Ecologismo en el Confederalismo Democrático (2/3)
Fuente: Peace in Kurdistan
Autor: Ercan Ayboga
Fecha: Septiembre 2017
Traducido por Rojava Azadi Madrid
Contenido:
- Destrucción y explotación ecológica en Kurdistán.
- Comienzo de la discusión sobre ecología.
- Municipios de Bakur – Desafío para desarrollar una práctica ecológica.
- Ecología en el confederalismo democrático: el concepto teórico.
- El papel de la guerrilla en la creciente conciencia ecológica.
- Cómo la contradicción crea una dinámica.
- El Movimiento Ecologista de Mesopotamia.
- Observaciones.
Debido a la longitud de este análisis, lo publicaremos en 3 partes. La presente segunda parte se compone de los epígrafes 4 y 5 del Contenido.
Primera parte: epígrafes 1 a 3 incluidos. Ecologismo en el Confederalismo Democrático
La ecología es uno de los tres pilares del paradigma del Confederalismo Democrático, el concepto político-teórico del Movimiento de Liberación Kurdo. Además de la democracia y la liberación de género, la ecología ha sido mencionada explícitamente como una dimensión de este paradigma desde 2005. Sin embargo, hasta la fecha, la ecología es menos discutida y practicada que los otros dos pilares.
Ecología en el confederalismo democrático: el concepto teórico
En el Newroz de 2005, Abdullah Öcalan declaró el «Confederalismo Democrático» como el nuevo concepto político-teórico del Movimiento de Liberación Kurdo. De esta manera, los escritos y discusiones de los años anteriores y toda la experiencia de 30 años de lucha podrían resumirse y relacionarse entre sí de manera sistemática. Sin ninguna duda, el Confederalismo Democrático no puede considerarse desconectado de las discusiones y las críticas tras el colapso del «socialismo estatal/real» alrededor de 1990 y de los nuevos movimientos sociales y políticos de izquierda y libertarios en todo el mundo. El resultado fue un pensamiento crítico, inclusivo y radical, con nuevas perspectivas para los kurdos en relación con otros pueblos en Oriente Medio. El nuevo concepto político se expresa con un paradigma basado en tres pilares. Se hizo hincapié en un enfoque ecológico de la vida, así como en la democracia radical, que va más allá del parlamentarismo, y la liberación de género enfocado en la liberación de la mujer. Repitiendo lo obvio: los pilares y todo el concepto se expresan con el objetivo de lograr una sociedad liberada, emancipada, igualitaria y solidaria en armonía con la naturaleza.
La democracia radical y la liberación de la mujer ya habían sido enfatizadas y desarrolladas fuertemente entre los kurdos durante muchos años. Pero en realidad, cada uno de los tres pilares del Confederalismo Democrático no puede desarrollarse a fondo sin nexos con los otros dos. Sin embargo, el punto de partida inicial es la liberación de la mujer.
Previo a los 5000 años de opresión y exclusión de la mujer, se desarrolló el período Neolítico, cuando se creó un orden social comunal completo alrededor de la mujer que también puede ser llamado sociedad matricéntrica. Öcalan enfatiza que este orden social no mostraba ninguna de las prácticas del orden estatal, y que existió durante miles de años. Se caracterizaba por la igualdad y la libertad; era viable porque la moralidad social del orden matriarcal no permitía la propiedad y estaba en armonía con la naturaleza. Fue este orden de larga duración el que dio forma a la conciencia social colectiva de la humanidad; y es nuestro anhelo recuperar e inmortalizar este orden social de igualdad y libertad que lleva a nuestra construcción del paraíso.
Öcalan afirma que con la superación de la sociedad matricéntrica por parte del patriarcado, las estructuras jerárquicas institucionalizadas surgen y se extienden entre las sociedades humanas y caracterizan a los Estados venideros hasta la actualidad. Mucho antes de que surgieran clases sociales explícitas, las mujeres fueron la primera clase oprimida y explotada. Esto se ha mantenido durante los siglos y milenios posteriores con la opresión de la infancia y del hombre. Esta formación político-ideológica ha conducido también a la dominación y destrucción de la naturaleza por los seres humanos durante los diferentes períodos de la historia humana. La explotación y destrucción ecológica debe ser analizada básicamente desde este enfoque.
