Turquía: el Estado bloquea las pruebas de matanzas en el sudeste del país [Parte 2]
NOTA DE ROJAVA AZADÎ – Publicamos el siguiente informe de HRW en diferentes post ya que consideramos que es muy largo y tedioso de leer, aunque el original fuera publicado de manera completa en la web que podéis encontrar al final del texto.
11 de Julio 2016 12:01a.m. EDT
Se debe permitir a la ONU que investigue los abusos en Cizre y derogar la nueva ley que bloquea el procesamiento de los responsables.
[Parte 2]
Matanzas de civiles en Cizre
Miray y Ramazan İnce, Barrio de Sur
El 25 de diciembre, en una zona de Sur, donde no había barricadas ni grupos armados operando, miembros de las fuerzas de seguridad dispararon y mataron a un bebé de 3 meses de edad, Miray İnce, y a su bisabuelo de 82 años, Ramazan İnce, declararon a HRW familiares de las víctimas.
El hijo de Ramazan İnce, Abdurrahman İnce, de 61 años, declaró:
Cuando su tía llevaba a la pequeña Miray, la nieta de mi hermano Hasan, escaleras abajo en el patio, fueron disparadas desde la colina de enfrente, donde los militares habían colocado francotiradores y vehículos blindados. Miray fue alcanzada por una bala. Al principio pensamos que estaba muerta, pero se puso a llorar y llamamos al 155 [la policía] para llevarla al hospital. Los servicios de emergencia nos dijeron que debíamos ir hasta la ambulancia, dos hombres y una mujer, portando una bandera blanca. Eso es exactamente lo que hicimos.
Mi hermano Hasan y su esposa Rukiye y mi padre Ramazan salieron con la pequeña Miray, sosteniendo una bandera blanca. A pesar de todas estas precauciones y garantías y dando información clara a la policía, mi padre Ramazan y la bebé Miray fueron disparados de nuevo desde la colina donde se habían posicionado las fuerzas de seguridad. No éramos capaces de llegar hasta ellos y cuando llamamos de nuevo al 155, la policía nos preguntó si las dos personas heridas eran nuestros parientes, pero no teníamos ni idea de a qué se referían, ya que habían sido alcanzados a una distancia de 200 metros de nuestra casa y nosotros no los veíamos. La mujer de mi hermano también resultó herida en el tiroteo. Por último, un diputado, Faysal Sarıyıldız, consiguió enviarles una ambulancia, pero tanto mi padre como la pequeña Miray murieron. Mi padre vivió algunas horas y murió en el hospital de Adana.
Incluso cuando la policía te decía que la situación era segura, las fuerzas de seguridad seguían disparando.
Abdurrahman İnce explicó que, aunque un equipo de la policía, enviado por la oficina del fiscal, había inspeccionado el lugar donde Miray y Ramazan resultaron alcanzados fatalmente, en el momento de la entrevista, a mediados de abril, ningún miembro de la familia que había presenciado el incidente había sido llamado a declarar ante el fiscal. Tampoco se había facilitado a la familia información alguna sobre los avances de la investigación de la fiscalía. En junio, Abdurrahman İnce informó a HRW que había ido posteriormente en persona al juzgado y había solicitado presentar una declaración completa al fiscal. Ésta había sido aceptada.
Barrio de Dagkapi
No había enfrentamientos armados entre las fuerzas de seguridad y grupos armados en el barrio de Dagkap en Cizre, ni barricadas ni trincheras. Sin embargo, el hospital estatal de Cizre está estratégicamente situado al sur del barrio, cerca del Alto de Şahin y las fuerzas de seguridad habían ocupado el hospital al inicio del toque de queda, trasladando a los pacientes del piso superior para acomodar a las fuerzas de seguridad y posicionando tanques y vehículos blindados en los jardines del hospital. HRW pudo confirmar, de forma independiente con imágenes por satélite, la presencia de varios vehículos militares en el interior del recinto del hospital estatal en cuatro fechas diferentes: 18 y 24 diciembre de 2015 y 12 y 27 de enero de 2016. Los hospitales y todas las instalaciones médicas y unidades sanitarias son estructuras civiles con una protección especial y no deben ser objeto de operaciones militares. El personal médico y los pacientes no deben ser puestos en peligro o perjudicados por las operaciones militares, y la presencia o la ocupación de las instalaciones del hospital por las fuerzas militares puso el hospital en riesgo de convertirse en un objetivo, e injustificadamente interfiere el acceso a la asistencia sanitaria.
