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Alto funcionario occidental: Los vínculos entre Turquía y el ISIS son ahora ‘innegables’

 Natasha Bertrand

 28 de Julio 2015

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REUTERS / Umit Bektas
Un combatiente del ISIS camina cerca de una bandera negra perteneciente al Estado Islámico, mientras un vehículo del ejército turco toma posición cerca de la ciudad siria de Kobani, en la frontera entre Turquía y Siria cerca de la ciudad suroriental de Suruc, provincia de Sanliurfa, 7 de octubre de 2014.

Una incursión liderada por Estados Unidos al recinto que alberga «la dirección financiera» del Estado Islámico ha puesto en evidencia que funcionarios turcos mantienen trato directo con miembros clave del ISIS, ha informado recientemente Martin Chulov de The Guardian.

El oficial muerto en la incursión, Abu Sayyaf, miembro del Estado islámico, era el encargado de dirigir las operaciones de petróleo y gas de la organización terrorista en Siria. El Estado Islámico (también conocido como ISIS, ISIL, o Daesh) gana hasta 10 millones de dólares al mes con la venta de petróleo en el mercado negro.

Documentación y pendrives incautados durante la operación Sayyaf revelan vínculos «tan claros” e «innegables» entre Turquía y el ISIS «que podrían llegar a tener implicaciones políticas profundas en nuestra relación con Ankara», declaró a The Guardian un alto funcionario occidental de inteligencia relacionado con la operación.

Turquía, miembro de la OTAN, lleva tiempo siendo acusada por los expertos, kurdos, e incluso Joe Biden, de hacer la vista gorda a las vastas redes de contrabando de armas y combatientes del ISIS en la guerra que se libra en Siria.

Parece que tal medida, tomada por el AKP, partido gobernante en Turquía, era parte de una estrategia para desencadenar la caída del régimen del presidente sirio Bashar Al Assad.

Oficialmente, Ankara terminó el año pasado con su política de bajo control de fronteras, pero no antes de que su frontera sur se convirtiese en un punto de tránsito para el petróleo barato, armas, combatientes extranjeros y saqueo de antigüedades.

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En noviembre, un ex miembro del ISIS declaró a Newsweek que básicamente fue el ejército turco quien dio al grupo rienda suelta.

«Los comandantes del ISIS nos dijeron que no temiéramos nada en absoluto, porque había una cooperación plena con los turcos», dijo el miliciano. «ISIS veía al ejército turco como su aliado, en especial cuando se trataba de atacar a los kurdos de Siria.»

Pero, a medida que los presuntos acuerdos progresaban, Turquía permitió al grupo establecer una presencia importante en el país – lo que creó un gran problema en sí mismo.

«Cuanto más tiempo se ha mantenido, más difícil se ha convertido para los turcos acabar con el ISIS, porque existe el riesgo de un contraataque, de un contragolpe», ha expuesto Jonathan Schanzer, ex analista de contraterrorismo del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a Business Insider el pasado noviembre.

«Ahora hay mucha gente que invierte en el negocio del extremismo en Turquía», añade Schanzer. «Si se comienza a cuestionar, habría que plantearse una pregunta importante, si «los milicianos, sus benefactores y otros beneficiarios de la guerra tolerarían medidas severas».

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REUTERS / Osman Orsal
Un hombre armado, probablemente militante del ISIS, visto cerca de la ciudad norteña siria de Tal Abyad, fotografiado desde la ciudad fronteriza turca de Akcakale, provincia suroriental de Sanliurfa, 29 de enero de 2015.

Un diplomático occidental, en declaraciones a The Wall Street Journal en febrero 2015, expresó un sentimiento similar: «Turquía está atrapada ahora. Ha creado un monstruo y no sabe qué hacer con él.»

Ankara había comenzado a abordar el problema en serio, mediante la detención de 500 presuntos extremistas en los últimos seis meses mientras cruzaban la frontera y asaltaban viviendas, cuando un terrorista suicida del ISIS mató a 32 activistas en el sureste de Turquía el 20 de julio.

Seguidamente, los turcos salieron a las calles para protestar contra las políticas del gobierno, ya que sintieron que éste había permitido al ataque.

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REUTERS / Sertac Kayar
Manifestantes queman neumáticos para bloquear una calle durante las protestas contra el ataque con bomba del lunes en Suruç, al sureste de la ciudad kurda de Diyarbakir. Turquía, 21 de julio de 2015.

Entre los cantos de los manifestantes: «ISIS asesino, AKP colaborador,» Erdogan aceptó finalmente el jueves pasado entrar en la campaña de Estados Unidos contra el ISIS, el envío de aviones de combate a Siria y permitir a los EE.UU. el uso estratégico de una base aérea clave en el sureste para lanzar ataques aéreos.

Al mismo tiempo, Turquía comenzó a bombardear los refugios kurdos del PKK y sus instalaciones de almacenamiento en el norte de Irak, ha informado la AP, lo que indica que el AKP sigue viendo los avances kurdos como una importante -si no la mayor- amenaza, a pesar de los éxitos kurdos contra el ISIS en el campo de batalla del norte de Siria.

«Esto no es un cambio en su forma de pensar,» ha declarado un funcionario occidental en Ankara a The Guardian. «Es más una reacción que han tenido que confrontar forzados por los americanos y otros. Ahora, al menos, hay un reconocimiento de que el ISIS no es una ventaja contra Assad. Tienen que enfrentarlo».

Fuente: Business insider

Traducción: Rojava Azadî

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