivir. No queremos ser parte de ninguna de estas bandas (en referencia a Israel e Irán), de las hegemonías ni de los Estados nación, ya sean Irán, Israel o Estados Unidos ni de nadie”, remarca. 

Para Maryam, las guerras que cruzan a Medio Oriente “no traen paz a los pueblos, no traen la democracia ni la liberación de las mujeres, y tampoco democratizan a los pueblos. Estas guerras se oponen al proceso de lucha social y de democratización en Medio Oriente, pero sobre todo de Irán”.

Maryam Fathi es representante para Europa de la Comunidad de Mujeres Libres del Kurdistán Oriental. Crédito: Agencia ANF.

En doce días, las bombas que cruzaron fronteras, ríos y montañas dejaron como saldo cientos de civiles asesinados. También volvieron al mundo un lugar más inseguro. Israel, poseedor de armas de destrucción masiva, desató una lluvia de fuego contra las plantas nucleares iraníes, asesinó a altos mandos militares del régimen y presionó a Estados Unidos para que ingresara de forma directa en la guerra. Irán respondió con contundencia y demostró su capacidad militar. En medio, el presidente estadounidense Donald Trump se autoproclamó “árbitro” y arrastró la situación a un punto crítico.

Frente a este panorama, las principales fuerzas kurdas de Irán rechazaron la guerra. Tanto el PJAK como el Partido Democrático de Kurdistán-Irán (PDKI) y Komala (de izquierda), criticaron por igual a los gobiernos de Israel e Irán, y llamaron a defender los territorios kurdos. En el caso del PJAK y de la KJAR anunciaron que estaban en condiciones de defender militarmente Rojhilat ante cualquier ataque. Además, convocaron a la unidad de kurdos, azeríes y baluches para rechazar una guerra entre poderes, que para nada beneficia a los pueblos de Medio Oriente.

Jin, Jiyan, Azadi

Un punto de inflexión en la dinámica interna en Irán se marcó a fuego el 16 de septiembre de 2022: ese día, la policía de la moralidad de Teherán asesinó a la joven kurda Jina Amini. ¿La razón? Una golpiza a la muchacha por llevar mal puesto el velo, que en Irán es obligatorio para las mujeres. A partir de ese día, miles de mujeres en todo el país -pero con una participación sostenida de las kurdas- salieron a las calles.

Junto a hombres, ancianos y hasta niños, le dijeron “basta” al régimen de los ayatolas. La consigna de las manifestaciones que duraron varios meses fue “Jin, Jiyan, Azadi”, término acuñado por el movimiento de mujeres de Kurdistán que significa “Mujer, Vida, Libertad”.

“Después de la revolución ‘Jin, Jiyan, Azadi’, en el país hay un cambio radical en el pueblo, que tal vez tiene claro lo que no quiere, pero capaz no tiene tan claro lo que quiere -reflexiona Maryam-. Pero el pueblo kurdo sí tiene en claro lo que quiere, por eso luchamos por una convivencia pacífica, por los derechos que todos los pueblos, por el respeto a la multiculturalidad y la multietnicidad, y en defensa de una autonomía democrática”.

La representante de la KJAR cuenta de forma descarnada algunos aspectos internos en Irán: “Los líderes militares iraníes asesinados por Israel son quienes nos asesinan a nosotras. Son quienes ordenan las ejecuciones. Cada mes en Irán se ejecuta a más de cien personas. Hay presos políticos y sociales, hay una corrupción muy fuerte, se vive en un sistema dictatorial, islamista, que no respeta los derechos de nadie ni a ninguna identidad, nacionalidad o religión a la que pertenezcas. La única identidad que se debe respetar es la del Estado nación. La gente no se siente triste ante el asesinato de estos militares, pero eso no quiere decir que estén de acuerdo con la guerra”. 

Maryam analiza que existe “un proceso muy corto desde Afganistán a Irak, después a Siria y Líbano, a Ucrania”, y en esos países que vivieron o viven la guerra “no vemos más democracia o algo que ganó el pueblo”. 

