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Masoud Barzani: el carnicero de Sinjar

Crédito de la foto: The Cradle

The Cradle – 25 julio 2024 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Si bien ISIS pudo haber ejecutado el genocidio contra la población yazidí de Irak, una demanda en EE.UU. revela que el líder kurdo Masoud Barzani y sus intocables fuerzas peshmerga desempeñaron un papel directo y cómplice en la masacre, impulsados por su interés geopolítico en conquistar Sinjar.

En agosto de 2014, ISIS lanzó una campaña de pesadilla para masacrar, esclavizar y violar a miles de yazidíes –una minoría étnico-religiosa en la región de Sinjar en Irak– en lo que se reconoce ampliamente como un  genocidio.

Pero ahora, una demanda actualmente en curso en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Washington, DC, hace una afirmación impactante:  Masoud Barzani , el veterano líder kurdo iraquí, orquestó la matanza masiva de yazidíes, utilizando a ISIS como representante.

La demanda fue presentada en nombre del Fondo de Víctimas de Kurdistán, encabezado por Stephen Studdert, ex asesor principal de los presidentes estadounidenses George HW Bush, Ronald Reagan y Gerald Ford.

La demanda  alega que Masoud Barzani “orquestó, acomodó y facilitó” el genocidio yazidí.

El genocidio fue planeado de antemano

Múltiples testimonios yazidíes afirman el papel de Barzani, incluido el de Mirza Ismail, presidente de la Organización Internacional de Derechos Humanos yazidí, que dice  a The Cradle:

«El genocidio yazidí fue planeado de antemano. Masoud Barzani planeó aniquilar a los yazidíes para crear un Estado islámico en Kurdistán.

El miedo entre los yezidíes a un ataque de ISIS a Sinjar había ido en aumento durante meses antes del genocidio de agosto de 2014. A pesar de las promesas de las fuerzas de seguridad kurdas –los alguna vez venerados  Peshmerga– de proteger a los yezidíes hasta su “última gota de sangre”, estas tropas en cambio aseguraron que ISIS pudiera llevar a cabo sus horribles actos.

Siguiendo órdenes de sus líderes, los peshmerga desarmaron a los yezidíes y les impidieron huir de Sinjar, dejándolos indefensos, blancos descubiertos para el ataque terrorista que le seguiría. Diez años después, el papel de Barzani como orquestador del genocidio yazidí sigue siendo casi completamente desconocido, excepto, sobre todo, entre los propios supervivientes.

Defender Sinjar ‘hasta la última gota de sangre’

En enero de 2014, ISIS inició su guerra relámpago para capturar territorio en el este de Siria y el oeste de Irak. Mirza Ismail le dice a The Cradle que después de que ISIS asesinara a agricultores yazidíes en la ciudad de Rabiaa en mayo, “sabíamos que algo nos pasaría”.

Después de que ISIS capturara Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, en junio, con la ayuda de Masoud barzani, la situación no hizo más que volverse más peligrosa.

De repente, ISIS rodeó Sinjar por tres flancos: desde la ciudad de Baaj por el sur, desde Tel Afar y Mosul por el este, y desde Siria por el oeste. La única salida era hacia el norte, hacia el paso fronterizo sirio, y luego hacia la ciudad de Dohuk, en la región del Kurdistán iraquí.

Muchos yezidíes pensaban que ISIS atacaría Sinjar a continuación, pero los funcionarios locales del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de Barzani tranquilizaron públicamente a los yezidíes asegurándoles que los Peshmerga los defenderían.

En el Daily Beast, la periodista Christine Van Den Toorn informó de que Sarbast Baiperi, jefe de la 17ª Sección del PDK en Sinjar, se jactó de que «hasta la última gota de sangre defenderemos Sinjar».

Qarbash era reconocible para los yezidíes por una entrevista televisiva que concedió durante el genocidio de agosto de 2014 en la que justificaba la toma de mujeres yezidíes como esclavas sexuales y pedía a los yezidíes que se convirtieran al islam o serían asesinados.

Los Peshmerga desarman y atrapan a los yezidíes en Sinjar

Sin embargo, en medio de la inminente amenaza de ISIS, los Peshmerga se esforzaron por impedir que los yezidíes huyeran de Sinjar.

