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Cómo abolir la policía: Lecciones de Rojava

Autora: Hawzhin Azeez

Articulo Original: Hawzhin

Fecha del articulo original: 01/06/2020

En la última semana, hemos visto surgir otro horrible caso de brutalidad policial en los Estados Unidos con el asesinato de George Floyd. Tras una respuesta inadecuada de la policía, la indignación pública se produjo cuando los cuatro policías responsables sólo fueron «despedidos» sin más consecuencias. Disturbios y protestas masivas ocurrieron a través de múltiples ciudades, y continúan ocurriendo. El grito común de los oprimidos ha girado en torno a la idea de «sin justicia no hay paz». Este fenómeno plantea la cuestión esencial de cómo un sistema profundamente arraigado en una historia sangrienta fundada en la supremacía blanca, el capitalismo y el colonialismo puede proporcionar alguna vez una justicia verdadera y significativa. Algunos piden reformas policiales. Otros piden una redistribución de los fondos. Algunos han argumentado que la abolición de la policía es la mejor opción. Muchos, incluso en la izquierda, no pueden imaginar que un sistema así sea viable.

Dos HPC locales obligados a trabajar durante una ceremonia de mártires en Kobane, 2016. Derechos de autor: Hawzhin Azeez

Sin embargo, este sistema ya existe en Rojava, la región autónoma y auto-administrada del norte de Siria. En Rojava la combinación de fuerzas de Assayish y de HPC (Fuerzas de Defensa Civil) trabajan juntas en una relación simbiótica para proporcionar seguridad a la comunidad. Los Assayish trabajan como controladores de tráfico, arrestan a los delincuentes, protegen a las víctimas de la violencia doméstica, sirven como guardias de seguridad en los principales edificios de gobierno y controlan la afluencia de personas y bienes de un cantón a otro. Los HPC, en cambio, son personas de un determinado vecindario capacitadas en seguridad básica. Sólo patrullan su propio barrio a menos que protejan a la gente durante las fiestas, las ceremonias de mártires, los eventos locales y las vigilancias nocturnas. El propósito de ambas fuerzas es explícitamente la protección de la gente, especialmente de amenazas externas como las fuerzas terroristas. Siempre es el HPC el que protege su vecindario, nunca el Assayish. El Assayish protege la «ciudad», el HPC la «comunidad». Ambas organizaciones están compuestas por al menos un 40% de mujeres, si no más.

Las posibilidades de instituir jerarquías de poder y autoridad se reducen considerablemente en este método alternativo. El pueblo es el protector del pueblo, con el que vive e interactúa diariamente. La proximidad de las «fuerzas de seguridad» a la comunidad, al ser extraídas de su propio vecindario, asegura que no se produzcan violaciones. Cuando ocurren, los mecanismos comunitarios de justicia, honor y restauración se activan inmediatamente a través de las comunas del vecindario. El monopolio de este proceso se previene aún más alentando a todos a participar a través de un sistema de listas. Cualquiera puede ofrecerse como voluntario. Esto incluye explícitamente a los ancianos, en particular a las mujeres como fuentes de protección civil. No hay nada más empoderador, nada restaura el alma de una comunidad traumatizada y desgarrada por la guerra, que ver a las matriarcas de un vecindario pararse con confianza en las esquinas de las calles blandiendo AK-47s para la protección de la gente. A diferencia de las aterradoras imágenes de la brutalidad policial en los EE.UU., estas imágenes no inspiran miedo y terror. Inspiran confianza comunitaria, orgullo, dignidad, respeto propio y pertenencia. Por supuesto, en Rojava los ancianos tienen que asumir más responsabilidad debido al hecho de que la mayoría de los hombres y mujeres jóvenes siguen luchando en el frente de la guerra contra los terroristas de ISIS.

La ecología social de este sistema se protege mediante la promoción de la participación de la mujer, el profundo respeto del multiculturalismo y el carácter sagrado de la ecología. Este sistema se establece a través de esfuerzos concertados hacia la democratización, la educación y el desaprendizaje dentro de la sociedad hacia jerarquías patriarcales, sociopolíticas, económicas y culturales. No basta con crear instituciones alternativas sin realizar esfuerzos educativos significativos en la sociedad. Es la única manera de que se produzca un cambio orgánico y significativo a largo plazo.

Para reeducar a la sociedad, la gente a menudo entra en las academias durante 1, 2 o 3 meses a la vez. Esto se basa en el voluntariado, pero también en cada rama de la institución gubernamental. Por ejemplo, el Ministerio de Educación inscribirá a un grupo de 30 profesores a la vez para entrar en las academias. Las personas continúan siendo remuneradas durante este proceso. Las mujeres con hijxs pueden llevar a sus hijxs para el cuidado gratuito de los mismos mientras pasan semanas aprendiendo sobre los deberes cívicos, los derechos democráticos, la liberación de los géneros, la sostenibilidad ecológica, la historia del capitalismo y más. Todos participan en la limpieza diaria, la cocina y la gestión del centro de educación mientras están allí. La coexistencia comunal se promueve como un esfuerzo deliberado y consciente para reorganizar y reformular una sociedad. Estos mismos miembros de la clase regresan a la comunidad y se unen al Assayish, al HPC, a las comunas, a las cooperativas y a los consejos locales. Se alienta a la gente a participar en múltiples niveles de participación y procesos de toma de decisiones.