Autonomía para Rojhilat

El Movimiento de Liberación de Kurdistán tiene una propuesta político-ideológica que su líder, Abdullah Öcalan, sintetizó en cinco libros que conforman un corpus titulado “Manifiesto por una Civilización Democrática”. En esos libros, el fundador del PKK, desde la isla-prisión de Imrali (en condiciones de total asilamiento y sin casi materiales de consulta), analizó la larga historia de los pueblos de Medio Oriente, rechazó con dureza lo que definió como “modernidad capitalista”, criticó desde diferentes ópticas la experiencia del socialismo real y rompió con líneas de pensamiento que se remontan a los tiempos de los tiempos. Como contracara, propuso el “confederalismo democrático”.

A partir de ese momento, el movimiento bajo su liderazgo dejó de luchar por la creación de un Estado nación kurdo independiente, llamó a crear “autonomías democráticas” dentro de los países y convirtió a sus fuerzas guerrilleras en unidades de autodefensa con el fin de proteger los territorios controlados.

En 2012, la iniciativa de Öcalan tuvo su primer gran desafío práctico. En Rojava (Kurdistán sirio), el movimiento kurdo se levantó en armas y declaró la autonomía del territorio fronterizo con Turquía. Primero contra Al Qaeda y después contra el Estado Islámico (ISIS), las Unidades de Defensa del Pueblo y de las Mujeres (YPG/YPJ) resistieron todos los embates, mientras que los y las militantes junto al pueblo comenzaron a crear instituciones que suplantaran al Estado sirio, que se había retirado casi en su totalidad de la región.

Una integrante femenina del grupo anti-iraní, el Partido de la Vida Libre de Kurdistán (PJAK), se encuentra junto a un cartel de una camarada muerta, en el terreno de su base ubicada en lo profundo de las montañas de Qandil, en la región autónoma kurda del norte de Irak, el 5 de mayo de 2014. El PJAK es una organización política y militante kurda que ha llevado a cabo una lucha armada intermitente desde 2004 contra el gobierno iraní, con el objetivo de obtener derechos culturales y políticos, así como la autodeterminación para los kurdos en Irán. Crédito: AFP/SAFIN HAMED.

Maryam retoma esa experiencia que sigue en pie y asegura que “el ejemplo de la autoadministración en el norte y el este de Siria en este momento puede ayudar a que Irán no siga el camino de Afganistán”. Cuando las bombas caían sobre Irán, desde el PJAK y la KJARE llamaron a crear comités populares para defender el territorio y declararon que se encontraban en condiciones de implementar zonas autónomas en Rojhilat. El final intempestivo de la guerra, decretado por Trump en sus redes sociales, dejó latente esa posibilidad.

“El PJAK y la KJAR estamos preparados totalmente tanto para la autodefensa como a nivel de organización para ser la vanguardia de nuestro pueblo, para cuidarnos y no ser las perdedoras de todo esto -remarca-. Porque la sociedad y los pueblos son quienes pierden en las guerras. Esa fue nuestra declaración y es nuestro camino. No somos parte de ninguna de estas bandas que están creando estas guerras”.

Guerra interna en el Estado

¿Qué ocurrirá con el futuro de Irán? Es difícil saberlo. Durante la guerra, el régimen no sólo mostró su poderío militar, sino también que cuenta con respaldo popular en muchas capas de la sociedad. Para Maryam, el sistema iraní -donde convergen militares, religiosos, burócratas, una burguesía sedienta de negocios y una clase política controlada por el Estado- “se ha debilitado bastante tanto a nivel militar como científico en el tema nuclear. La inteligencia israelí ganó, pero creo que ninguno de los dos países es el ganador de esta guerra. Cada uno por su lado pueden hacer propaganda, eso lo hacen todos los Estados que están en la guerra, y ninguno admite sus pérdidas”. 

La representante de la KJAR puntualiza que el debilitamiento del régimen iraní es en el exterior, pero también hacia adentro, sobre todo porque existe “una guerra en la estructura del Estado”. Según Maryam, los servicios de inteligencia israelíes -utilizados por Tel Aviv como una de sus armas más preciadas- penetraron “en el nivel más alto de la República Islámica y pudieron llegar a tanta gente de nivel alto. Eso es una pérdida, porque crea desconfianza dentro del mismo Estado”. 

