Desarrollo postraumático: escucha retórica y voces de mujeres kurdas
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The Kurdish Center for Studies – Sarwa Azeez – 31 julio 2023 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid
Antecedentes
En 2014, participé en una iniciativa piloto destinada a recopilar historias de mujeres kurdas. El proyecto «Muchas mujeres, muchas palabras» pretendía desvelar las historias no contadas de las mujeres de Kurdistán durante el periodo de gobierno de Sadam Husein y la resistencia kurda. Kurdistán, región semiautónoma de Irak, sufrió un genocidio deliberado orquestado por el partido Baaz, que provocó la destrucción de miles de pueblos kurdos y el desplazamiento de muchos kurdos a países vecinos como Turquía, Irán y Siria.
Las fuerzas peshmerga kurdas, entre las que se encontraban muchas mujeres, participaron en la resistencia armada contra el régimen de Saddam. Sin embargo, junto a las heroicas historias de resistencia, también hubo relatos de mujeres que tuvieron que asumir la responsabilidad de mantener a sus familias en ausencia de los hombres, que a menudo estaban bajo el escrutinio y el control del partido Baas. El desplazamiento y el trauma infligidos durante este periodo afectaron a toda una generación. Utilizando el texto de Krista Ratcliffe de 2006 «Rhetorical Listening: Identification, Gender and Whiteness«, a continuación se exponen algunas de las experiencias de las mujeres compartidas por las participantes en el estudio.
Desenterrar la identidad generacional: las narrativas perdidas de las mujeres kurdas
Muchas historias intergeneracionales se pierden a medida que las jóvenes se adentran en una era tecnológica que poco se parece a la vida de sus madres y abuelas*. En las culturas dominadas por los hombres, las historias del sufrimiento de las mujeres bajo la tiranía corren un mayor riesgo de perderse, especialmente si no se cuentan en primer lugar. Cuando las historias personales se comparten con los demás, no solo pertenecen al orador/a, sino también a la audiencia, y son impactantes sobre todo para quienes tienen experiencias traumáticas similares.
En la mayoría de las guerras que tuvieron lugar en las regiones kurdas, los hombres sufrieron una tasa de mortalidad superior a la de las mujeres. Esto tuvo un enorme impacto en la vida de las mujeres. No solo sufrieron pérdidas, posibles agresiones sexuales y violencia, sino que también fueron responsables de mantener unidas a sus familias y cuidar de los supervivientes.
Los medios de comunicación y el mundo académico se han centrado relativamente poco en los retos históricos de las mujeres kurdas en comparación con los de los hombres peshmerga. Cualquier mujer kurda de más de 40 años puede dar fe de las continuas luchas de su grupo. El relato de cada mujer es una historia que encierra otras mil historias en su interior. Recoger y grabar los relatos personales de las mujeres sobre un pasado kurdo enterrado y convertirlos en una obra de teatro es un acto de formación de su identidad generacional.
El arte de escuchar
Según Krista Ratcliffe (2006), la escucha retórica es una «postura de apertura que una persona puede elegir asumir en relación con cualquier persona, texto o cultura». Además, describe la escucha retórica como un dispositivo para la interpretación creativa. Surge de un lugar dentro de la comunicación donde los oyentes tienen la capacidad de posicionarse activamente en respuesta a diversas formas de expresión, ya sea escrita, oral o visual.
Al revisar y registrar las experiencias de las mujeres kurdas, nos aseguramos de que su conocimiento, experiencia y memoria colectivos sigan siendo accesibles para todos. Es extremadamente difícil comprender plenamente los problemas de las mujeres sin la escucha retórica. Esta práctica ayudó a nuestras participantes a sentirse seguras para hablar abiertamente de sus problemas y miedos. Awaz, por ejemplo, no pudo contener las lágrimas cuando compartió un trágico suceso que afectó a una niña de su pueblo:
«Porque hay algunos dalaqa a través de los cuales la gente no puede ver las cosas, pero yo sí. La historia empieza aquí. Había una mañana en la que reinaba el silencio en el pueblo. Los campesinos llevaban sus hachas y palas y caminaban en silencio. Las margaritas esperaban la luz del sol. Los patos y los gansos eran como [una] fila de perlas, caminando hacia los arroyos de agua. Los árboles estaban silenciosos. Las mujeres estaban mudas, como si les hubieran cosido los labios. A diferencia de los otros días, nadie oía el sonido de la flauta del pastor. El único sonido que se oía era el canto de un búho, que cantaba en un árbol (towk). Cantó hasta que, de repente, una hoja amarilla cayó del árbol».