Un hombre yezidí declaró a The Cradle que cuando él y su familia se asustaron e intentaron escapar a la región del Kurdistán iraquí el 1 de agosto, sólo dos días antes del ataque de ISIS, los peshmerga les bloquearon en un puesto de control.

«Recibimos órdenes de Barzani de que no se permitiera huir a ninguno de los residentes», le dijeron los Peshmerga. «Algunos que desafiaron las órdenes de los Peshmerga fueron incluso tiroteados», añadió.

Explicó además que le habían obligado a entregar sus armas a la base peshmerga local, incluida toda su munición. «En realidad confiábamos en que nos protegerían», dijo.

Otro testigo yazidí de Sinjar revela a The Cradle que las fuerzas peshmerga fueron de casa en casa confiscando las armas de los yazidíes, incluidas las armas pesadas que los miembros yazidíes del ejército iraquí habían traído consigo de vuelta a Sinjar tras el colapso del ejército en Mosul.

La campaña de los peshmerga para confiscar armas yezidíes fue corroborada por la escritora estadounidense y activista kurda de derechos humanos Amy Beam. Informó además de que «algunos yezidíes dicen que la presencia de los peshmerga era para controlarlos, no para protegerlos, porque no se establecieron bases peshmerga en las aldeas árabes vecinas.

Van Den Toorn también confirmó que el PDK de Barzani intentó impedir que los yezidíes huyeran de Sinjar. Un funcionario local del PDK le dijo que «los altos cargos del partido dijeron a los representantes que mantuvieran la calma y que si la gente de sus zonas de cobertura se marchaba, les recortarían el sueldo.»

Los peshmerga arman a ISIS

Al no confiar en los peshmerga, los yezidíes que habían servido en el ejército iraquí, exigieron la devolución de sus armas pesadas confiscadas. Qasim Shesho, comandante peshmerga yezidí y miembro del PDK, suplicó a sus superiores kurdos durante meses, incluso la noche anterior al ataque de ISIS, sin éxito.

En cambio, Saeed Kestayi, comandante en jefe de los Peshmerga en Sinjar, se enfadó por la petición. «No hemos venido aquí para entregar nuestras armas a nadie. Seguimos vivos, y hasta la última gota de sangre que haya en nosotros, nadie entrará en Sinjar», dijo a Shesho.

En lugar de entregar armas a los yezidíes para que se defendieran, los dirigentes peshmerga se centraron en los «negocios» y en la «venta de armas», explicó Shesho. En otras palabras, vendieron a ISIS la gran cantidad de armas confiscadas al ejército iraquí.

El académico estadounidense Matthew Barber, uno de los mayores expertos en el genocidio yazidí, informa de que los dirigentes peshmerga vendieron las armas a contrabandistas que luego las transportaron a través de la frontera con Siria para venderlas a ISIS. Las ventas fueron intermediadas por un yazidí de Kocho, Qasim Simo, que era miembro de la policía secreta del PDK en Sinjar.

Los Peshmerga se retiran sin previo aviso

En las primeras horas del 3 de agosto, ISIS atacó Sinjar desde todas las direcciones. Un yezidí de Tel Ezer, uno de los primeros pueblos atacados, declaró que vio «a Daesh invadiendo en 50 camiones desde dos direcciones, tratando de rodear a la gente para impedir que huyera al monte Sinjar». Se distinguían por su vestimenta totalmente negra, vehículos del ejército estadounidense y de Arabia Saudí, y banderas negras con palabras blancas en árabe que proclamaban que eran el ejército de Dios».

En una asombrosa muestra de traición, la fuerza Peshmerga de 10.000 efectivos se retiró repentinamente sin previo aviso, dejando a los yezidíes instantáneamente expuestos y vulnerables sin medios para protegerse.

Los dirigentes peshmerga, incluido Sarbast Baiperi, «huyeron antes de que huyera ningún civil», declaró Qasim Shesho.

Un funcionario kurdo que habló bajo condición de anonimato con el Washington Post reconoció que la retirada había sido organizada.

Dijo que las fuerzas peshmerga de Barzani habían realizado una «retirada táctica» de Sinjar para permitir la salida de los civiles. Pero esta justificación de la retirada era completamente ilógica. Los Peshmerga necesitaban mantenerse en pie y luchar para dar a los civiles yazidíes la oportunidad de huir.