Hoy en día, los enfoques conservadores y reaccionarios de los Estados existentes son experimentados en primera instancia por la sociedad a través de la opresión de la mujer. Otro punto importante es que las mujeres como género oprimido tienen una relación más fuerte con la naturaleza que los hombres; en todas las sociedades patriarcales los hombres suelen estar más apegados al poder y, por lo tanto, más alienados de la naturaleza que las mujeres. Así, la lucha por una sociedad ecológica y liberada significa también la lucha contra el patriarcado y por la liberación de la mujer o, dicho de otro modo, sin la liberación de la mujer no puede haber una sociedad ecológica.
Como la opresión de la sociedad comienza con el patriarcado, es lógico que el MLK comenzara a centrarse cada vez más en la liberación de la mujer, que al mismo tiempo es la liberación de todo tipo de géneros y de toda la sociedad. En el seno del MLK, esta concienciación surgió a principios de la década de 1990 y, en consecuencia, se inició un intenso y amplio debate sobre la liberación de la mujer, que se hizo más profundo y sistemático tras el cese de la guerra en Bakur en 1999, y aún más con el desarrollo del Confederalismo Democrático.
Para una discusión más a fondo del enfoque del MLK sobre la naturaleza, hay que decir que el MLK ve a la naturaleza como el cuerpo de todos los seres vivos, incluidos los seres humanos. Los seres humanos son parte de la naturaleza y no están por encima de ella ni de ninguna especie. Al igual que lo fue en el Neolítico, se la considera viva y animada, no diferente de los humanos mismos. Todos los seres vivos son parte de un gran ecosistema común que ofrece suficientes oportunidades para que vivan todos. La naturaleza era omnipresente, para una mayoría significativa de la gente siempre había en la vida diaria una fuerte conexión con la naturaleza. Öcalan describe esto de la siguiente manera: «Esta conciencia anterior de la naturaleza fomentaba una mentalidad que reconocía una multitud de santidades y divinidades en la naturaleza. Podemos comprender mejor la esencia de la vida colectiva si reconocemos que se basaba en la metafísica de la santidad y la divinidad, derivada de la reverencia hacia la madre-mujer». Hoy en día todavía existen algunas creencias que ven en la naturaleza una multitud de santidades y divinidades, una de ellas es la creencia aleví. En consecuencia, para la espiritualidad y la inspiración entre los seres humanos, la naturaleza fue y es la principal fuente.
En base a la adhesión a los principios ecológicos, la naturaleza debe ser tratada con respeto y no como un recurso con fines de lucro. La naturaleza fue y es la fuente de alimentos, vivienda y todas las demás necesidades materiales de la vida. Bajo la modernidad capitalista, los seres humanos que viven en los centros urbanos están por lo general débilmente conectados con la naturaleza y entienden menos la relación y la conexión con ésta. La naturaleza tenía y tiene un significado multidimensional en la vida y es esencial para el desarrollo de la cultura y la identidad, así como de la espiritualidad. Hoy en día la naturaleza está sobreexplotada a cauda de la alienación existente entre los seres humanos, lo que contribuye significativamente a la alienación entre naturaleza y seres humanos. A pesar de que todos experimentamos los impactos y la grave destrucción ecológica en las últimas décadas, la destrucción de la naturaleza parece continuar. El enfoque actual de la modernidad capitalista impulsada por el hombre es un estado de traición del hombre a la naturaleza, a su cuerpo.
En este sentido, si los seres humanos satisficieran sólo sus necesidades[4], la naturaleza no experimentaría una destrucción grave y los ecosistemas tendrían la capacidad de recuperarse por sí mismos. En este punto, no es fácil responder a la pregunta de cuáles son las necesidades reales de la gente hoy en día, y no debería dejarse sólo en manos de biólogos o economistas, ya que se relaciona con la cuestión de la democracia; es decir, cuando una sociedad puede tomar decisiones bajo condiciones ampliamente democráticas, libre de políticas económicas explotadoras y extractivistas impuestas. Asumimos que en una sociedad liberada, solidaria, radicalmente democrática y ecológica no habrá presión para sobreexplotar «elementos»[5] de la naturaleza.
