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Es hora de que la UE apoye el nuevo proceso de diálogo en el conflicto turco-kurdo: retirar al PKK de la lista de organizaciones terroristas de la UE

El Grupo de Trabajo Kurdo del Parlamento Europeo, copresidido por Andreas Schieder, Leoluca Orlando y Per Clausen, ha presentado una pregunta escrita en la que solicita a la Comisión Europea que retire al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea. Esta iniciativa llega en un momento crucial, ya que los acontecimientos en Turquía apuntan a una nueva oportunidad para la paz y la resolución democrática de la cuestión kurda.

Antecedentes: un nuevo proceso emergente en Turquía

El 1 de octubre de 2024, Devlet Bahçeli, líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) de Turquía, realizó un gesto sin precedentes al dar la bienvenida al Parlamento turco a los miembros del partido prokurdo DEM y estrechar la mano de su copresidente, Tuncer Bakırhan. Poco después, Bahçeli declaró:

«Está comenzando una nueva era en nuestro país. Si queremos paz en el mundo, debemos mantener la paz en nuestro propio país».

Tres semanas después, el 22 de octubre, Bahçeli propuso durante un discurso parlamentario que se le diera a Abdullah Öcalan la oportunidad de dirigirse al Parlamento y anunciar la disolución del grupo armado. Es profundamente simbólico, por no decir irónico, que Bahçeli, quien en 1999 había exigido la ejecución de Öcalan, ahora pida su participación en un diálogo nacional sobre la paz.

Öcalan responde a Bahçeli: un llamamiento a la paz y a una sociedad democrática

En respuesta, Abdullah Öcalan emitió un mensaje en el que acogía con satisfacción este cambio histórico:

«El llamamiento del señor Devlet Bahçeli, junto con la voluntad expresada por el presidente (Erdogan) y las reacciones positivas de otros partidos políticos, ha creado un entorno en el que hago un llamamiento al abandono de las armas, y asumo la responsabilidad histórica de este llamamiento».

A continuación, reproducimos una traducción de la declaración de Öcalan, emitida el 27 de febrero de 2025:

«El PKK nació en el siglo XX, en la época más violenta de la humanidad, en medio de dos guerras mundiales, bajo la sombra del socialismo real y la Guerra Fría. La negación absoluta de la realidad kurda y las severas restricciones a los derechos y libertades fundamentales, especialmente la libertad de expresión, desempeñaron un papel decisivo en su surgimiento y desarrollo.

El PKK ha soportado el peso de ese siglo y del sistema socialista en su teoría, su programa y su estrategia. Sin embargo, el colapso del socialismo real en la década de 1990, el reconocimiento gradual de la identidad kurda y la ampliación de las libertades de expresión han restado sentido a la razón de ser original del PKK, lo que ha llevado a la repetición en lugar de a la renovación.

Durante más de mil años, las relaciones entre turcos y kurdos se caracterizaron por la cooperación y la alianza. Juntos, garantizaron la supervivencia mutua frente a las potencias hegemónicas. Sin embargo, los dos últimos siglos de modernidad capitalista han tratado de romper esta alianza. Las interpretaciones monolíticas de la República aceleraron aún más ese proceso. Hoy en día, la tarea esencial es reconstruir esta relación histórica sobre la base de la fraternidad, la diversidad y el espíritu democrático.

La necesidad de una sociedad democrática es ineludible. El PKK, la insurgencia más larga y extensa de la historia de la República, encontró apoyo social precisamente porque se cerraron los canales de la política democrática. Como haría cualquier movimiento moderno cuya existencia ya no se define por la lucha armada, hago un llamamiento a todos los grupos para que convoquen sus congresos, decidan voluntariamente deponer las armas y el PKK se disuelva.

La histórica decisión del PKK

El 12 de mayo de 2025, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunció los resultados de su XII Congreso, en el que declaró la disolución del PKK y su compromiso de continuar la lucha kurda por la democracia y los derechos exclusivamente a través de medios políticos y civiles.

En respuesta al histórico «Llamamiento a la paz y a una sociedad democrática» de Abdullah Öcalan, pronunciado el 27 de febrero de 2025, el Congreso concluyó que el PKK había cumplido su misión histórica, al haber llevado la cuestión kurda al umbral de una solución política democrática.

Esta decisión marca un punto de inflexión en la historia moderna de Turquía y Kurdistán. Ofrece una oportunidad genuina para una paz duradera, el fortalecimiento de la política democrática y la estabilización de una región marcada durante mucho tiempo por el conflicto y la desconfianza. En un momento en que las guerras y el autoritarismo proliferan en todo el mundo, la insistencia de Öcalan en resolver los conflictos por medios democráticos y políticos es una fuente de esperanza y un llamamiento a la conciencia de todos los actores que valoran la justicia y la paz.

Respuesta de la UE: apoyo a un nuevo comienzo

Tras el anuncio del PKK, las reacciones internacionales reflejaron un optimismo generalizado. Gobiernos, instituciones y grupos de la sociedad civil de toda Europa reconocieron la magnitud de este avance y pidieron un proceso de paz integral.

El 12 de mayo de 2025, la Unión Europea instó a todas las partes a «aprovechar el momento». El portavoz de Asuntos Exteriores de la UE, Anouar El Anouni, destacó que:

«La Unión Europea considera que poner en marcha un proceso de paz creíble, con el objetivo de alcanzar una solución política a la cuestión kurda, sería un paso positivo para lograr una solución pacífica y sostenible».

Esta declaración supuso un gesto diplomático significativo. Sin embargo, ahora las palabras deben ir acompañadas de medidas políticas decisivas.

