Breve reseña de la historia de los pueblos cristianos en Beth Nahrin (Mesopotamia) [Parte 1/2]
Fuente: Destino Oriente Próximo
Autora: Sara A. de Ceano-Vivas Núñez
Fecha de publicación original: 31 de diciembre 2022
“La historia no puede ser silenciada, no puede ser cambiada. Somos una nación civilizada. Tenemos 7.000 años, así que no pueden negarlo.”
(Ator Ishaq, mujer asiria)
Los asirios son una de las naciones más antiguas de Mesopotamia, tierra que ellas mismas denominan Beth Nahrin, que significa literalmente “tierra entre ríos”. Esta nación está compuesta por diferentes pueblos, entre los que se encuentran los siriacos, los asirios y los caldeos. Étnicamente son un grupo compacto aunque se reparten por diferentes iglesias. Esta división sectaria tiene una fuerte influencia sobre su propia identidad y sobre el modo en el que se autodenominan. Son esencialmente tres: la “Iglesia Siriaco-Ortodoxa”, la “Iglesia Asiria del Este” y la “Iglesia Caldea”. Los asirios, junto con los siriacos, armenios, griegos y nabateos, fueron de los primeros pueblos en convertirse al cristianismo y difundir esta fe en Persia, India y el Lejano Oriente. Estas poblaciones hablan diferentes dialectos o variantes de lo que hoy se denomina neoarameo o lengua siriaca. Todas proceden del arameo antiguo, una de las lenguas más ancestrales del mundo, que pertenece a la familia de los idiomas semíticos. Estas lenguas se encuentran en peligro de extinción debido a la dispersión, asimilación y represión constante contra sus poblaciones1.
Ator Ishaq es asiria en Rojava, conocida entre su población como “yadê Aşûr” o como ella misma se describe “chica de Tell Temir2 y nieta de Xabûr” explica la conexión entre los asirios, siriacos y caldeos:
Heval Ator Ishaq: No hay diferencia entre culturas y costumbres. Los caldeos son hijos de Acad; los siriacos son hijos de Sargón y los asirios son hijos de Aşûr. Sargón, Acad y Aşûr eran hermanos. Cada uno de los hermanos querían gobernar, así que la ciudad fue conquistada. Así que los descendientes de Sargón fueron siriacos, los Aşûr asirios y los acadios caldeos.
Fuimos nombrados como caldeos, siriacos, asirios y armenios; y cada iglesia tiene su propio Estado. Algunas pertenecen a la Iglesia de Oriente y algunas pertenecen a la Iglesia de Occidente. La tierra habla de los asirios. El campo asirio no puede ser comprado. No pueden hacer temblar la tierra. La historia no puede ser silenciada, no puede ser cambiada. Somos una nación civilizada. Tenemos 7.000 años, así que no pueden negarlo.3
Las cristianas han sobrevivido a la islamización a través de los siglos y los diferentes imperios a las que han estado sometidas hasta el día de hoy. Antes de 1914 los asirios, siriacos y caldeos, los primeros también llamados el pueblo Nasturi (nestorianos), vivían en una amplia región en lo que hoy es el sureste de Turquía, el noroeste de Irán y el norte de Siria e Iraq. Pero hacía finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, con la desintegración del imperio Otomano, los asirios como los armenios y griegos, fueron objeto de inmensas masacres, forzosas deportaciones y saqueos de sus propiedades.
Genocidio de Seyfo
“No debemos dejar que regresen a sus tierras.”