Las áreas entre el hospital y el Alto de Şahin estaban totalmente bajo control de las fuerzas de seguridad durante todo el toque de queda, aunque los medios turcos informaron que, el 17 de diciembre, grupos asociados al PKK atacaron el hospital con cohetes. HRW documentó dos incidentes en los que la evidencia indica que las fuerzas de seguridad situadas entre el hospital y la colina lanzaron proyectiles de mortero contra el barrio y dispararon a los residentes del barrio de Dagkapi.
Yusuf Akalın, Büşra Yürü, y Dilan Akalın
El 14 de enero, morteros disparados contra el barrio Dagkapi mataron a dos niños: Yusuf Akalin, de 13 años, y a su primo Büşra Yürü, de 11, e hirieron gravemente a la hermana de Yusuf, Dilan Akalın, de 10.
Mehmet Yürü, de 42 años, padre de Büşra, trabajador de la construcción, declaró:
Nuestra calle, Mirabdal, está frente al cementerio, y más allá se levanta el alto o colina de Şahin y a la izquierda el Hospital Estatal de Cizre. No había trincheras ni barricadas cerca de aquí. Es por eso que nuestros parientes vinieron para quedarse aquí desde el primer día del toque de queda, procedentes del barrio de Sur, donde había una gran cantidad de trincheras. El 14 de enero, en torno a las 13:00 ó 13:30, proyectiles de mortero fueron disparados contra nuestra puerta principal, detrás de la cual jugaban los niños. Hay un gran agujero en la puerta principal de metal y agujeros en las persianas metálicas del edificio de al lado.
Creo que los morteros procedían del alto de Şahin, donde había puestos militares, incluyendo tanques y vehículos blindados visibles para nosotros desde aquí. Mi sobrino Yusuf y mi hija Büşra murieron en el hospital. Mi sobrina Dilan fue gravemente herida, pero ahora se está recuperando.
Después de enterrar a los dos niños, nos trasladamos a Kiziltepe y todo el mundo se marchó de esta zona.
Halil Yürü, de 22 años, hermano de Büşra, estudiante, declaró:
Los niños estaban jugando en la planta baja, detrás de la puerta de entrada, con dos ovejas de mi tía. Habíamos hecho un lugar para ellos bajo las escaleras en la entrada del edificio. Estábamos en la sala de estar del piso de arriba. Oímos tres explosiones y nos precipitamos escaleras abajo para ver a los niños cubiertos de sangre, sus pies arrancados. No puedo recordarlo bien porque todos estábamos en estado de shock. Mi primo Orhan Akalın corrió a la calle llorando y pidiendo a gritos una ambulancia y también le dispararon.
Orhan Akalın, de 25 años, hermano de Yusuf, confirmó esto cuando HRW habló con él. Nadie en la familia sabía si había una investigación en curso sobre las muertes y, a principios de junio, dijeron que la oficina del fiscal no había contactado con ellos ni los habían llamado a declarar, a pesar de que la policía les había visitado para registrar los detalles de lo sucedido.
Halil y Nihat Sömer
El 7 de enero, dos hermanos, Halil Somer, de 41 años, que trabajaba como conductor, y Nihat Somer, de 21 años, que trabajaba en la Dirección Forestal Provincial, fueron fatalmente alcanzados por disparos desde el alto de Şahin o el hospital estatal de Cizre.
Su hermana Asiye Somer, de 37 años, declaró a HRW:
No había enfrentamientos en nuestro vecindario de Dagkapi, ni barricadas ni trincheras.
Estábamos en casa y, alrededor de las 19:00 horas del 7 de enero, Nihat estaba hablando por teléfono y fue hacia el final de nuestra calle donde la cobertura del móvil es mejor. Esa zona se ve directamente desde el alto de Şahin y a la izquierda desde el Hospital Estatal de Cizre. Miré por la ventana y alguien gritó que Nihat había recibido un disparo, por lo que corrí afuera con su hermano mayor, Halil, para recogerle. Hubo disparos desde Şahin o desde el hospital y no pudimos llegar hasta Nihat. Todos los vecinos estaban allí también y Halil se tiró al suelo y se arrastró hacia Nihat para recogerlo. En un primer momento no nos dimos cuenta de que también él había recibido un disparo mientras hacía esto. Había logrado llegar hasta Nihat, pero fue alcanzado.
Nuestros vecinos llamaron al 112, el servicio de ambulancias, pero les dijeron que no podían venir. Llamamos a un diputado, Faysal Sarıyıldız, que envió a la ambulancia municipal. Llovía mucho en ese momento y el tiroteo continuaba y la ambulancia tuvo que retirarse dos o tres veces hasta que finalmente pudo recoger a los dos.