Awaz es poeta y escritora. Aquí comparte su experiencia de un crimen de honor. Los detalles de su historia nos dejaron sin palabras. Después de dos décadas, es evidente que el recuerdo del asesinato de aquella niña inocente sigue fresco en su memoria.
Ratcliffe propone un concepto llamado «escucha retórica», que implica cinco características distintas, todas ellas centradas en torno a un proceso transformador denominado «giro». En nuestro proyecto, incorporamos todos los «giros» de Ratcliffe. No solo consideramos la escucha como un proceso atento, sino que también integramos creencias, teorías y otros elementos en el acto de escuchar.
En primer lugar, la escucha retórica puede servir como un proceso de escuchar, examinar e interpretar. Mientras las mujeres contaban sus historias, intentamos descubrir el significado oculto tras sus expresiones, y al hacerlo nos dimos cuenta de que necesitábamos dar pasos adicionales. Nuestra escucha también se centró en cómo las mujeres utilizaban las ideas para describir su dolor.
El segundo «giro» de la escucha retórica explica que «se convierte el ámbito de la audición en un espacio más amplio, que abarca todas las formas discursivas, no solo las orales». Lo aplicamos proporcionando a nuestras entrevistadas comodidad y empatía para facilitar su transición a entornos culturales más amplios. Sus relatos encarnan la poderosa diversidad de sus comunidades. También transmiten importantes mensajes políticos que sirven como señales de su valentía, fortaleza y resistencia.
Aquí, Zin nos cuenta la desgarradora historia de una madre sola que tenía dos trabajos para alimentar a sus hijos y cuidar de su marido encarcelado:
«Al día siguiente, fui de visita. Cuando fui, vi que mi marido tenía una larga barba y no tenía dinero. Esta vez la miseria empezó desde aquí. Yo tenía un sueldo pequeño, insuficiente para nosotros. Daba clases en las campañas de erradicación del analfabetismo, luego por las tardes había cogido una asignatura de ciencias de la etapa intermedia para dar clases, solo para que mi familia y mis hijos no sintieran ninguna carencia. Después de esta visita a mi marido, cada mes enviaba cincuenta dinares a la cárcel para él».
En el caso de Zin, el lenguaje corporal de las participantes nos indicaba que estaban compartiendo recuerdos que no eran fáciles de contar. Podíamos sentir el miedo que sentía al irse a dormir por la noche sin su marido:
«Cuando dormía por la noche, me ponía un cuchillo debajo de la cabeza, me ponía un gran cuchillo debajo de la cabeza, debajo de la almohada. El viento corría».
Aunque recordar esos momentos es doloroso para las entrevistadas, nuestra atención les hizo sentirse fortalecidas y liberadas del aislamiento y el miedo.
El tercer giro que Ratcliffe da a la escucha retórica es «escuchar con intención». Cree que «la escucha retórica devuelve la intención al oyente, centrándose en escuchar con intención, no para el [objetivo]». Por ejemplo, no me di cuenta de que mi forma de escuchar se volvería en mi contra: antes de las entrevistas, mi atención se centraba en llevar a cabo el proyecto. Sin embargo, durante las entrevistas, empecé a considerar a las mujeres y sus experiencias como historias significativas por derecho propio y no como mero material del proyecto. La escucha retórica, por tanto, humaniza al sujeto y permite una mayor conexión entre el entrevistado y el entrevistador de un modo que un enfoque más superficial no permitiría.
En su cuarto punto, Ratcliffe afirma que «la escucha retórica convierte el significado del texto en algo más amplio que él mismo, ciertamente más amplio que la intención del hablante/escritor, la escucha retórica sitúa un texto como parte de una lógica cultural más amplia». Al involucrar a las mujeres kurdas en debates sobre su estilo de vida, sus tradiciones y su vida cotidiana, pudimos entender mejor cómo encajan sus problemas en el contexto cultural más amplio de su sociedad. Nuestro objetivo era averiguar cómo maximizar la influencia de estas historias para un público más amplio.
Samiramees es una mujer asiria. Su historia revela la alarmante falta de entendimiento entre los distintos grupos religiosos y étnicos de su región:
«Antes la gente era igual. Pero ahora hay distinciones religiosas y de clase. En el pasado no había tales diferencias; por ejemplo, durante el Eid o las fiestas la gente lo celebraba toda junta y se deseaba feliz fiesta. En aquella época, había un mulá llamado Mulá Othman que solía visitar al obispo, Abuna MayuKhna. Se llamaban con palabras respetuosas. El mullah llamaba al obispo señor Abuna, y él respondía: «Mullah, no me llames señor, soy yo quien tiene que llamarte señor». Esto demuestra que no había tales diferencias, la gente se trataba por igual, la vida era excelente. Pero hoy en día estas distinciones se notan. No podemos ir a la mezquita. Dirán que somos cristianos y que no se nos permite ir allí. Pero antes las cosas eran distintas».