(De un telegrama de Talaat4 a los gobernadores de las provincias de Mosul y Van, 30 de junio de 1915)
El genocidio asirio-siriaco, también conocido como Genocidio de Seyfo5, hace referencia al asesinato masivo y deportaciones de la población asiria del Imperio Otomano durante los años 1890, la Primera Guerra Mundial y el período de 1922-1925. Las masacres y la limpieza étnica en Oriente Medio se desarrollaron de diferente manera dependiendo de los territorios. Los acontecimientos reflejan las divisiones territoriales y religiosas entre los asirios, configurando así tres patrones diferentes. El primer patrón sería la limpieza étnica, que tiene su máximo exponente en la masacre de asirios pertenecientes a la Iglesia Asiria del Este en la zona montañosa de Hakkari. El segundo patrón se refiere a la invasión y asimilación en Urmia, una parte del noroeste de Irán, poblada tanto por miembros de la Iglesia Siriaca Ortodoxa como la Iglesia Caldea. El tercer patrón fueron los ataques sistemáticos, sociales, económicos y de migración forzosa en las ciudades y pueblos de la provincia de Diyarbakir, poblada principalmente por creyentes siriacos-ortodoxos y siriacos-católicos.6
Cabe destacar el rol que tuvo el Dr. Mehmed Reşit Şahingiray, miembro prominente del Comité de Unión y Progreso (Jóvenes Turcos)7. Fue gobernador de la provincia de Diyarbakir y uno de los principales promotores de la masacre de cristianos. Por ello fue apodado el “Carnicero de Diyarbakir”. Casado con una nieta del Emir kurdo de Botan, Badri Khan Mazlume, aprovechó este hecho para negociar y convencer a las tribus kurdas Milli, Rama y Karakeçi, para que fueran el brazo ejecutor del exterminio de los cristianos8. Ya antes de ser gobernador de Diyarbakir, Reşit participó en la deportación masiva de griegos en 1914.
Reshid Şahingiray, junto a Ibrahim Badreddin, miembro del Comité de Unión y Progreso local, orquestaron la limpieza étnica. Según Rafael de Nogales, mercenario venezolano que se enroló en el ejército otomano durante la I Guerra Mundial, cuenta en sus memorias “Cuatro años bajo la Media Luna”, que el gobernador de Diyarbakir le dio a entender que las ordenes generalizadas contra todos los grupos cristianos fueron expuestas en un telegrama enviado por Talaat Paşa que contenía sólo tres palabras “Yak, vur, öldur” (“Quemen, demuelan, maten”). Se estima que 200.000 cristianos fueron asesinados sólo en la provincia de Diyarbakir.
Estas masacres hay que situarlas en su contexto, que es la desintegración del Imperio Otomano, la I Guerra Mundial y la creación de la república de Turquía, donde se organizaría geográficamente las zonas de influencia colonialistas en Oriente Medio. Tanto los actores regionales como internacionales tenían ambiciones en estos territorios, afectando a los diferentes grupos étnicos que vivían en la zona fronteriza, principalmente kurdos suníes y chiíes, azeríes de habla turca, armenios, asirios-siriacos, caldeos y judíos. Tanto Rusia como Gran Bretaña utilizaron a los cristianos de la región, principalmente asirios y armenios, para incitar a las revueltas y debilitar al Imperio Otomano desde su interior. Estos imperios prometieron el reconocimiento nacional de los pueblos cristianos, así como una amplia autonomía o incluso un Estado nacional propio. Más tarde, durante la I Guerra Mundial y los años posteriores de los mandatos francés y británico, fueron también utilizados como tropas sobre el terreno.
