Discriminación de las mujeres de habla kurda
Yeni Ozgur Polítika – Miheme Porgebol – 30 agosto 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
Según el informe «Seguimiento del acceso de las mujeres kurdas residentes en Estambul a los mecanismos de apoyo ante la violencia en lengua materna en el contexto de los gobiernos locales», las mujeres kurdas quedan indefensas ante la violencia. El 50% de las mujeres son discriminadas cuando hablan kurdo, el 25,5% no son comprendidas y el 20,4% son desatendidas. Además, el 94,7% no conoce los mecanismos de apoyo en kurdo.
Nevroz Ünverdi, miembro de la Asociación Tiempo de Mujeres, declaró: «Los mecanismos de servicio en lengua materna son una formalidad. Si existen mecanismos de apoyo en lengua kurda y funcionan eficazmente, debería aumentarse la accesibilidad de las mujeres kurdas a estos mecanismos. La inadecuación y disfuncionalidad de los mecanismos provoca el final de una vida, empuja a la persona a una sensación de desamparo y la condena a muerte».
El informe mencionado, publicado a mediados de agosto, revela la vulnerabilidad de las mujeres kurdas que viven en Estambul frente a la violencia. El informe, fruto de las entrevistas realizadas por la Asociación Tiempo de Mujeres a mujeres de los distritos de Bağcılar, Beyoğlu y Sultanbeyli y del análisis de los datos recibidos de los centros competentes de los municipios, destaca la importancia de que los mecanismos de apoyo frente a la violencia estén en su lengua materna.
Formas de violencia
Según las conclusiones de la Asociación Tiempo de Mujeres, las formas más comunes de violencia de las que son víctimas las mujeres son ser menospreciadas, insultarlas, ser comparadas y ser objeto de burlas (42%). Le siguen las bofetadas, empujones, manoseos y lesiones (30,4 por ciento), el seguimiento, la obligación de utilizar medios digitales (11,6 por ciento), la prohibición u obligación de trabajar (8,9 por ciento), la obligación de quedar por internet o teléfono (6,3 por ciento) y la obligación de mantener relaciones sexuales cuando y donde no quieren (0,9 por ciento).
El 83,9 por ciento no lo solicita
Mientras que el 21,5 por ciento de las mujeres afirma haber sufrido violencia por parte de sus esposos, el 20,3 por ciento afirma haber sufrido violencia por parte de «alguien conocido». Para el 15,2 por ciento restante la violencia proviene del padre, el 11,4 por ciento de familiares, el 10,1 por ciento de hermanos, el 6,3 por ciento de la policía, el 2,5 por ciento del superior laboral y el 2,5 por ciento de amigos. Mientras que el 1,3% de las mujeres no quiere responder sobre el origen de la violencia, el 8,9% afirma haber sufrido violencia de otras fuentes. La situación más aterradora es que el 83,9% de las mujeres no acuden a ninguna institución tras la violencia que han sufrido.
¿Prevendrá la violencia el Estado que libera al asesino?
Nevroz Ünverdi, miembro de la Asociación Tiempo de Mujeres, declaró que la mayoría de las mujeres a las que entrevistaron decían: «Cuando soy objeto de violencia, nada cambiará aunque lo solicite en algún sitio. El Estado ni siquiera persigue a los asesinos y violadores, pero ¿evitará la violencia que yo sufro?» y que a las mujeres cuyas denuncias llegan a las comisarías las rechazan diciéndoles «Sois una familia, estas cosas pasan entre familias».
«Esto nos demuestra que los mecanismos que no funcionan crean una grave desconfianza en las mujeres hacia las instituciones y quienes trabajan en ellas y les quitan el valor para librarse de la violencia de que son objeto», dijo Ünverdi, quien añadió que las mujeres no confían en las instituciones.
