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El experimento de Rojava

Detrás de los frentes en Siria, una región autónoma kurda está llevando a cabo un intento radical por la igualdad de género.

La brutal toma de Aleppo por las fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados a finales de 2016 no es un buen presagio para otro enclave de resistencia: el área predominantemente kurda del norte de Siria. Aquí, en una larga franja de tierra que discurre casi continuamente de este a oeste a lo largo de la frontera con Turquía, se está llevando a cabo desde 2012 un experimento secular radical con las mujeres a los mandos.

La mayoría de los periodistas están, comprensiblemente, preocupados por las historias de muerte, destrucción y refugiados que han llegado a definir Siria. Pero eso significa que muchas personas políticamente comprometidas en Gran Bretaña nunca han oído hablar de Rojava, el nombre que los kurdos dan a esta parte de su patria, la cual está dividida entre Siria, Turquía, Irak e Irán.

Fui una de los últimos periodistas en permitirme cruzar la frontera del Kurdistán iraquí en marzo de 2016. El contraste entre las dos áreas predominantemente kurdas de Siria e Irak no podía ser más severo. En el lado sirio, no había un centro comercial, valla publicitaria, rascacielos o autopista a la vista, casi un idilio rural. El extraño paisaje desarbolado estaba salpicado de «cigüeñas» (bombas de varilla para la extracción de crudo), pozos de petróleo que explican en parte por qué el ISIS había intentado establecer su califato aquí y por qué Rojava será amargamente reclamada por todas las potencias regionales. La entrada y la salida de cada pequeña ciudad y pueblo están custodiadas por puestos de control y hay barreras de hormigón frente a todos los edificios oficiales, pero no se percibe la devastación que caracteriza al resto de Siria.

Las fuerzas defensivas voluntarias de Rojava han combatido al ISIS tan eficazmente que una coalición encabezada por Estados Unidos proporciona cobertura aérea y experiencia militar y se encuentra avanzando hacia Raqqa al tiempo que se edita este artículo. Las fuerzas de defensa exclusivamente femeninas, las YPJ, que luchan junto a las YPG, mixtas, dieron a la audiencia occidental una primera visión de esta revolución por medio de fotos «sexy» de mujeres kurdas con uniformes militares y pañuelos florales. Adornaron nuestras pantallas de televisión cuando liberaron a las mujeres y niños yazidi del asedio del ISIS en el monte Sinjar en diciembre de 2014, así como en la liberación de Kobani, tras su bien publicitado asedio por el ISIS, en enero de 2015. Pero no nos dieron pistas sobre el tipo de sociedad que estas mujeres estaban construyendo. Se puede mantener la cínica visión de que las mujeres están siendo utilizadas, bajo el disfraz de la igualdad, como carne de cañón, simplemente porque el esfuerzo bélico requiere poner todas las manos a la obra. Sin embargo, no sólo las mujeres están representadas equitativamente en el mando conjunto y en el consejo militar que dirigen estas fuerzas, sino a todos los niveles, como parte de un compromiso explícito con la igualdad de género.

Esta región autónoma, con una población multiétnica de entre 3,5 y 5 millones de personas (no se dispone de cifras exactas debido a los desplazamientos provocados por la guerra), está experimentando una estructura «sin estado», organizada de abajo hacia arriba, sostenida por la la organización multipartidista Tev-Dem, el Movimiento por una Sociedad Democrática, en el que participa el PYD (Partido de Unión Democrática), que tiene vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de Turquía. Los barrios forman comunas y eligen a sus representantes en el siguiente nivel sobre el principio de copresidencia de un hombre y una mujer, que comparten el papel dirigente. El mismo principio se aplica en los demás niveles, hasta la ciudad y el nacional, incluyendo el funcionamiento de cooperativas, escuelas, el ejército, la policía; de hecho, cualquier institución que se quiera nombrar.

Kongreya Star, la organización paraguas de las mujeres, desarrolla una estructura autónoma, exclusivamente de mujeres, paralela a Tev-Dem, para asegurar que todas las cuestiones identificadas como importantes para la comunidad son tratadas desde una perspectiva feminista. «El desequilibrio histórico del poder no puede ser corregido simplemente introduciendo cuotas para las mujeres o con el principio de copresidencia», dice Delal Afrin, jefa de la Unidad Económica de Mujeres. «La confianza con que los hombres y las mujeres vienen al trabajo será diferente a menos que se refuerce la confianza de las mujeres por medio de la autosuficiencia, la formación y  la práctica que adquieren en la creación de cooperativas. Una sociedad que es capaz de organizar una economía en la que las mujeres asumen roles productivos es el signo de una sociedad madura y reflexiva». Inclinar el equilibrio a favor de las mujeres resuelve la vieja discusión sobre si se necesita ir más allá para crear un campo de juego nivelado. Lo haces.

