El nombre de mi hijo es Traidor: Una historia de la incesante pena de los Yazidíes.
Hay algunos dolores que son imposibles de describir, que no pueden ser explicados ni comprendidos. Algunos dolores son imposibles de percibir, de aceptar; como la madre que llama a una parte de sí misma, a su hijo, “Traidor”. En el centro de Duhok, una ciudad en el Sur de Kurdistán, hay una construcción de cinco pisos a medio terminar, hogar de kurdos yazidíes. Lo llamamos “hogar”, pero en realidad es solo un esqueleto cubierto de hormigón. Desprotegidos, sin muros ni
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