Sin embargo, antes de que el establecimiento de este sistema alternativo fuera posible, era necesario que surgiera una ideología alternativa que proporcionara un plan para esta sociedad ideal y democrática. Este sistema funciona basado en la teoría del Confederalismo Democrático del líder Kurdo Abdullah Ocalan, inspirado en la ecología social del teórico americano Murray Bookchin. Uno de los valores fundamentales del Confederalismo Democrático es un enfoque antijerárquico de las estructuras comunales y la coexistencia, comenzando con la difícil tarea de promover la liberación de la mujer y la participación en todas las esferas de la arena pública. Debe existir una cuota de participación del 40 al 60% en todas las estructuras administrativas y de adopción de decisiones. Esto incluye también el sistema de copresidencia de todos los puestos de dirección que ocupan un hombre y una mujer. Esencialmente, para que este sistema antijerárquico funcione es fundamental un sistema basado en la promoción activa de la igualdad en los procesos étnicos, religiosos y de toma de decisiones. Este sistema también se establece sobre la base de que las instituciones con un alto nivel de participación de la mujer tienden a ser más inclusivas y democráticas por naturaleza. Según Ocalan:

La medida en que la sociedad puede transformarse completamente está determinada por el alcance de la transformación alcanzada por las mujeres. Del mismo modo, el nivel de libertad e igualdad de la mujer determina la libertad e igualdad de todos los sectores de la sociedad. Así pues, la democratización de la mujer es decisiva para el establecimiento permanente de la democracia y el laicismo. Para una nación democrática, la libertad de la mujer también es de gran importancia, ya que la mujer liberada constituye una sociedad liberada. La sociedad liberada constituye a su vez una nación democrática.

La orientación ideológica de Rojava intenta subvertir todo lo que sabemos sobre el estado, sobre la paz, la liberación y la coexistencia. Es explícitamente antijerarquías de todas las formas. Desde el inicio del sistema de Westfalia, las minorías divididas y colonizadas han vivido bajo estados-nación artificiales y autoritarios. Un sistema excluyente, violento y jerárquico que enseña que la diversidad es la antítesis del patriotismo y el nacionalismo. La diversidad debe ser sacrificada en el sangriento altar del estado-nación con un solo idioma, una bandera, una identidad, un mito nacional. Esta historia enseñó a los oprimidos, los desposeídos y lxs apátridas que sólo la consecución de un estado puede traer la liberación. Este proceso, sin embargo, conduciría naturalmente a la opresión de otras minorías que caerían dentro de las fronteras de ese estado. En su lugar, a través de Bookchin y Öcalan, surgió un proyecto alternativo en el que los odios primordiales y las divisiones étnico-religiosas establecidas desde hace tiempo podían ser abordadas a través de un modelo radical de base del Confederalismo Democrático. El Confederalismo Democrático une el rico mosaico de culturas y religiones en una sociedad enriquecida que se nutre de la diversidad, en lugar de intentar borrarla para servir a los intereses de un grupo dominante en particular.

Muchos izquierdistas han cometido el error de decir que esto implica que todas las expresiones de la identidad nacional deben ser borradas. Que todo el «nacionalismo» Kurdo, todo el Armenio, Asirio, Yezidi no debe ser expresado. Esta es una perspectiva profundamente orientalista y occidental. Pedir a los Yezidis que dejen de ser Yezidis o a los kurdos que dejen de ser kurdos sólo sirve a los intereses de las fuerzas imperiales y genocidas que han establecido sus ideologías fundacionales sobre la supresión de las minorías profundamente oprimidas. En contraste, en Rojava esto significa que todas las culturas deben vivir libremente, expresando la rica belleza de sus antiguas culturas y colores con otras culturas igualmente libres existentes. Significa patriotismo para sentir orgullo de su identidad, combinado con mecanismos descentralizados de coexistencia basados en el desmantelamiento activo de las jerarquías de poder. Esto significa un respeto explícito por el multiculturalismo, no pedir a las minorías etnorreligiosas colonizadas y oprimidas que formen una «ciudadanía» alternativa basada en la negación de todo lo que han luchado por preservar a través de siglos de asimilaciones forzadas. Rojava sostiene que la diversidad es esencial y la columna vertebral de una nación democrática.

En Rojava, esto ha significado que las escuelas se dirigen en base a los tres idiomas dominantes, incluyendo el Kurdo, el Árabe y el Siríaco. Los carteles de las calles están escritos en los tres idiomas. A las minorías, como los Armenios, se les da una capacidad de decisión adicional y «asientos» adicionales en los consejos de decisión para asegurar que el gobierno de la mayoría no emane en detrimento de las minorías. Las iglesias destruidas se reconstruyen activamente y se hacen visibles, se promueven festivales multiculturales; el arte, la cultura, la música y la literatura de diferentes culturas se exhiben una al lado de la otra. La diversidad se promueve, apoya, alienta, celebra en lugar de borrarla, temerla o asesinarla.