Hay comités para gestionar la salud, la educación, la economía, los servicios públicos y la resolución de conflictos, que incluye la violencia doméstica. Si no son capaces de resolver el asunto, el caso se remite a las asayiş femeninas, o agentes de policía, que se ocupan de las cuestiones de violencia doméstica y sexual. Si los tribunales dictaminan que el perpetrador debe ser encarcelado, es trasladado para recibir entrenamiento en igualdad de género y vuelve a casa solamente si la mujer así lo quiere y parece haber sido reformado. La situación es entonces seguida por el comité de resolución de conflictos.

Kongreya Star se creó en 2012 y ya dicen haber logrado abolir el matrimonio infantil, el matrimonio forzado, la mutilación genital femenina y la poligamia. Los crímenes de honor, la violencia y la discriminación contra las mujeres han sido criminalizados. Se han tomado medidas para evitar cualquier intento de impedir que una mujer se case por su propia voluntad. Las mujeres, independientemente de su estado civil, tienen el derecho a la custodia de sus hijos hasta la edad de 15 años. El testimonio de una mujer ha sido declarado igual al de un hombre. Las mujeres ahora tienen el mismo derecho hereditario. Los contratos matrimoniales serán emitidos por los tribunales civiles. Los tribunales de la sharia, el medio favorito de Assad para tratar las disputas domésticas, han sido disueltos en esta parte de Siria. Mona Abdsalam, de SARA, una organización con sede en la ciudad de Qamişlo que apoya a las mujeres que escapan del abuso doméstico, cree que la incidencia de la violencia se ha reducido a la mitad desde la aprobación de estas leyes.

La revolución de Rojava debe mucho a las ideas de Abdullah Öcalan, fundador del PKK, que históricamente luchó por un Estado-nación kurdo independiente en la región. Encarcelado en Turquía desde 1999, es considerado terrorista a causa del conflicto permanente entre su organización y el Estado turco. De hecho, el PKK es una organización prohibida en muchos países, incluyendo el Reino Unido. Su pensamiento ha evolucionado en parte como resultado de sus conversaciones con mujeres de su partido, en particular con Sakine Cansiz, cofundadora del PKK, asesinada en París en 2013. En su panfleto “Liberando la Vida”, Öcalan sostiene que ninguna sociedad puede ser libre hasta que lo sean sus mujeres. Es quizás el primer líder que pone a las mujeres en el centro de su revolución. Afirma que «ninguna raza, clase o nación está sometida a la esclavitud sistemática como el ama de casa» y cree que la religión inhibe severamente la igualdad de las mujeres.

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Öcalan había estado movilizando a los kurdos en Siria desde 1980, hasta que fue expulsado en 1998. Su presencia fue tolerada por Assad porque actuaba como un freno a las ambiciones turcas en Siria. El PKK atrajo a miles de kurdos sirios a sus filas en la década de 1980 y dominó los partidos políticos kurdo-sirios. Muchos lucharon contra Turquía en nombre del PKK, lo que supuso tal servicio para los intereses sirios, que el Estado sirio no reclutaba kurdos para el servicio militar porque la militancia en el PKK se reconocía en la práctica como sustitutiva.

Aquéllos que han seguido la historia del PKK, sobre todo a lo largo de su fase estalinista, cuando sus disidentes eran asesinados, pueden ser reacios a aceptar esta nueva fase en el pensamiento de Öcalan. Pero sus ideas han cambiado drásticamente de varias maneras: Öcalan también ha disminuido su demanda de un Kurdistán independiente. Esto es en parte en reconocimiento a la naturaleza multiétnica de la región -donde árabes, turcomanos, cristianos y yazidis viven junto a los kurdos -, pero también porque ahora ve al Estado-nación como inherentemente patriarcal y antidemocrático. Muchos kurdos que se sintieron atraídos por la idea de un Estado-nación como una forma de escapar de la opresión a que se enfrenta su comunidad en Turquía, Siria, Irak e Irán no han podido suscribir estas nuevas ideas. Mientras que el PKK en el sudeste de Turquía lucha para implementar las ideas de Öcalan en medio de un conflicto reabierto con las fuerzas gubernamentales (como ocurre en menor grado en Irán), los kurdos en Irak están gestionando un estado independiente de facto sobre líneas tribales socialmente conservadoras y dentro de marco económico capitalista.

El nuevo enfoque de Öcalan sobre los derechos de las mujeres mira al futuro, aunque no sin problemas. Su enfoque se basa parcialmente en una visión idealizada de la sociedad neolítica antes del surgimiento del Estado-nación, especialmente en la cuna de Mesopotamia, donde las comunidades kurdas han tenido su base histórica. Meredith Tax describe este aspecto del pensamiento de Öcalan en términos bíblicos en su libro “Un camino imprevisto: las mujeres luchan contra el Estado Islámico”: «Ahora Kurdistán, el lugar del pecado original, debe convertirse en el lugar donde se invierte este pecado». Implica una especie de estado mítico, cuando todo estaba bien en el mundo y hombres y mujeres eran iguales, el Edén antes de la caída.

Del mismo modo, el edicto de Öcalan a los cuadros del PKK (muchos de ellos kurdos sirios que regresaron a casa para luchar en 2012) de renunciar al sexo porque «es imposible imaginar otra institución que esclavice como el matrimonio» parece una bienvenida crítica al patriarcado, pero de hecho refuerza las restricciones a la libertad sexual de las mujeres. Amina Omar, jefa del ministerio de mujeres, me dijo que la mayor demanda de alojamiento en su refugio de 12 camas proviene de mujeres solteras que han quedado embarazadas y están tratando de escapar de la ira de su familia. El único ejemplo de desigualdad institucional que encontré fue que a las mujeres, una vez casadas, no se les permitía unirse a las YPJ, mientras que a los hombres casados se les permitía unirse a las YPG, una desigualdad justificada por «nuestra sociedad conservadora». La desaprobación generalizada de las relaciones sexuales, ya sea desde una perspectiva progresista o conservadora, impidió cualquier discusión sobre las cuestiones LGBT, que fueron descartadas como una «aberración» o como poco importantes en un contexto revolucionario.

Estas contradicciones internas, junto con la escasez provocada por una economía de guerra, no son las únicas amenazas a este frágil experimento. En el frente internacional, Rojava está tan asediada que incluso sus amigos son sus enemigos: el Kurdistán iraquí ha cerrado sus fronteras con Rojava y está construyendo una verdadera trinchera para marcar la separación. Sus cuerdas son tensadas por Turquía, con quien tiene amplios vínculos comerciales. Es probable que los Estados Unidos den la espalda a Rojava una vez que el ISIS haya sido derrotado; el proyecto anticapitalista de Rojava es una amenaza para los valores que América defiende. Turquía, en su frontera norte, tiene tanto miedo de que el exitoso experimento kurdo sirio se extienda a Turquía, que ha cerrado las fronteras y ha estado patrocinando grupos rivales rebeldes para combatir a los kurdos.

Tampoco Rojava está obteniendo el apoyo que se esperaría de las fuerzas progresistas interesadas en la igualdad y los derechos humanos, que necesita desesperadamente para salir de su aislamiento. El hecho de que haya recibido el apoyo de ambas potencias imperiales (Rusia también proporcionó cobertura aérea en una etapa) ha creado sospechas entre la gente de izquierda en el Reino Unido. El jefe del control fronterizo de Rojava, el señor Karawan, con el que tuve un amplio debate sobre la política mundial mientras esperaba el permiso de entrada, dijo que tienen que aceptar el apoyo de cualquiera que esté dispuesto a proporcionarlo porque su supervivencia es primordial. El hecho de que Rojava mantenga una línea clara respecto al extremismo religioso y, por lo tanto, esté preparada para luchar contra las facciones islamistas de los rebeldes sirios antagoniza a algunos partidarios de otros grupos rebeldes contra Assad.