Aunque para el movimiento kurdo el régimen iraní salió golpeado de la guerra, sus estructuras parecen firmes. La represión interna demuestra uno de sus métodos de sobrevivencia. “Irán está ejecutando diariamente a la gente bajo la excusa de que son espías de Israel -advierte Maryam-. No están buscando a los espías dentro de sus propias estructuras estatales. La gente común no sabe dónde se encuentra un militar de alto rango, que ni siquiera lleva su teléfono móvil. Mucho de esos militares ni siquiera llevan sus móviles, pero fueron asesinados en sus habitaciones cuando dormían”. 

“El Estado iraní se está aprovechando y toma venganza contra el pueblo. Es un Estado que siempre cuando pierde fuera de sus fronteras, y esta vez también ha perdido dentro, se vengan con el pueblo -manifiesta -. Se está ejecutando diariamente a la gente inocente. Aunque no sabemos si son inocentes o no, porque para eso tiene que haber un juicio democrático, una investigación, pero en Irán no sucede. Hay gente que fue detenida hace tres años durante el levantamiento ‘Jin, Jiyan, Azadi’ y ahora los están ejecutando”. 

En la actualidad, las activistas kurdas Verisheh Moradi y Pashkan Azizi esperan en prisión que el Estado aplique las condenas a muertes que recaen sobre ellas, dictadas en 2024 por el Tribunal Revolucionario de Teherán, en procesos irregulares y sin resguardo jurídico. En Irán, a los kurdos y a las kurdas la justicia las condena por rebelión contra el régimen, propaganda contra el sistema, por pertenecer a supuestas organizaciones terroristas o por “apostasía”. Si un hombre o una mujer ingresa a una cárcel iraní por alguna de estas acusaciones, lo que sigue es un suplicio que incluye torturas físicas y psicológicas, y la negación total de sus derechos.

Miembros armadas femeninas del PJAK, fotografiadas durante un entrenamiento en el año 2012 en las montañas de Kandil, en el norte de Irak. Crédito: CORBIS/SEBASTIAN MEYER.

“Los pueblos no se van a rendir”

“El Estado iraní está quemando todo, atacando al pueblo, hay detenciones masivas, sobre todo en Rojhilat y en Baluchistán, donde hay más movimientos en su contra. De esta manera se venga contra los pueblos que están más organizados dentro de Irán y que demandan sus derechos”, manifiesta Maryam

Según diferentes organizaciones de derechos humanos y de la propia KJAR, desde el día en que se declaró el alto el fuego entre Israel e Irán, el régimen de los ayatolas detuvo a más de cuatrocientas personas en Rojhilat. “Eso es lo que nosotras sabemos, porque hay muchos familiares que no dicen nada por miedo o por amenazas -expresa-. En Irán están deshumanizando a la gente, están declarando la guerra contra el pueblo y dicen que todos son espías. De esta manera, se está generando miedo para que los pueblos no se organicen”. 

Como reflexión final, la representante de la KJAR afirma: “El Estado iraní está tomando un mal camino, porque antes y después de la República la gente luchó y lucha por sus derechos. Sea cual sea la excusa para masacrar al pueblo, los pueblos no se van a rendir. La lucha sigue en pie en Irán y las mujeres no van atrás, van adelante en esta lucha”.


EL AUTOR:

Leandro Albani (1980, Pergamino). Periodista. Autor de los libros "Kurdistán. Crónicas insurgentes" (Junto a Alejandro Haddad), "Revolución en Kurdistán. La otra guerra contra el Estado Islámico", "ISIS. El ejército del terror", "Mujeres de Kurdistán. La revolución de las hijas del sol" (junto a Roma Vaquero Diaz), "No fue un motín. Crónica de la masacre de Pergamino", "Ni un solo día sin combatir. Crónicas latinoamericanas" y "Kurdistán urgente. Historias de un pueblo en resistencia".

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies