EL Estado Islámico se filtra en el Kurdistán Iraquí
Artículo traducido por Rojava Azadi. Original en Al-Monitor
Hace unas dos semanas, las fuerzas de seguridad kurdas iraquíes (Asayish) capturaron a otro grupo de terroristas que planeaban un ataque mortal en la ciudad de Erbil. Su capacidad para detener de manera efectiva este atroz plan, ayudadas por el hermano de uno de los conspiradores, salvó vidas y desveló la identidad de los terroristas: residentes kurdos de Erbil que profesaron su lealtad al Estado Islámico (EI) y a su líder Abu Bakr al-Baghdadi, y que estaban vinculados entre sí por una mezquita e Internet. Los apoyos locales a los conspiradores -, así como de las células terroristas previamente descubiertas – significan que el alcance social del EI va más allá de las líneas del frente en los territorios disputados de Irak. El grupo terrorista ha sido capaz de alimentarse de, y radicalizar a, los kurdos no sólo a través de la ideología salafista de carácter extremista, sino también gracias a las profundas injusticias ligadas a las condiciones económicas y políticas dentro de la región del Kurdistán iraquí.
Desde su ataque en Mosul hace un año, el EI ha penetrado en la región del Kurdistán en diferentes frentes. El más evidente ha sido a lo largo de las fronteras del Gobierno regional del Kurdistán (GRK) con 1.000 nuevos kilómetros (621 millas) de primera linea de frente en territorios en disputa, que se han convertido en un campo de batalla entre nacionalistas radicales-salafistas, suníes árabes, los combatientes extranjeros y los peshmerga kurdos. Las amenazas del EI también se han sumado a los masivos cambios demográficos y al desbordante movimiento de desplazados árabes suníes hacia la región del Kurdistán – alrededor del 20% del total de la población árabe suní iraquí. Estas amenazas externas han obligado al GRK a incrementar la seguridad fronteriza y a limitar los permisos de viaje principalmente a las poblaciones árabes, tanto hacia el interior como dentro del propio Kurdistán iraquí.
Sin embargo, el EI también ha incidido en la región del Kurdistán mediante el reclutamiento y la radicalización de los jóvenes kurdos. Según el Ministerio de Donaciones y Asuntos Religiosos del GRK, al menos 500 jóvenes kurdos iraquíes se han unido al EI hasta el momento para luchar en los campos de batalla en Mosul y Siria. Un medio de reclutamiento local son las mezquitas kurdas, y a través de clérigos salafistas extremistas locales. Dos de los más influyentes de estos clérigos reclutadores son el iman Gailani desde Sulaimaniyah y el mulá Shwan, un conocido mulá vinculado a una mezquita en Erbil bajo los auspicios del Ministerio de Donaciones Religiosas del Gobierno Regional de Kurdistán. La unión del mulá Shwan al EI fue particularmente impactante dado que se le consideraba un líder religioso moderado y aliado del Ministerio de Donaciones Religiosas del GRK.
¿Cómo se explica este giro hacia el EI por parte de musulmanes kurdos suníes aparentemente moderados dentro de la relativamente próspera región del Kurdistán? La radicalización no es un fenómeno nuevo en el Kurdistán iraquí, y está tanto política como económicamente inspirado, además de ideológicamente motivado. Se hizo notable antes y durante la guerra civil kurda (1994-1998), cuando los individuos descontentos y los islamistas radicalizados aprovecharon el vacío de poder para expandir su influencia. Algunos se unieron al Movimiento Islámico del Kurdistán, mientras que otros recurrieron a las mezquitas en Erbil, donde se llevan a cabo «clases nocturnas» y en las que las células extremistas echaron raíces – las precursoras de Ansar al-Islam. Es durante este período cuando el término «profesores durante el día, terroristas por la noche» se popularizó, refiriéndose a la población local, incluyendo a profesores universitarios, que se convirtió en parte de los grupos radicalizados.
De hecho, los dos principales partidos, el Partido Democrático del Kurdistán y la Unión Patriótica del Kurdistán, terminaron prohibiendo las clases nocturnas, disolviendo y expulsando a las células islámicas radicalizadas a la zona fronteriza entre Halabja e Irán, y asesinando posteriormente a algunos líderes de Ansar. También comenzaron a politizar las mezquitas como un medio para controlar a los líderes islámicos, cooptar a los grupos islámicos y consolidar las de redes de patronazgo del partido, especialmente mientras [ambos partidos] permanecían profundamente divididos en el contexto posterior a la guerra civil. Una de las formas era a través de la financiación y la construcción masiva de mezquitas. Según el Ministerio de Donaciones y Asuntos Religiosos del GRK, la región del Kurdistán tiene más mezquitas que cualquier otro país en el mundo en términos de superficie y población: unas 5.200 mezquitas para una población estimada de 4,8 millones. La construcción de mezquitas vino acompañada también de beneficios fiscales y de prestigio social (algunas localidades tienen varias mezquitas, pero no una escuela secundaria femenina). Tan sólo en 2010, los locales adinerados construyeron 500 mezquitas en la región del Kurdistán, la mitad de las cuales en la provincia de Erbil. Esta campaña incluyó además la formación e influenciación de mulás, la imposición en las mezquitas de sermones aprobados por el gobierno que fomentasen la moderación, y/o la colocación de clérigos sobre los cuales el partido tenía influencia, encargándoles el asegurar el apoyo político y prevenir la oposición. (Hoy en la región del Kurdistán, el término «salafista» es considerado por algunos como un mulá que apoya al Gobierno Regional de Kurdistán.)
Incluso entonces, el control del partido sobre las mezquitas y los mulás no ha impedido totalmente que la radicalización continuara. Los análisis en los medios de comunicación kurdos indican que los líderes salafistas yihadistas están emitiendo mensajes radicales en 10 estaciones de radio diferentes dentro de la región del Kurdistán. Tampoco son las mezquitas la principal o única fuente de reclutamiento del EI. La mayoría de los kurdos que se han unido al EI no lo han hecho meramente por la ideología. De acuerdo con una fuente kurda iraquí que se relaciona y que simpatiza con algunos jóvenes kurdos que se unieron al EI, ninguno de ellos fue reclutado por las mezquitas. De hecho, fueron influenciados por los extremistas salafistas cuando se encontraban en la universidad en Erbil y, a su vez, influyeron a amigos de su ciudad natal, en una zona periférica. Del mismo modo, el responsable del coche bomba frente al consulado de los EE.UU en Erbil, en abril 2015, era un ingeniero graduado en la Universidad de Salahuddin en Erbil.
Los jóvenes kurdos también se están radicalizando a través de las redes sociales y como reacción a las condiciones políticas y económicas locales. Algunos han recurrido al EI porque «no tienen esperanzas en la región del Kurdistán.» Ya sea por razones ideológicas, políticas o financieras, muchos están reaccionando frente a la corrupción endémica de la región, frente a las evidentes desigualdades económicas y a las claras dicotomías que han surgido entre las élites modernizadoras y el resto de la población, más conservadora, y frente a lo que tiene y a lo que carece la sociedad kurda. Estas lagunas están siendo explotadas de manera efectiva por EI.
El Gobierno Regional de Kurdistán ha respondido a la infiltración del EI estableciendo un mayor control sobre los todos los clérigos salafistas y las mezquitas, así como reforzando los check points dentro del propio territorio. También tiene previsto establecer cursos para capacitar y tratar de “moderar” a los casi 3.000 imanes en la región del Kurdistán, y para cambiar el programa de religión de las escuelas públicas, que está bajo la autoridad del Ministerio de Educación. Muchos funcionarios y las poblaciones locales están buscando cesar las actividades de los salafistas, todos juntos, incluyendo el cierre de las emisoras de radio islámicas de carácter radical.
Si bien estos esfuerzos son dignos de mención, no consiguen llegar a la raíz del problema. En una región donde las injusticias políticas, la corrupción, la privación de derechos económicos, la inestabilidad financiera y donde el sistema educativo es claramente deficiente, los jóvenes kurdos son particularmente vulnerables a los lavados de cerebro o a ser atraídos por el EI y otros grupos radicales. Los funcionarios, tanto kurdos como los demás, que buscan contrarrestar al EI deben tratar de comprender y acabar con las causas de la profunda y creciente oposición al GRK, a través de soluciones políticas y económicas efectivas: creación de empleo, un sistema de educación meritocrático, oportunidades para los jóvenes y lucha contra la corrupción. Sin tales medidas y sin la atención adecuada a los grupos vulnerables, el extremismo y el oportunismo del EI seguirán siendo una amenaza significativa para la estabilidad interna de la región.