En vísperas de la guerra entre Rusia y el debilitado Imperio Otomano, el ministro del Interior Talaat Paşa envió un telegrama cifrado a la provincia de Van donde se decretaba la expulsión de los asirios de la frontera con Irán. Su orden del 26 de octubre de 1914 decía:
“La posición de los nestorianos siempre ha sido dudosa a los ojos del gobierno debido a su predisposición a dejarse influenciar por los extranjeros y a actuar como canal e instrumento para ellos. Debido a la operación y los esfuerzos en Irán, la importancia de los nestorianos para el gobierno ha aumentado. Especialmente los que se encuentran en nuestra zona fronteriza con Irán, debido a la falta de confianza del gobierno… [serán castigados con su] deportación y expulsión de sus localidades para apropiarse de provincias como Ankara y Konya, para ser trasladados de forma dispersa para que en lo sucesivo no estén juntos en masa y se asienten exclusivamente entre la gente musulmana, y que en ningún lugar se superen las veinte viviendas.”9
Esta orden no llegó a aplicarse porque la guerra con Rusia estalló pocos días después. En su lugar, la caballería irregular kurda, formadas por algunas tribus afines al gobierno Otomano, perpetró masacres destinadas a provocar la huida de la población. Desde este punto de partida, los ataques contra los asirios se extendieron hacia el este en Irán y hacia el oeste en las provincias de Bitlis, Diyarbakir, Harput y Alepo.
Las tropas otomanas, la caballería irregular kurda, los criminales indultados, los yihadistas locales y los escuadrones de la muerte especialmente formados para esta tarea, fueron los principales autores. En todos los territorios los asirios intentaron oponer resistencia armada y en pocos casos tuvieron éxito. Las casas y otras propiedades de las víctimas fueron confiscadas por el Estado y redistribuidas entre los refugiados musulmanes. El grueso de las matanzas patrocinadas por el gobierno cesó con la orden del ministro del Interior Talaat de poner fin a la hostilidad contra los asirios (pero no contra los armenios) el 25 de diciembre de 1915. Después de esa fecha, los asirios siguieron siendo atacados, pero de forma individual y sin el beneplácito del gobierno. La guerra terminó en noviembre de 1918 y algunos de los asirios que sobrevivieron intentaron volver a sus hogares.
Cuando se estableció la República de Turquía en 1923, se produjo una nueva una nueva ola de violencia estatal contra los asirios que aún permanecían. Los que intentaban revivir sus pueblos en Hakkari fueron expulsados mediante una gran operación militar. El patriarca asirio ortodoxo fue enviado al exilio y los miembros de su iglesia que vivían en la ciudad de Urfa fueron deportados en 1924. Sólo quedó un minúsculo enclave de asirios en el pequeño distrito sureste de Midyat (también conocido como Tur Abdin).
Elenor, mujer caldea de la ciudad de Serêkaniyê: Como cristianos en el año 1914 fuimos masacrados. El sultán Abdul Hamid junto con el ministro del interior del estado Otomano, Talaat Paşa, planificaron el genocidio de muerte a todos los cristianos y la desaparición de las raíces armenias. Como socio del imperio Otomano, el Estado alemán jugó un rol importante en aquella matanza. Sin hacer ninguna diferencia entre armenios, siriacos, asirios y caldeos, en aquel genocidio de 1917 todos los cristianos fueron masacrados.10
En una rara muestra de cooperación intersectaria, en 1919 los asirios, siriacos y caldeos de todas las confesiones presentaron una petición a la Conferencia de Paz de París11, en la que afirmaban que un total de 250.000 de ellos habían sido asesinados en Anatolia o en el Irán ocupado por los turcos durante la guerra. Calcularon que se trataba de la mitad de la población original. En 1922, en las negociaciones de paz de Lausana12, elevaron esa cifra a 275.000. La exactitud de estas cifras es imposible de corroborar.
La forma en que se asesinó a la gente fue extrema en algunos lugares y se procedió a la humillación pública de los líderes locales y sus familias. Por ejemplo, en Mardin el 10 de junio de 1915, cuatrocientos prisioneros desfilaron por la calle principal de la ciudad con pesadas cadenas. El vicegobernador de Diyarbakir y el jefe de policía organizaron la marcha. Muchos de los líderes cristianos, especialmente los jefes de las iglesias, mostraban visibles heridas causadas por la tortura y las palizas. Mientras caminaban por el centro de la ciudad, se animaba a la población musulmana a insultarles, mientras que a las familias de las víctimas se les prohibía salir de sus casas. Las mujeres asirias fueron objetos de abusos sexuales, violaciones y otras formas de atrocidades de género.13
1Georges, Ricardo. 24 de Abril; Otras víctimas: 1915 “Seyfo” Los Asirios de la Alta Mesopotamia y y su limpieza étnica; “Nor Sevan”; https://www.norsevan.com/post/seyfo-limpieza-etnica-asiria-genocidio-armenio-alta-mesopotamia
2Tell Temir es una población de Rojava de gran diversidad étnica, conviven en ellas kurdos, asirios, siriacos y árabes. Se encuentra al lado del río Xabûr, hoy prácticamente desaparecido por los cortes constantes por parte de Turquía de los principales ríos que llegan a la región.
3Nûdem, Şervîn; Gûldiveê Luqman. 2021; Encamên Lêkolîn û Analîza Sosyolojîk li ser Jin û Civaka Rojava / Bakur û Rojhilatê Sûriyê; Ed: Akademiya Jineolojî; pág. 82 y 83
4Mehmet Talaat Paşa: fue un miembro del movimiento de los Jóvenes Turcos y uno de los principales dirigentes del Imperio otomano entre 1913 y 1918. Responsable directo del genocidio armenio y asirio en Turquía.
5Seyfo es una palabra aramea que significa “espada”, muchos asirios llaman al genocidio de Seyfo “los años de la espada”.
6Gaunt, David; Atto, Naures; Barthoma, Soner O. 2017; Contextualizing the Sayfo in the First World War; “Let them not return”; Ed. Berghahn Books; pág. 2
7Jóvenes Turcos: es el sobrenombre de un partido nacionalista y reformista turco de principios del siglo XX, oficialmente conocido como el Comité de Unión y Progreso (CUP) —en turco İttihat ve Terakki Cemiyeti—, cuyos líderes se rebelaron contra el sultán Abdul Hamid II, quien fue oficialmente depuesto y desterrado en 1909. Se creó un triunvirato integrado por Talaat Pasha, Ministro del Interior, Enver Pasha, Ministro de Guerra, y Ahmed Cemal Pasha, Ministro de Marina que gobernaron el Imperio otomano entre mediados de 1908 y el final de la Primera Guerra Mundial. Durante su gobierno, perpetraron el genocidio armenio y son culpados por promover persecuciones y masacres contra griegos y asirios en Anatolia.
8Georges, Ricardo. 24 de Abril; Otras víctimas: 1915 “Seyfo” Los Asirios de la Alta Mesopotamia y y su limpieza étnica; “Nor Sevan”; https://www.norsevan.com/post/seyfo-limpieza-etnica-asiria-genocidio-armenio-alta-mesopotamia
9Idem; pág 4. Ministerio del Interior al gobernador de la provincia de Van, 26 de Octubre 1914, BOA DH. Ş FR 46/78
10Nûdem, Şervîn; Gûldiveê Luqman. 2021; Encamên Lêkolîn û Analîza Sosyolojîk li ser Jin û Civaka Rojava / Bakur û Rojhilatê Sûriyê; Ed: Akademiya Jineolojî; pág. 85
11Conferencia de Paz de París (1919): fue la reunión de los Aliados después del armisticio para acordar las condiciones de paz tras la I Guerra Mundial con los países de las Potencias Centrales: Alemania, el Imperio Otomano, Bulgaria, Austria y Hungría.
12Negociaciones de paz de Lausana: fue una reunión entre los gobiernos de Grecia, Turquía y las naciones aliadas de la I Guerra Mundial donde se decidieron las fronteras de la Turquía moderna tras la derrota del Imperio Otomano, de dicha reunión surgió el Tratado de Lausana, firmado el 24 de julio de 1923.
13Gaunt, David; Atto, Naures; Barthoma, Soner O. 2017; Contextualizing the Sayfo in the First World War; “Let them not return”; Ed. Berghahn Books; pág. 11