No olvidemos que los seres humanos no son sólo organismos físicos o materiales, sino que tienen fuertes y profundos sentimientos inmateriales y necesidades metafísicas en su vida. Aunque los humanos no pueden expresarlas, no piensan y actúan sólo de manera racional. Durante miles de años, la gente ha buscado inspiración y motivación siguiendo diferentes métodos, incluso alejándose de su entorno habitual y yendo hacia la naturaleza. Con el aumento exponencial de la urbanización, la ampliación del asfaltado, el cultivo de terrenos y los proyectos de inversión en todos los territorios, cada vez menos áreas resultan adecuadas en este sentido y, por lo tanto, cada vez es más difícil inspirarse en la naturaleza en la modernidad capitalista, en particular para la gente más pobre de las ciudades, que tienen menos capacidad económica para experimentar la naturaleza de forma directa. En relación a lo anterior, esto afecta también a las actividades de reproducción y recuperación física de las personas de los centros urbanos.
Las comunidades alejadas de los centros urbanos, de la industria y de las zonas agrícolas industriales están más cerca de la naturaleza y tienen una conexión más espiritual con el medio ambiente. Cuanta menos modernidad capitalista haya, más natural y espiritual puede ser la vida. Si tales comunidades en áreas no urbanas pertenecen a grupos oprimidos como los pueblos indígenas de América Latina, los adivasi de la India y los kurdos alevís, entonces la conexión con la naturaleza puede tener una importancia adicional, puesto que los pueblos oprimidos se expresan también a través de la naturaleza. En este sentido, la naturaleza es una parte esencial de su identidad oprimida. Por consiguiente, la destrucción o apropiación indebida de la naturaleza por la fuerza colonialista es una eliminación de su identidad. Esto a menudo no es comprendido por la gente en los centros capitalistas y los grandes centros urbanos, donde la vida ya no tiene una fuerte relación con la naturaleza.
En la ideología del MLK, la perspectiva ecológica es considerada de importancia estratégica y como una herramienta para crear conciencia en toda la sociedad humana y en todas las actividades y procesos vinculados al ser humano desde una perspectiva de conservación de la naturaleza, anticapitalista y holística. Al hacerlo, el enfoque supone que las dimensiones no cubiertas por la liberación de género o la democracia radical se expresan a través de la ecología. En este sentido, el énfasis en la ecología dentro del Confederalismo Democrático puede entenderse también como la culminación de los otros dos pilares.
Sin embargo, debe subrayarse que la conservación de la naturaleza, e incluso su restauración por parte de los seres humanos, es un objetivo estratégico. Desde el principio, el MLK ha insistido en que cada ser vivo tiene derecho a existir por su mera existencia natural. La vida de animales y plantas debe ser protegida activamente por los humanos. En cuanto a la conservación de la naturaleza, el objetivo de limitar y detener el cambio climático antropogénico es un tema crucial, ya que en las próximas décadas podría afectar de una manera mucho más dramática a todo lo que existe en nuestro planeta -en realidad, el Kurdistán y Oriente Medio ya se han visto afectados durante casi dos décadas debido a la disminución de las precipitaciones. El cambio climático no es menos importante que la «conservación de la naturaleza» (aquí se trata de proyectos/políticas para conservar especies, hábitats y áreas de alta biodiversidad) y al revés, tal como algunas organizaciones ambientales o políticos priorizan en sus discusiones, ya que son interdependientes y no deberían ser tratados, en consecuencia, de forma independiente. El cambio climático no puede frenarse sin la conservación y restauración de los bosques, la vegetación, los ríos, el ciclo del agua, el suelo, el aire, etc. Para el MLK, el cambio climático es parte de la conservación de la naturaleza y una razón por la cual en este documento no se menciona específicamente el cambio climático.
Por lo tanto, se concluye que cada lucha contra la destrucción ecológica es esencial y un paso necesario para restablecer una relación con la naturaleza para muchas personas, pero a largo plazo no es suficiente para proteger el área natural en disputa y la sociedad humana relacional. No es suficiente porque los proyectos de inversión relacionados, así como todos los demás proyectos destructivos, son causados por el sistema político-económico dominante. Este sistema dominante nunca dará un paso atrás en la implementación de todos los proyectos diseñados y planificados.
Esta es la razón por la que ser ecológico significa también criticar todos los procesos de la sociedad, en particular la forma de producir y consumir, la alimentación, la vivienda, la movilidad, la organización del ocio, etc. El MLK rechaza categóricamente la manera en que estos modelos son implementados por la modernidad capitalista y la dirección que toman hoy; la insistencia del MLK en la vida comunal es una expresión de tal rechazo. El nivel actual de consumo es sin duda demasiado para la tierra. Continuar así terminaría en la destrucción dramática o el deterioro significativo de todos los ecosistemas existentes y la pérdida de la mayor parte de la biodiversidad. Si no hay una desaceleración en el corto plazo y un cambio conceptual significativo en el medio plazo, la destrucción de la naturaleza y el cambio climático continuarán y la base de la vida se debilitará mucho con graves impactos para los ecosistemas, la biodiversidad, los animales, las plantas y miles de millones de seres humanos. Las personas más afectadas serían principalmente las personas, las comunidades y los Estados con capacidades socioeconómicas débiles.
Para lograr un cambio considerable de estos modelos, el enfoque básico debe consistir en reducir el consumo de energía y materiales en al menos un 80 % en los Estados industrializados a medio plazo y encontrar un nuevo equilibrio en el que cada ser humano tenga la misma cantidad de energía y materiales para su uso; un criterio importante debe ser permitir la recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas degradados.
En este punto debe enfatizarse que toda destrucción de la naturaleza o del ecosistema tiene serios impactos en los seres humanos y, por lo tanto, es una destrucción social -varios factores determinan el nivel-. Cada proyecto de inversión, como las represas y la minería, tiene un alto potencial de destruir la naturaleza, así como para violar los derechos básicos de las personas afectadas. Por lo tanto, la destrucción ecológica debe entenderse también como la violación de los derechos políticos, sociales, culturales y económicos de las personas. Esta conexión todavía no la hacen muchos activistas o analistas críticos en nuestro mundo.
Yendo un paso más allá, el MLK es consciente de que con el capitalismo -incluso sin el neoliberalismo- la destrucción ecológica nunca podrá detenerse, por no hablar de la reversión, es decir, la renaturalización de la naturaleza y la restauración del equilibrio climático. Si el capitalismo domina la economía global y la modernidad capitalista la esfera política, habrá una intensa presión para mantener un «crecimiento» en el sentido capitalista y (casi) ningún espacio para desarrollar otras formas de vida, para procesos democráticos de toma de decisiones y una economía comunal y democrática. Durante siglos y décadas, la modernidad capitalista ha conquistado los cerebros y comportamientos de miles de millones de seres humanos de una manera sutil. No se puede superar con un concepto basado sólo en nuevos objetivos sociales y económicos como el «socialismo real/estatal». La jerarquía, el Estado y el capitalismo son en primer lugar un desarrollo ideológico.
La modernidad capitalista ha comenzado a profundizar a un ritmo acelerado la alienación de los humanos hacia los humanos y la naturaleza; y de una forma mayor que los anteriores sistemas políticos jerárquicos. Particularmente en los últimos 200 años, cada área del mundo y de cada comunidad se han visto afectadas por la modernidad capitalista. Hoy en día, todas las personas -excepto los ricos- son presionadas por el neoliberalismo. Al desplazar a las personas de sus entornos naturales por la fuerza física o económica hacia las ciudades, los seres humanos han perdido su cultura de vivir en entornos mucho más naturales. Y cuando los territorios están amenazados por tales inversiones destructivas en zonas donde los pueblos son oprimidos en base a su identidad, el desplazamiento de los pueblos por los Estados-nación contribuye a la asimilación de las culturas bajo presión y amenazadas. Las culturas minoritarias o marginadas oprimidas se ven particularmente afectadas por estas políticas. Los kurdos son un ejemplo importante de ello.
Los habitantes de las ciudades no sólo consumen, sino que también están desconectados de su fuerte patrimonio social y cultural y, por lo tanto, se pierden fácilmente como peces en el mar. La desconexión de su pasado cultural significa, entre otras cosas, abrirse a formas de vida extremas, individualistas y aisladas, donde no existe un equilibrio sano entre los individuos y la sociedad. Las personas alienadas de la naturaleza y las relaciones comunales y solidarias son mucho más fáciles de convertir en instrumentos de explotación en la producción industrial, el consumo, los pensamientos reaccionarios y el establecimiento de sistemas políticos autoritarios. La población urbana ya no conoce el nombre de la mayoría de las plantas y animales, cómo funcionan en la práctica los procesos de la naturaleza o cómo los seres humanos pueden beneficiarse de ellos de forma sostenible, como hicieran nuestros antepasados durante miles de años. Así que los humanos en las ciudades no viven la naturaleza de forma diaria. En otras palabras, los humanos no sienten el suelo, las plantas, el agua, el sol y el aire y empiezan a dejar de tener una profunda comprensión de ellos y de su contexto; pueden conocerlo desde la teoría, como los biólogos. En las ciudades, ahora más que nunca, todo está organizado en base al dinero, mientras que los aldeanos todavía pueden producir para cubrir algunas de sus necesidades, intercambiar bienes entre ellos y apoyarse unos a otros con bienes de producción propia. Los habitantes de las zonas rurales suelen verse menos afectados por la modernidad capitalista y reproducen un pensamiento y un estilo de vida menos conectados con el capitalismo y la hegemonía del Estado. En las ciudades, en promedio, los seres humanos se enfrentan a más traumas psicológicos y sociales que en las comunidades rurales; y estos traumas se transfieren a sus hijos. Los traumas de las personas desplazadas de las zonas rurales son quizás los peores. En realidad, hoy en día, la mayoría de nuestras sociedades viven en condiciones psicológicas complicadas.
La modernidad capitalista crea personas que entregan su mano de obra a empresas privadas o públicas que no producen ninguna de sus necesidades, como sí lo hacían sus antepasados en las aldeas. Por lo tanto, de su salario tienen que comprar todas sus necesidades. Estas personas son sometidas a condiciones de trabajo duras y estresantes. A los trabajadores bajo esta presión permanente no les preocupaba mucho la destrucción ecológica sostenida durante el primer período de industrialización, cuando las condiciones de trabajo y los salarios estaban en el centro de su interés. Por ello, los grandes sindicatos no desarrollaron un enfoque ecológico hasta hace poco. Sin embargo, después de varias generaciones, más y más gente en casi todas partes del mundo han comenzado a pensar en la ecología y en alternativas a la forma de vida capitalista. Mientras que en los antiguos Estados industrializados, una mayoría de gente comienza a aprender los hechos sobre la naturaleza y la vida ecológica desde cero, en los recientemente o poco industrializados Estados hay muchas más características y remanentes de las relaciones, procesos y pensamientos no capitalistas sobre los cuales la gente crítica puede constituirse. La recuperación puede realizarse de una manera más fácil y rápida ya que, por ejemplo, las personas críticas pueden beneficiarse de la experiencia de sus abuelos o incluso de sus padres. El Kurdistán se encuentra en este marco geográfico.
Mientras que más arriba ya hemos introducido la conexión entre ecología y liberación de la mujer, todavía queda la conexión entre ecología y democracia, la cual está pendiente de describir. Para defender la naturaleza y las relaciones ecológicas, es necesario poner fin a los proyectos destructivos y explotadores, y modificar radicalmente los modelos de vivienda, producción, consumo, movilidad, etc. Todo esto sólo puede hacerse si las estructuras democráticas de toma de decisiones son dominantes en la sociedad; es decir, si se desarrolla una democracia radical, no habiendo más pequeños círculos (“lobbies”) en la sociedad que puedan influir presionando sobre las decisiones políticas. Sólo cuando haya una economía basada en la solidaridad y la comunalidad se podrá prevenir la gran destrucción ecológica a largo plazo. Resumiendo, se puede analizar que la conexión entre ecología y democracia se realiza particularmente a través de la esfera de las relaciones económicas.
El MLK ha desarrollado a lo largo de los años una nueva terminología, junto con el concepto de Confederalismo Democrático, que puede ser de interés. Muchos movimientos hacen esto, pero con el Confederalismo Democrático se han creado algunos términos más. Comienza con el nombre del concepto. Algunas definiciones son una combinación de palabras como «democracia» y «autonomía» o «democrático» y «nación», que se utilizan ampliamente. La teoría del Confederalismo Democrático sigue también la línea de ocupar definiciones cruciales existentes como «nación» o «modernidad» y darles también un contenido positivo en un marco determinado. Desde una perspectiva ecológica dentro del Confederalismo Democrático, los términos «industria ecológica» y «vida comunitaria» son de gran relevancia. “Industria ecológica” puede ser polémica, ya que las actividades industriales han contribuido en gran medida a la destrucción y contaminación de la naturaleza y concentran continuamente el poder económico y político. Pero al mismo tiempo, las sociedades humanas han logrado un punto de vida y de relaciones económicas que no se pueden mantener sin industria. Para el MLK, la «industria» se entiende como la producción de bienes de forma sistemática y concentrada, es decir, mediante procesos mecanizados. Necesita algunas habilidades expertas y tecnologías más avanzadas. En realidad, las formas primitivas de industria existen desde hace mucho tiempo en la historia de la humanidad. El nivel actual de industrialización, con sus impactos negativos, no era inevitable; la historia podría haber dado un giro diferente. Sin embargo, hoy en día es extremadamente difícil (casi imposible) desindustrializar sociedades, lo que comportaría riesgos incalculables. Por lo tanto, la cuestión es cómo reorganizar la industria en términos de tecnología, capacidad y gestión desde una perspectiva ecológica y romper con el concepto existente de crecimiento económico. El Confederalismo Democrático no tiene sobre este tema conceptos bien desarrollados, sino más bien ideas básicas.
El papel de la guerrilla en la creciente conciencia ecológica
La creciente conciencia ecológica está relacionada también con la guerrilla del PKK, las HPG (Fuerzas de Defensa Popular), que desde los años 80 no han dejado de existir en las montañas del Kurdistán del Norte y del Sur. HPG tiene miles de guerrilleros en amplias áreas de Kurdistán del Norte y en un tramo de 250 kms. en Kurdistán del Sur, por lo que debe ser considerado como un factor geográfico y político de gran importancia. Cuando no luchan contra el ejército turco, los guerrilleros pasan su tiempo en una mezcla de educación militar y política. En Kurdistán del Sur, la actividad se centra aún más en el debate político y la formación.
La guerrilla discute todo el abanico de temas sociales y políticos en su programa de formación política. Desde los años 90, cuando Öcalan comenzó a debatir sobre la crisis ecológica, la guerrilla incluyó la ecología en sus discusiones. La manera en que se discute la ecología y todos los demás temas difiere de las personas y organizaciones de la sociedad kurda en general, lo que hace que el debate en sí sea más independiente. Los guerrilleros no forman parte del sistema político hegemónico y no tienen expectativas individuales estrechas con el Estado ni otros. En contraste, las personas y organizaciones de la sociedad «normal» están influenciadas continuamente por preocupaciones y limitaciones personales. Incluso si luchan intensamente para deshacerse de las influencias del capitalismo y el estatismo, siempre quedará una parte.
La diferencia con la guerrilla es que, desde su surgimiento a principios de la década de 1990, las condiciones de vida son sumamente difíciles, pero completamente comunales, basadas en la solidaridad y alejadas de la modernidad capitalista. Casi no existe la propiedad privada; el dinero y los intereses materiales no juegan ningún papel en las relaciones entre los seres humanos; las decisiones se toman a veces sobre una base democrática; y se implementa de forma sistemática un modelo de crítica y autocrítica.