Matthew Barber confirmó también que los Peshmerga se retiraron «sin disparar una bala» en casi todos los casos. Según declaraciones públicas y privadas de los comandantes peshmerga, la orden de retirada fue emitida por la dirección del PDK en Erbil, añadió Barber.

Los peshmerga engañan a los yezidíes

Los peshmerga no sólo no advirtieron a los yezidíes del inminente ataque de ISIS, sino que les engañaron asegurándoles falsamente que había refuerzos en camino.

Un yezidí de Tel Ezer dijo a The Cradle que la mañana del ataque, los Peshmerga evacuaron a la montaña, pero dejaron sólo unos pocos miembros yezidíes de los Peshmerga en el puesto de control a las afueras de la ciudad. «Hasta las 9 de la mañana no dejaron salir a nadie», explicó.

En el puesto de control, los peshmerga yezidíes decían: «El hijo de Masoud Barzani está de camino con un enorme ejército para rescataros, así que quedaos donde estáis». Los Peshmerga yezidíes «también fueron traicionados», dijo el hombre.

Doscientos combatientes yezidíes que se quedaron atrás, esperando la ayuda prometida, fueron arrollados y masacrados por ISIS.

En la aldea de Sour Awa, los peshmerga no sólo se retiraron, sino que mataron a tres peshmerga yezidíes, Eiad Naiv Murad, Youssef Jabal y Ali Jabal, que exigieron a su comandante kurdo que les dejara armas para poder defender la aldea. Sobre el incidente, el experto en Irak Joel Wing escribe:

«Cuando los peshmerga yazidíes vieron que su unidad hacía los petates para marcharse, dijeron a sus comandantes que se quedaban para defender sus aldeas y pidieron armas. La decisión de los kurdos permitió a ISIS rodear las aldeas del sur y más tarde tomar el resto del distrito, ya que abrumaron a los aldeanos, ligeramente armados.

En declaraciones a The Cradle, un familiar de uno de los tres hombres yazidíes asesinados por los Peshmerga -que desea permanecer en el anonimato como la mayoría de los civiles yazidíes que hablaron con este medio de comunicación- afirma que antes de que estallara el combate, el comandante peshmerga dijo que tenía órdenes de los altos mandos de no entregar ningún arma a los yazidíes.

Bloqueo de la huida yezidí

En otros casos, los combatientes peshmerga kurdos impidieron activamente a los yazidíes escapar a la seguridad de la montaña de Sinjar, lo que permitió a los militantes de ISIS capturar a más de 1.000 de ellos.

Salwa Khalaf Rasho, una joven yezidí de 16 años, declaró ante el Parlamento británico que cuando ella y su familia intentaron huir a la montaña, «un puesto de control de los peshmerga nos detuvo y bloqueó el camino».

Cuando encontraron otro camino más largo para huir hacia la montaña, «un convoy de peshmerga junto con su comandante, Sarbast Baiperi, y sus soldados nos apuntaron con sus armas y nos amenazaron». Les dijeron a Salwa y a su familia: «Quitaos de en medio para que el convoy peshmerga pueda huir primero y llegar a la montaña».

Salwa cuenta que, tras la marcha del convoy peshmerga, «un coche se averió y bloqueó la carretera. Entonces, los coches quedaron atrapados en un atasco. Esperamos. Durante ese tiempo, los terroristas de ISIS llegaron hasta nosotros y nos rodearon».

Salwa fue esclavizada y violada durante ocho meses por un comandante de ISIS antes de conseguir escapar.

Un vídeo del incidente muestra que el vehículo que bloqueaba la sinuosa carretera a la montaña no era civil, sino un vehículo militar peshmerga. Ismail confirma que los peshmerga atraparon a propósito a los yezidíes bloqueando la carretera:

«Los peshmerga pusieron el vehículo en la carretera y dijeron que estaba averiado. Luego dijeron a la gente que debían regresar. ISIS estaba detrás de ellos y capturó a mucha gente. Mi familia estaba allí, pero pudieron escapar. Un par de mis primos estaban allí.»

Kurdos en las filas de ISIS

Contrariamente a la creencia popular, militantes kurdos también engrosaron las filas de ISIS durante el ataque a Sinjar. Como revela a The Cradle un yezidí de Sinjar:

«Los más peligrosos para los yezidíes son kurdos. En Sinjar también vivían kurdos, no sólo árabes. Miembros kurdos de ISIS mataron a muchos yezidíes en agosto de 2014, no solo árabes, especialmente en el centro de la ciudad de Sinjar.»