En este sistema, también se alienta a las personas a participar en la sociedad civil, de modo que los intereses y las necesidades se expresen a través de mecanismos alternativos que no sean de carácter étnico-religioso. Esta reorientación cívica sólo funciona cuando las personas no se sienten amenazadas debido a sus identidades culturales. De esta manera se evita la alienación, la fragmentación y las ansiedades coloniales, y se crean múltiples vías interrelacionadas de pertenencia y expresión política. Asimismo, se fomenta y se espera la participación política y cívica. La despolitización, la apatía y la falta de participación se consideran la antítesis de una sociedad democrática.

Por lo tanto, este sistema recrea el cuerpo cívico a lo largo de una psicología de la liberación diferente. Desmantela los odios y opresiones internalizados hacia el yo y los demás. Desmonta las prácticas coloniales y capitalistas de la Otredad y el borrado en lo que Eduardo Galeano llama los «don nadie». Estos don nadies son menos que el Otro. Son «los don nadies: hijos de nadie, dueños de nada… los don nadie, los don nadies, corriendo como conejos, muriendo por la vida, jodidos por todos lados». Para que cualquier ideología de liberación tenga éxito debe recrear un Yo, un alguien de los que se han hecho el Otro, los don nadies.

Dos HPC locales obligados a trabajar durante una ceremonia de mártires en Kobane, 2016. Derechos de autor: Hawzhin Azeez.

¿Ha desmantelado Rojava todas las formas de racismo o las estructuras de clase o los prejuicios de género u otras prácticas de discriminación? Ciertamente no, pero está reestructurando activamente la sociedad para evitar y eliminar esas opresiones en la búsqueda de una sociedad verdaderamente democrática. Por lo tanto, es importante no romantizar a Rojava, sino verla racionalmente con la intención de ver cómo funcionan las cosas, qué es lo que no funciona y qué enmiendas son necesarias. La innovación es tan esencial como evitar el dogmatismo es vital para lograr una sociedad justa y democrática. En palabras de Murray Bookchin, «si no hacemos lo imposible, nos enfrentaremos a lo impensable».

La lección esencial es que el mundo alternativo que usted imagina ya existe y funciona, herido y abandonado, pero aún respira; a pesar de la falta de apoyo de la izquierda internacional, a pesar de las repetidas invasiones, anexiones, colonización, limpieza étnica y uso de armas químicas ilegales contra él por parte de Turquía y sus fuerzas terroristas sustitutivas. La inhumanidad y la violencia que experimenta la comunidad negra en los Estados Unidos ha sido profundamente chocante y traumática para quienes tienen conciencia y desean construir comunidades basadas en el respeto mutuo, la humanidad, la cooperación y el apoyo. Para que esa sociedad alternativa surja en lugares como los Estados Unidos, las revoluciones de los pueblos del tercer mundo deben ser consideradas más seriamente, y estudiadas y emuladas activamente. Se deben aprender lecciones, formular preguntas, intercambiar ideas e implementar cambios innovadores que se ajusten a la estructura sociopolítica específica de las diferentes sociedades.

Toda la ecología social del sistema Americano se ha visto perturbada por la pobreza masiva, la disparidad de ingresos, el robo de salarios, la falta de atención sanitaria, la falta de viviendas, el encarcelamiento masivo, los ecosistemas destruidos y el agua potable envenenada. El arresto y encarcelamiento no sólo de Derek M. Chauvin, sino también de los otros tres policías responsables del asesinato de George Floyd sólo puede actuar como un esfuerzo simbólico hacia la justicia. La brutalidad policial está ligada a una práctica sistemática de múltiples capas cruzadas de violencia, opresión e injusticias. Debemos preguntarnos cómo es la justicia verdadera, duradera y efectiva. Nada que no sea derribar todo el sistema injusto fundado en la anti-negrosidad puede acercarse a ella.

Como kurdos, vemos a través del Medio Oriente como las comunidades negras y sus aliados a través de los Estados Unidos se levantan. Aclamamos su valor revolucionario, su compromiso inquebrantable con la justicia y su deseo de libertad; su grito por la justicia resuena en nuestros propios corazones – ambos latiendo al tambor de la libertad negada; y aunque nuestras cadenas sean diferentes, en última instancia nos enfrentamos al mismo sistema opresivo que continúa matándonos e imponiéndonos diversas violencias. Con Rojava, nos hemos asegurado de que un mundo alternativo sea posible. Ahora debemos dejar que la solidaridad sea el puente que nos una.

Dos HPC locales obligados a trabajar en la carretera en la ciudad de Derik, Cantón de Cezire, 2016. Derechos de autor: Hawzhin Azeez.

Traducido por: Tomas Ghinzu, Rojava Azadi Madrid

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