En cuanto a la ecología, también es crucial que la guerrilla vive en armonía con la naturaleza. Casi no hay impacto negativo de la guerrilla sobre las plantas, los animales y los ecosistemas; sobre todo en los últimos años, se han preocupado más que nunca por este tema. La vida está fuertemente orientada por criterios ecológicos. La existencia de la guerrilla en muchas regiones montañosas lleva a la prevención de la caza generalizada, y a la preservación de muchos bosques a través de llamadas o prohibiciones sobre el inicio o la continuación de numerosos proyectos de grandes infraestructuras destructivas del Estado turco o del gobierno regional kurdo en Kurdistán del Sur.
Las discusiones y propuestas para superar la crisis ecológica se practican a menudo en las áreas guerrilleras a pequeña escala y en la medida de lo posible en la vida de cada guerrillero y como comunidad. Así que no sólo hay resultados teóricos, también hay una dimensión práctica. A través de esta práctica, puede darse el caso de que la guerrilla ajuste sus suposiciones teóricas.
La práctica ecológica de la guerrilla se puede explicar con los siguientes ejemplos. Está absolutamente prohibido tirar desechos plásticos o metálicos en el medio ambiente; los árboles se cortan sólo en casos excepcionales; se cazan animales poco y sólo de una manera que no ponga en peligro a ninguna especie en una región determinada -algunas especies podrían recuperarse-; en Kurdistán del Sur se han construido unas docenas de pequeñas presas de desviación para la electricidad, que desvían generalmente un tercio de la corriente de agua (la mayoría de los Estados desvían entre 2/3 y 90%); en la medida de lo posible, los alimentos son producidos por los propios medios de la guerrilla en las montañas.
Los resultados y los enfoques desarrollados en la guerrilla reflejan las condiciones materiales con fuertes características de solidaridad, comunalidad y ecología; y animan a los demás sectores de la sociedad, en particular a la parte de la población que está física y políticamente cercana a ellos. La razón es que la crítica es mucho más profunda e ideológicamente justificada, las reivindicaciones son más altas y hay elementos menos «realistas» que podrían limitar el pensamiento. Por lo tanto, la guerrilla acepta menos compromisos y, por lo tanto, menos espacios para el capitalismo. El enfoque de la guerrilla está más cerca de la armonía con la naturaleza y requiere estructuras comunales más fuertes y amplias.
Los enfoques y propuestas desarrollados sobre la ecología -como con los otros campos- pueden ser conectados y transferidos fácilmente de forma general a la sociedad kurda, ya que existe una fuerte relación de la guerrilla con ésta. Hay que considerar que cada año cientos de miles de personas se reúnen y discuten con la guerrilla. Venir de la modernidad capitalista y conocer a revolucionarios que comparten la vida comunal afecta a estas personas y en mayor grado, especialmente a los jóvenes.
Sin embargo, en todos los campos chocan a menudo fuertemente dos enfoques básicos dentro del Movimiento de Liberación Kurdo, uno representado principalmente por las ideas expresadas en la guerrilla. No todas las propuestas son aprobadas una a una por activistas políticos o personas políticamente implicadas en la sociedad en general que viven en condiciones materiales diferentes. Hay aspectos que la guerrilla no considera en sus discusiones porque viven lejos y en condiciones diferentes y extraordinarias. En general, los enfoques de la guerrilla se acercan más a lo que se considera más democrático, comunal, liberador de género y ecológico.
La síntesis ha debido ser en la mayoría de los casos la forma más correcta, ya que el MLK ha logrado sobrevivir y fortalecerse en los últimos años. Podemos decir que las relaciones montaña-ciudad (guerrilla-movimiento civil) de los kurdos han creado a lo largo de los años una dinámica específica que es beneficiosa para todo el MLK.
[4] A menudo, las «necesidades básicas» se utilizan en tales discusiones. Pero es bastante difícil diferenciar entre «necesidades» y «necesidades básicas», por lo que aquí se renuncia a utilizar el término «básico».
[5] En lugar de «recursos», que se utilizan hoy en día de forma generalizada, aquí se prefiere el uso de «elementos». Se asume que «los «recursos» existen o esperan ser extraídos y explotados por la economía capitalista.
Si quieres, puedes bajarte el documento completo en PDF: Ecologismo en Confederalismo Democrático.