Un yazidí de la aldea de Karzark declaró que cuando ISIS atacó a primera hora del 3 de agosto, dos de sus vecinos kurdos fueron de casa en casa en una camioneta con militantes de ISIS, registrando casas y encontrando yazidíes a los que matar. Tras escapar a Dohuk, el hombre descubrió más tarde que sus vecinos kurdos también habían llegado a la región kurda iraquí. Denunció su participación en los asesinatos a las autoridades kurdas, pero no se tomaron medidas contra ellos.

«Lo único que queremos es vengarnos de esos traidores kurdos que nos traicionaron y torturaron», afirma.

Un yezidí de Sinjar cuenta a The Cradle que «sólo más tarde nos enteramos» de que musulmanes de tres tribus kurdas locales «se habían unido a la milicia de ISIS y le habían allanado el camino».

«Muchos peshmerga también simpatizaban con ISIS», añade.

Una mujer yezidi entrevistada por The Cradle dice que, de hecho, fue testigo de cómo algunos peshmerga kurdos se unían a ISIS mientras ella y su hermano escapaban a pie hacia la montaña:

«Detrás de una colina más grande, vimos tres vehículos peshmerga. Pudimos ver cómo los peshmerga se quitaban los uniformes y se ponían la ropa negra de Daesh [ISIS]. Me quedé estupefacta. No sé cuántos peshmerga había. Pero eran muchos.»

Para dar más credibilidad a esta afirmación, un activista yazidí que ha recopilado testimonios de supervivientes del genocidio informa de lo siguiente The Cradle:

«Tengo más de 500 testimonios, y todos dicen lo mismo. Los peshmerga kurdos nos traicionaron. Muchos de ellos vieron cómo los peshmerga se unían a ISIS, y muchos de ellos dicen que el primer disparo lo hicieron los peshmerga. La primera matanza la iniciaron los peshmerga.»

Barzani da cobijo a dirigentes de ISIS

Tras la matanza, algunos miembros kurdos de ISIS encontraron refugio en la región de Kurdistán de Barzani. El destacado activista kurdo Qadir Nadir reveló que dirigentes de ISIS vivían en Erbil bajo la protección de Barzani, disfrutando de apartamentos seguros y recibiendo salarios del PDK. Uno de estos dirigentes, Salah Mustafa Qarbash, fue descubierto más tarde viviendo en Erbil y apoyando las iniciativas políticas de Barzani.

Qarbash era reconocible para los yezidíes por una entrevista televisiva que concedió durante el atentado de agosto de 2014 en la que justificaba la toma de mujeres yezidíes como esclavas sexuales y pedía a los yezidíes que se convirtieran al islam o serían asesinados.

En 2017, Qarbash  apareció en una estación de televisión financiada por el KDP en Erbil. Habló en apoyo del próximo referéndum de Barzani sobre la independencia kurda, describiéndolo como un paso hacia el establecimiento de un Estado islámico.

¿Cuál era el objetivo de Barzani?

Tanto antes como durante el genocidio de agosto de 2014, los poderosos peshmerga de Masoud Barzani atraparon, desarmaron, engañaron y abandonaron a los yazidíes.

La traición de los peshmerga a los yezidíes aseguró que ISIS pudiera masacrar y esclavizar a miles de hombres, mujeres y niños, mientras obligaba a cientos de miles más a huir de Sinjar.

Pero ¿por qué Barzani –que cuenta con un fuerte apoyo de Estados Unidos e Israel– utilizó a los peshmerga para perpetrar el genocidio de yezidíes en asociación con ISIS? Un abogado yazidí que habló con The Cradle expresó claramente las motivaciones de Barzani:

«Los musulmanes kurdos no son autóctonos de Sinjar, pero quieren tomarlo. Están apoderándose de tierras y luego construyendo mezquitas, matando a algunas personas, controlando la tierra e intentando convertir a la gente al islam por la fuerza.»

Los supervivientes yazidíes del genocidio no tendrán justicia hasta que sus orquestadores –Masoud Barzani, altos funcionarios del PDK y comandantes peshmerga– rindan cuentas.

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