Cuando en abril un investigador de HRW examinó el lugar donde fueron disparados, vio que la pared de la farmacia, en una esquina de la calle, había sido enlucida recientemente para ocultar al menos 24 impactos de bala, y había varios agujeros visibles por donde las balas había salido a través de la persiana metálica de una tienda en la esquina opuesta de la calle. La familia dijo que habían enyesado la pared porque el padre de Halil y Nihat había comenzado a visitar el sitio y lloraba allí todos los días y no querían que hubiera un recordatorio visible permanente de la pérdida de dos de sus hijos.
La familia mostró fotos a HRW que muestran la misma ubicación con los 24 agujeros de bala antes de ser recubiertos. La ubicación de los orificios de la pared de la farmacia y el ángulo de los puntos de entrada y de salida de la bala que afectó a las persianas de metal en la esquina opuesta resultaban consistentes con disparos efectuados desde una posición entre el hospital y el alto de Şahin, bajo control de las fuerzas de seguridad, aunque no era posible confirmar el alcance de los disparos.
HRW no encontró ninguna declaración o prueba de algún ataque o actividad de grupos armados en el barrio donde vivían los hermanos Somer el 7 de enero a los que las fuerzas de seguridad pudieran haber estado respondiendo.
Otro hermano, Ilhan Somer, de 30 años, informó que los policías lo golpearon en el hospital donde murieron sus hermanos:
Me encontré con la ambulancia cuando salía del vecindario y, en un principio, no tenía idea de que mis hermanos habían sido disparados. Mi padre, Ali Somer, y yo fuimos con ellos en la ambulancia al Hospital Estatal de Cizre. Vi que Nihat había recibido disparos en la garganta, el pecho, el vientre y el hombro y Halil en el pecho y las piernas. Murieron en el hospital. Estaba fuera de mí cuando oí la noticia de que uno, y luego el otro, habían muerto, a pesar de los esfuerzos por ponerles transfusiones de sangre.
Grité a los policías y un grupo de ellos me atacó y me golpearon. Espero que hubiera una cámara en el hospital para demostrarlo. Me llevaron a una habitación y uno dijo, «Mátalo, que sea el tercero.» Me veían como a un terrorista. Un policía vestido de civil detuvo a los otros, que iban de uniforme, y luego me dio un cigarrillo. Me sentía terriblemente descompuesto y mi padre, de 60 años de edad, estaba llorando. Llevamos los cuerpos al tanatorio de Sirnak. No pudimos enterrar a mis hermanos en Cizre debido al toque de queda y los enterramos cerca de İdil.
Siento que no hay ley aquí y que el Estado nos considera a todos terroristas. Si hubiera ley aquí, esto no habría sucedido.
La oficina del fiscal envió una unidad de policía para llevar a cabo una investigación en el lugar en que los hermanos Somer fueron disparados fatalmente, y la oficina del fiscal de Cizre informó a HRW que está abierta una investigación sobre las dos muertes.
A mediados de abril, sin embargo, Ilhan Somer informó a HRW que, a pesar de que él había hablado con la unidad de policía que había ido a investigar, nadie de la familia había sido llamado a declarar ante el fiscal sobre el incidente.
Abdülhamit Poçal, Selman Erdogan y otros, barrios de Sah y Cudi
HRW entrevistó a cinco testigos de un incidente que ocurrió alrededor del mediodía del día 20 de enero, cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra un grupo de civiles, incluidos los miembros del consejo local, empleados municipales y periodistas, y dirigido por Faysal Sarıyıldız, el diputado por Şırnak del Partido Democrático de los Pueblos (HDP). El grupo, de aproximadamente 30 personas, portaban banderas blancas y salieron del edificio municipal en el barrio de Şah por una de las calles principales de Cizre, la calle Nusaybin, en el barrio de Cudi, para recuperar cadáveres y heridos. Sarıyıldız dijo que el grupo había decidido tomar esta acción después de haber oído muchas informaciones de que se impedía a las ambulancias llegar a las personas heridas o recoger los cadáveres en Cudi:
Después de que el gobernador no diera respuesta a mis repetidas llamadas a su teléfono móvil, le informé por SMS que íbamos a entrar en grupo en el barrio de Cudi para recoger a los heridos y los cadáveres. Llevábamos banderas blancas y procedimos a plena luz del día y las fuerzas de seguridad nos vieron entrar sin impedírnoslo. Recogimos varios cadáveres y a personas heridas y, cuando ya estábamos regresando con ellos, nos dispararon.
Selahattin Ecevit, de 42 años, miembro del consejo local de Cizre y alcalde en funciones en ese momento, estaba entre el grupo:
Fuimos un grupo de personas, en el que estaba Faysal Sarıyıldız y los miembros del consejo, el teniente de alcalde y algunas personas de edad avanzada, para recuperar cadáveres y heridos y los pusimos en dos carros de mano. Faisal había informado al gobernador del distrito. Llevábamos banderas blancas cuando cruzamos la calle Nusaybin, que quedaban claramente visibles para las fuerzas de seguridad en estaban en vehículos blindados. Una vez más, portamos banderas blancas cuando volvimos a cruzar. En el viaje de vuelta por la calle Nusaybin, de repente y sin previo aviso, las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra nosotros desde vehículos blindados en dirección a Dörtyol.
Todos huimos en todas direcciones, algunos de vuelta a Cudi, algunos hacia Sur y algunos cayeron en la calle. Me hirieron en el pie izquierdo al tiempo que a varios otros. Nuestro miembro del consejo, Hamit Poçal, murió a causa de sus heridas y lo mismo ocurrió a otro hombre al que no conocía llamado Selman Erdogan. Faysal logró llamar a la ambulancia municipal para que recogiera a los heridos más graves. Conseguimos llegar a una casa al otro lado de la calle, junto con Faysal y otros, y tuvimos que permanecer allí durante tres horas. Faysal estuvo llamando repetidamente el gobernador del distrito, que siguió sin responder a sus llamadas.
Al final tuvo que contactar con el titular de la Cámara de Comercio e Industria, Solimán Cagli, para que llamase al gobernador de distrito y le transmitiera el mensaje. ¡Es vergonzoso que un gobernador de distrito pueda ignorar las llamadas urgentes de un miembro del Parlamento! Sólo unas horas más tarde logramos la ambulancia municipal, a la que recurrimos porque la ambulancia estatal, a quien se suponía debíamos llamar, no se presentó alegando que era demasiado arriesgado porque había un enfrentamiento. La agencia de noticias estatal Anatolia informó del incidente diciendo que tres terroristas habían muerto y nueve habían resultado heridos en un enfrentamiento. No hubo enfrentamiento.
La ambulancia municipal nos llegó muy tarde, porque había recogido a los heridos más graves y entonces había sido detenida por la policía y registrada.
Todos los huesos de mi pie izquierdo se rompieron. Pasé ocho días en el hospital de Batman y sigo (casi dos meses después) caminando con dificultad.
Refik Tekin, cámara del canal de televisión IMC, estaba entre el grupo y recibió un disparo en la pierna, pero logró continuar filmando el incidente. La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas emitió más tarde un comunicado condenando los disparos a Tekin, al tiempo que expresaba su profunda preocupación por las restricciones a los medios de comunicación y los incidentes en el sureste. Tekin declaró:
Fuimos en grupo con el diputado del HDP Faysal Sarıyıldız para recuperar cadáveres y algunos heridos en el barrio de Cudi. Portábamos una bandera blanca. Yo estaba entre el grupo y había un colega de la agencia de noticias Dicle. Cruzamos la calle Nusaybin y pude ver claramente que había tanques y vehículos blindados en ambos extremos de esa calle.
Entramos en Cudi, donde se encontraban los cuerpos. Al salir de la zona, tomamos otro camino y volvimos a cruzar la calle Nusaybin, y en el camino había tanques y vehículos blindados por todas partes.
De repente oímos sonidos de disparos. Al principio, las balas sonaban muy de cerca por encima de nuestras cabezas, por lo que la gente empezó a agacharse, tratando de salir de la línea de fuego, pero dos segundos después comenzaron a dispararnos directamente. Los disparos venían desde el extremo oriental de la carretera [dirección Dörtyol], desde un lado. De repente, la gente empezó a caer al suelo. Sentí calor en una pierna, caí al suelo y me arrastré. Había sangre por todas partes, la gente estaba en el suelo. Seguí filmando.
Llegaron una ambulancia y vehículos fúnebres. Ambos pertenecían al municipio. El diputado los había llamado enseguida y, puesto que el edificio del ayuntamiento estaba a unos 500 metros, pudieron llegar rápidamente. Cuando llegaron las ambulancias, cesaron los disparos. Realmente no sé lo que habría ocurrido si esas ambulancias no hubieran aparecido. Creo que podrían habernos matado a todos allí mismo. Dos personas murieron en el tiroteo. Algunos de los heridos fueron trasladados en los vehículos funerarios, porque había muchos. Me pusieron en la ambulancia con otras dos personas que también resultaron heridas.
La ambulancia fue detenida por la policía cerca del edificio del vicegobernador. Sacaron a todos de las ambulancias y comenzaron a golpearnos, también a mí. Pude ver que también habían obligado a salir al conductor de la ambulancia. Estaba de pie, contra la pared, y los policías lo golpeaban, insultándolo a gritos y diciéndole: «¿Por qué fue sin nuestro permiso?»
Le dije a la policía que era de la prensa y les mostré mi carnet, pero de todos modos me golpearon.
Un policía me arrastró por el suelo hasta la ambulancia. Podía ver que estaba herido. Me gritó, diciéndome que no lo mirase, ordenándome que cerrara los ojos mientras me seguía golpeando. Me dijo: «¡Sois todos terroristas, veréis la fuerza de los turcos!» Esto me chocó, me resultaron unas palabras extrañas. ¿No soy yo un ciudadano de este país? Me dijo cosas indecibles, insultos que no quiero repetir. Los policías me patearon la pierna y la cabeza. Todo esto ocurrió frente al edificio del vicegobernador. Entonces, el policía que me había golpeado me ordenó volver a la ambulancia, pero no podía mantenerme en pie. Traté de arrastrarme, y él tiró de mí, pero, finalmente, perdió la paciencia y gritó al conductor de la ambulancia que me subiera de nuevo a la ambulancia.
Delante del Hospital Estatal de Cizre había muchos soldados y policías de operaciones especiales. Había tantos que ni siquiera podía ver el suelo. Todos me sacaron fotos con sus móviles y nos dejaron en la ambulancia mientras nos fotografiaban, gritando y maldiciendo. Me pareció que daban tiempo a los policías y soldados para que hicieran fotos para aumentar su moral, para que pudieran demostrar que habían «capturado a terroristas». Después de unos cinco o seis minutos, me pusieron en una silla de ruedas.
Mientras me llevaban entre los soldados, en la silla de ruedas, todos me golpeaban con fuerza en la cabeza. Todo el que podía acercarse hasta mí me golpeaba. Me insultaban diciendo: «Vamos a terminar con todos vosotros», «sois todos terroristas», «vais a ver la fuerza de los turcos». Esto siguió todo el camino desde la ambulancia hasta la entrada del hospital.
Mientras estaba en el hospital, la policía inició una investigación en mi contra, por «ser miembro de una organización terrorista». Justo después de los acontecimientos del 20 de enero, la agencia de noticias Anatolia anunció en su informe que yo era un «terrorista». Me interrogaron en la sección antiterrorista de la policía de Mardin, después de que me dieran de alta en el hospital, pero el fiscal de Cizre decidió retirar mi caso. Cuando declaré en Mardin, le dije al fiscal que quería presentar dos quejas formales: una contra las personas que abrieron fuego contra nosotros y otra contra los policías que me habían golpeado e insultado. Hasta ahora no me han llamado a testificar en ninguno de ambos casos y, por lo que sé, no ha habido ningún progreso en la investigación.
La agencia de noticias Anatolia y el periódico Hürriyet informaron que tres «terroristas» habían muerto y nueve habían resultado heridos en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, entre ellos un cámara de televisión, que se había recuperado un arma de un ataúd y que la ambulancia y los vehículos funerarios tenían tratado de sacar a los «terroristas heridos» fuera del barrio. Una fotografía, que pretende mostrar a un oficial de policía extrayendo una pistola de un ataúd, fue publicada junto con el artículo de prensa. No se identificaba ninguna fuente de esta información ni del relato de los hechos.
Después de haber entrevistado a cinco testigos involucrados en el incidente, HRW considera que los informes de prensa no tienen credibilidad y que los hechos expuestos en los periódicos representan un intento deliberado de las autoridades por encubrir un incidente en el que las fuerzas de seguridad abrieron fuego, matando e hiriendo a civiles que no representaban ninguna amenaza y que sólo pretendían rescatar a los heridos y recuperar cadáveres.
Las autoridades deben llevar a cabo una investigación efectiva de los hechos que sea capaz de conducir a la identificación y enjuiciamiento de aquéllos entre las fuerzas de seguridad responsables de los disparos, y deben abandonarse todas las investigaciones criminales sobre las acciones del grupo de civiles que buscaban recuperar heridos y cadáveres.
Fuente: HRW
Traducido por Rojava Azadî