Este ejemplo nos lleva a contemplar los efectos adversos sobre minorías específicas debidos a los estereotipos y la desinformación derivados de la guerra, la migración y los movimientos radicales en todo el mundo.
Por último, la escucha retórica según Ratcliffe «convierte el enfoque tradicional de la retórica en los deseos del orador/escritor en una armonía y/o disonancia de los deseos tanto del orador/escritor como del oyente». Por ejemplo, algunas de nuestras mujeres tenían conocimientos limitados de lectura y escritura, lo que nos dificultaba comunicar los objetivos de nuestro proyecto. Utilizamos un lenguaje sencillo y no académico para que se sintieran lo suficientemente cómodas como para contarnos sus historias. También comunicamos claramente nuestras expectativas y deseos.
La narración del trauma
Las mujeres que entrevistamos crecieron en una época en la que la tecnología no estaba muy avanzada en la región y, por consiguiente, desarrollaron sólidas habilidades sociales y de comunicación. Actualmente, sin embargo, debido al uso generalizado de dispositivos electrónicos y teléfonos inteligentes, se ha vuelto extremadamente difícil para las supervivientes de traumas expresar eficazmente tanto las emociones positivas como las negativas. Además de compartir recuerdos trágicos, también hablaron con nosotros sobre la participación en actividades sociales divertidas como bailar, escalar montañas, trabajar en el jardín y pasar tiempo con vecinos y familiares. Aquí está la historia de Dilbar sobre una ceremonia de boda tradicional:
«Nuestro hijo se casó. En su fiesta de boda sonaron dos tambores y dos gaitas. Rashid Arf (cantante folk) cantó allí y la fiesta fue muy agradable. Yo llevaba el charok encima y zapateaba descalza. Habíamos preparado tal festín, de quince a veinte ollas grandes… En mi época había coches. Pero aún existía el espejo, con el que la gente bailaba delante de la novia. Sosteníamos el espejo para la novia; su parte trasera hacia nosotros y su parte delantera hacia la novia, un gran espejo. Sosteníamos el espejo y bailábamos con él hasta que llevábamos a la novia al patio. Si había una silla, sentábamos a la novia en ella; si no, poníamos dos almohadas y hacíamos que la novia se sentara en ellas».
Es parte de la naturaleza humana volver al pasado y compartir momentos nostálgicos con los seres queridos. Sin embargo, como las redes sociales están sustituyendo rápidamente a los encuentros cara a cara, las personas que no están acostumbradas a compartir sus vidas en los medios sociales se están perdiendo la conexión. Sameeramis comparte: «Recuerdo que en el pasado, cada mujer solía liderar un grupo de mujeres que visitaban las casas de la gente en sus ocasiones felices o tristes». Echa de menos las conexiones sociales de entonces, y ahora, gracias a la tecnología, tiene menos oportunidades de recordar de verdad a sus seres queridos.
*Nota de traducción: Se refiere a todos los géneros, pero usaremos el femenino por dedicarse este artículo a historias de mujeres.
Referencias
- Human Rights Watch. “Genocide in Iraq: The Anfal Campaign Against the Kurds”. New York: HRW, 1993. link
- “Many Women, Many Words: In Search of Kurdish Women’s Stories”, 2014. link
- Ratcliffe, Krista L. “Rhetorical Listening: A Trope for Interpretive Invention and a ‘Code of Cross Cultural Conduct.’” College Composition and Communication 51.2 (1999): 195-224. JSTOR. link
- “Rhetorical Listening: Identification, Gender, Whiteness”. Carbondale, Southern Illinois UP, 2005.
LA AUTORA: Sarwa Azeez es poeta, investigadora y traductora kurda. Es ex becaria Fulbright y acaba de recibir su segundo máster en Escritura Creativa por la Universidad de Nebraska-Lincoln. Su primera colección de panfletos poéticos, Remote, fue publicada en el Reino Unido por 4Word en 2019. Su trabajo ha aparecido en muchas publicaciones como Parentheses Journal, Writing for A Woman's Voice, Notre Dame Literary, The International Journal of Genocide Studies and Prevention, Wingless Dreamer y otros lugares.