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Hay críticas más prominentes, también. Un informe de Human Rights Watch publicado en 2014, “Bajo la regla kurda: Abusos en los enclaves del PYD en Siria” investigó «arrestos arbitrarios, abusos durante la detención, violaciones del proceso debido, desapariciones y asesinatos no resueltos y el uso de niños en las fuerzas de seguridad del PYD». Sin embargo, el informe reconoce que, en comparación con las acciones del gobierno sirio y algunos rebeldes sirios, «los abusos de los derechos humanos cometidos por el PYD y sus fuerzas de seguridad son mucho menos atroces y generalizados». Escritores influyentes en Siria como Robin Yassin-Kassab (entrevistado en New Humanist en otoño de 2016) también se muestran ambivalentes. En una entrevista Socialist Worker, Yassin-Kassab dijo que Rojava es un «desastre» porque es un experimento kurdo que se impone sobre las áreas árabes, pero al mismo tiempo alaba la revolución de Rojava. Describe que el PYD es autoritario y dice que es «probablemente mejor que la mayoría de los partidos políticos que operan en la región». En su defensa, la administración de Rojava señalaría que cuando sus fuerzas liberaron la ciudad de Manbij del ISIS, se dejó el autogobierno a la población local, predominantemente árabe, que decidió no aplicar la regla de copresidencia. La igualdad de género fue sacrificada en nombre de la democracia.

Un informe de Amnistía de 2015 indicaba que las YPG/YPJ habían desplazado a la fuerza a población local y arrasado aldeas árabes que había liberado del ISIS. En respuesta, las YPG/YPJ dijeron que a los residentes no se les permitió regresar hasta que sus aldeas quedaron despejadas de las minas dejadas por las fuerzas del ISIS en retirada y señalaron que las entrevistas de Amnistía con los aldeanos árabes habían sido facilitadas por los propios combatientes YPG/YPJ.

El liderazgo central de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad también se opone a Rojava, aunque algunas ramas locales como la de Brighton siguen una línea diferente. Esto resulta desconcertante, ya que todos los objetivos por los que están haciendo campaña en favor de las mujeres sirias parecen haberse cumplido en Rojava. Puede que su apoyo a las soluciones pacíficas al conflicto no encuentre acomodo para la lucha armada por parte de las YPJ, aunque se lleve a cabo en legítima defensa. En una reunión reciente, Madeleine Rees, secretaria general de la WILPF, parecía sugerir que se trataba simplemente de esperar, porque las tensiones internas en el ISIS conducirían a su implosión. Laila Alodaat de WILPF también se mostró preocupada por el reclutamiento de niños por las YPG/YPJ. Un reportaje sobre las YPJ, Her War (Su Guerra), filmado en 2015, incluía entrevistas con chicas de 16 años. El reclutamiento de niños no puede justificarse sino por contexto. Un informe de la ONU de 2015 encontró que 24 niños habían sido reclutados por las YPG/YPJ frente a 142 por el Ejército Sirio Libre, una importante coalición rebelde en otras partes de Siria. (Un representante de las YPJ, Deniz Sipan, declaró recientemente que la edad de reclutamiento es ahora de 18 años). Cito estas cifras no para condonar las prácticas de las YPG/YPJ, sino simplemente para mantener un sentido de proporción.

Sin embargo, el experimento Rojava nos enseña mucho de qué aprender. Otras zonas rebeldes de Siria han tratado de promulgar el autogobierno y la democracia directa, pero Rojava, que ha logrado una representación del 40-50 por ciento de mujeres, mientras que algunos consejos en las zonas rebeldes fuera de Rojava sólo han alcanzado el 2 por ciento de representación a pesar del enorme trabajo sobre derechos humanos realizado por las mujeres sobre el terreno, se destaca por razones de igualdad de género. El rechazo del fundamentalismo religioso explica en parte por qué; y este hecho debe ser considerado en las deliberaciones de otros movimientos similares y sus partidarios en todo el mundo.

Debemos estar atentos a la evidencia de medidas de represión contra la libertad de expresión y los derechos humanos que, como el gusano de los bosques, pudren los objetivos de la revolución desde el interior. Pero, por el momento, tenemos que demostrar solidaridad crítica con una iniciativa atrevida para construir un futuro alternativo. Si Rojava tiene éxito, en contra de las probabilidades, se fortalecerá la determinación de todos aquéllos en el mundo que ponen a la gente y el planeta por delante de los beneficios. Incluso si fracasa, sería un recordatorio de que el impulso humano por la justicia y la igualdad no puede ser aplastado indefinidamente.

Fuente: Kurdish Question

Autoría: Rahila Gupta

Fecha de publicación del original: 16/03/2017

Traducido por Rojava Azadî

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