Los mecanismos producen racismo
El informe también revela cómo los mecanismos de solicitud de apoyo ante la violencia se han convertido también en un mecanismo de racismo. Así, el 95,9% de las mujeres afirma que los servicios de información en kurdo facilitarían el proceso de solicitud. Sin embargo, el 50% de las mujeres afirman que son discriminadas, el 25,5% dicen que no se les entiende y el 20,4% dicen que no se les tiene en cuenta cuando hablan kurdo. La tasa de mujeres que dicen no experimentar ninguna dificultad es sólo del 4%.
Los mecanismos contra la violencia son una formalidad
Insistiendo en la insuficiencia de los mecanismos de apoyo contra la violencia en lengua materna, Ünverdi afirma: «Mientras que los mecanismos de prevención de la violencia en Turquía e incluso los esfuerzos por difundir estos mecanismos no se lleven a cabo con eficacia, es casi imposible acceder a ellos en la lengua de los pueblos no soberanos. Con este informe, en realidad hemos intentado revelar si los mecanismos existen o no, más que la eficacia con que se aplican, y en los casos en que se afirma que existen, hemos revelado las condiciones en que las mujeres pueden acceder a estos mismos y obtener información.»
Las mujeres no pueden acceder a los servicios
Ünverdi compartió los siguientes resultados con nuestro periódico, subrayando que el resultado obtenido no fue muy alentador: «Aunque los ayuntamientos entrevistados declararon que ofrecían ayuda en kurdo en la fase inicial de la solicitud, no garantizaban que las mujeres que vivían en esas regiones pudieran acceder al servicio. Además, en algunos lugares, el hecho de que las personas que reciben la solicitud sepan kurdo las convierte en alguien «utilizable» en este ámbito. Las personas que reciben la solicitud trabajan en distintos departamentos y no tienen nada que ver con el tema. Esta situación nos demostró que no se da mucha importancia al funcionamiento del mecanismo en lengua materna y en muchos lugares se hace por formalidad».
Dos extremos de una espiral: los asesinos y las autoridades
Ünverdi recordó a Fatma Altınmakas, violada en el distrito de Malazgirt de Mûş, cuya solicitud de ayuda frente a la violencia no fue atendida por el Mando de la Gendarmería de Malazgirt y que fue asesinada con un arma de fuego poco después, y dijo que le dedicaban su informe.
Ünverdi afirmó: «La inadecuación y disfuncionalidad de los mecanismos provoca el final de una vida, empujando a la persona a una sensación de impotencia y condenándola a muerte. El ejemplo más claro de esto fue el asesinato de Fatma Altınmakas […] Vemos este asesinato como un crimen cometido por muchas personas y organizaciones en colaboración, porque el asesinato de Fatma Altınmakas reveló una espiral con dos extremos. En un extremo de esta espiral estaban las personas que maltrataron a Fatma y la asesinaron; en el otro extremo estaban las autoridades que no proporcionaron apoyo en kurdo durante la solicitud, las instituciones que no hicieron funcionar el mecanismo, y el Estado y los funcionarios del Estado que no establecieron un mecanismo de control para ninguno de ellos. La consecuencia más grave de la insuficiencia y disfuncionalidad de estos mecanismos es la pérdida de vidas de mujeres. Por supuesto, además de esto, muchas mujeres son encarceladas en el ámbito de la violencia, lo que las hace sentirse indefensas y obligadas a soportar la violencia.»
El 94,7% ni siquiera lo conoce
Según el informe, el 94,7% de las mujeres no conoce la existencia de mecanismos de apoyo en kurdo. Preguntada por los motivos, Ünverdi dijo que la responsabilidad recae en los gobiernos locales:»Si existieran mecanismos de apoyo en kurdo y funcionan eficazmente, también debería aumentar la accesibilidad a estos mecanismos por parte de las mujeres kurdas que viven en la localidad. La responsabilidad recae en las instituciones que afirman que estos mecanismos funcionan eficazmente. A pesar de que algunas instituciones afirmaron en entrevistas oficiales que gestionan mecanismos multilingües que incluyen el kurdo, la gran mayoría de las mujeres que viven en el barrio, en la calle y en esa región no tienen conocimiento de ello. Creo que la tasa del 94,7% es el ejemplo más concreto de ello. De hecho, esta situación revela que el trabajo que se hace a partir de cierto momento es sólo por el hecho de hacerlo. Porque si bien el objetivo de los mecanismos es facilitar la vida de las mujeres y permitirles expresarse mejor en su lengua materna, el hecho de que las mujeres no sepan que tienen ese derecho y de que no estén informadas al respecto nos demuestra que las instituciones no están orientadas a encontrar soluciones para las mujeres kurdas.»
Los hombres adquieren el poder de las autoridades
El enfoque de los políticos contra los logros de las mujeres también desempeña un papel en el aumento de la violencia dentro del hogar: «El proceso de firma, entrada en vigor, aplicación, aplicación ineficaz y, finalmente, retirada del Convenio de Estambul -que es un convenio llevado a la arena internacional como resultado de los largos años de lucha de las mujeres en Turquía-, duró una media de 10 años. En 10 años, si observamos las estadísticas de violencia contra las mujeres en el hogar, podemos ver que se encontraba en los niveles más altos durante las fases de aplicación ineficaz y retirada de la firma del convenio. Para entenderlo mejor, podemos fijarnos en el recuento anual de la Plataforma Stop Femicidios y Anıt Sayaç. El discurso y las prácticas ofensivas de las autoridades empoderan a los hombres. Los ataques a la Convención y a las conquistas legales de las mujeres, que empiezan en el lenguaje, entran en la vida de las mujeres con violencia práctica.»
Entre el coraje y el desánimo
«Además, las conquistas políticas y jurídicas de las mujeres y su aplicación efectiva aportan tanto coraje como desánimo. Lo primero es el coraje: cuando las mujeres saben que logran conquistas y que pueden beneficiarse de ellas, pueden oponerse a la violencia. Que no se nos malinterprete: las mujeres no se someten a la violencia aunque no se apliquen los mecanismos políticos y jurídicos; pero si se aplican, el índice de rechazo a la violencia aumenta a medida que desarrollan confianza en las instituciones.
Lo segundo es el desaliento: en el momento en que los autores de la violencia se dan cuenta de que las mujeres logran conquistas y de que todas estas conquistas se reflejan en mecanismos y se aplican eficazmente, y de que no hay políticas de impunidad, se observa que la violencia doméstica disminuye. Se disuade a los hombres de ejercer la violencia».
Violencia machista para la integridad del Estado
El informe elaborado por la Asociación Tiempo de Mujeres también afirma que «deben respetarse las convenciones de las que Turquía es parte, y los responsables de la aplicación de los mecanismos de prevención de la violencia, las instituciones públicas en las que funcionan estos mecanismos y las autoridades de las instituciones deben asumir su responsabilidad de acuerdo con estos principios».
Preguntamos a Nevroz Ünverdi por qué este hecho, denunciado por todo el mundo desde hace años, no encuentra respuesta en el Estado: «La razón más importante para que el Estado no esté convencido de esto es que el Estado se ha convertido en un Estado centrado en la guerra, el caos y el ataque. Las autoridades, que empujan a todo el mundo a asumir responsabilidades muy rápidamente en una supuesta situación de guerra y alarma y utilizan todos los mecanismos para ello, hacen oídos sordos cuando se trata de prevenir la violencia contra las mujeres. En lugar de encontrar soluciones, las mujeres víctimas de la violencia son sometidas a una segunda violencia psicológica en comisarías, centros de ayuda y juzgados, y se las hace sentir indefensas y se las devuelve al campo de la violencia. Las mujeres interpretan los motivos de esta situación de la siguiente manera: si Turquía se adhiere a las convenciones de las que es parte, esto exige que Turquía sea más igualitaria y democrática en la práctica. Además, exige que el Estado se responsabilice de todas las ilegalidades que se han cometido hasta ahora. Pero Turquía se opone a todas estas «cosas nuevas». No quiere que se rompa la unidad que ha establecido a través de la masculinidad, la violencia, el racismo y la religiosidad».