En el pasado, la UE ha demostrado su capacidad para influir positivamente en la evolución política y jurídica de Turquía, en particular a través de los criterios de Copenhague y su marco de adhesión más amplio. Hoy se aplica el mismo principio: al eliminar al PKK de la lista de organizaciones terroristas de la UE, la Unión Europea puede dar un nuevo impulso a una solución política que se ajuste a sus propios valores de democracia, derechos humanos y Estado de Derecho.

Esta medida no solo reafirmaría el compromiso de Europa con la transformación de los conflictos, sino que también supondría una señal de apoyo al diálogo pacífico en un momento en que las vías democráticas en Turquía —y en todo Oriente Medio— necesitan estímulos externos y legitimidad.

La inclusión del PKK en la lista de la UE tras su disolución en 2002

El PKK fue incluido en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea el 2 de mayo de 2002, lo que supuso la congelación de sus activos y cuentas en todos los Estados miembros. Paradójicamente, esto ocurrió en un momento en que el PKK ya había declarado un alto el fuego en 1999 y, por resolución propia, se había disuelto en abril de 2002, transformándose en una nueva organización: el Congreso por la Libertad y la Democracia del Kurdistán (KADEK).

Por lo tanto, la inclusión del PKK en la lista de la UE no solo era cuestionable desde el punto de vista procedimental, sino también políticamente contradictoria. Durante sus 15 años de lucha armada, el PKK no había sido proscrito ni a nivel de la UE ni del Reino Unido; sin embargo, tras su renuncia a la lucha armada, fue calificado de «terrorista».

Esta paradoja pone de relieve una incoherencia más profunda: aunque el PKK había puesto fin a sus operaciones militares, retirado sus fuerzas de Turquía y se había comprometido a buscar una solución política, la medida de la UE castigó efectivamente la paz en lugar de recompensarla. La inclusión en la lista ignoró la intención declarada del movimiento de participar democráticamente, lo que debilitó las perspectivas de reconciliación y diálogo.

Recursos legales y procedimentales contra la inclusión en la lista de la UE

Existen motivos tanto legales como prácticos para retirar al PKK de la lista. La decisión de 2002 de incluirlo en la lista de organizaciones terroristas se tomó en gran medida a petición de Turquía, miembro de la OTAN, y desde entonces ha sido objeto de un importante escrutinio judicial.

En 2018, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó que la inclusión del PKK en la lista de organizaciones terroristas de la UE entre 2014 y 2017 era ilegal, alegando errores de procedimiento y refiriéndose explícitamente a la iniciativa de paz de Abdullah Öcalan de 2013 como prueba de la orientación política de la organización.

Además, en enero de 2020, el Tribunal de Casación de Bélgica, la máxima autoridad judicial del país, dictaminó que el PKK no podía ser clasificado legalmente como organización terrorista en virtud de la legislación antiterrorista de la UE. El tribunal afirmó que el PKK era parte en un conflicto armado no internacional y, por lo tanto, estaba sujeto al derecho internacional humanitario (las leyes de la guerra), y no al derecho penal.

Estas sentencias demuestran en conjunto que la permanencia del PKK en la lista carece tanto de legitimidad jurídica como de justificación fáctica. A pesar de ello, el PKK sigue figurando de facto en la lista de organizaciones terroristas de la UE, debido principalmente a la presión política de Turquía.

Ninguna institución de la UE ni ningún tribunal internacional ha determinado jamás que el PKK cumpla los criterios jurídicos que definen una organización terrorista. Por el contrario, las resoluciones judiciales en toda Europa afirman sistemáticamente que la clasificación del PKK tiene motivaciones políticas y no está fundamentada jurídicamente.

Bélgica: una victoria judicial y un precedente para Europa

El 28 de enero de 2020, el Tribunal de Casación de Bélgica sentó un precedente histórico al dictaminar que la legislación antiterrorista de la UE no puede aplicarse al PKK, ya que es parte en un conflicto armado no internacional, un estatus que permite el uso legítimo de la fuerza militar dentro de los límites del derecho internacional humanitario.

Esta decisión no solo supuso una victoria judicial para quienes abogan por una solución política a la cuestión kurda, sino también un hito jurídico que afirma que la criminalización de los movimientos políticos que participan en el diálogo es contraria a las normas jurídicas europeas y al espíritu más amplio de los derechos humanos.

La sentencia belga, en consonancia con las sentencias de otros tribunales nacionales y de la UE, proporciona una base jurídica sólida para que la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea revisen y revoquen la inclusión del PKK en la lista y, al hacerlo, reafirmen el compromiso de la UE con la justicia, la proporcionalidad y una política orientada a la paz.

Importantes campañas kurdas e internacionales para la exclusión del PKK de la lista

Durante las últimas dos décadas, las comunidades kurdas y los actores de la sociedad civil internacional se han movilizado constantemente para impugnar la designación del PKK como organización terrorista. Estos esfuerzos reflejan tanto una demanda de justicia como un llamamiento a la UE para que adapte sus políticas a la cambiante realidad política en Turquía y el Kurdistán.

La campaña «Yo también soy miembro del PKK» (2001)

En junio de 2001, miles de kurdos y sus aliados en toda Europa lanzaron la campaña identitaria «Yo también soy miembro del PKK». La primera declaración pública se realizó ante el Tribunal Regional Superior de Düsseldorf, lo que puso en marcha un acto de desobediencia civil colectiva sin precedentes.

El 20 de julio, el diario Özgür Politika publicó los resultados provisionales, que indicaban que 83.929 personas de toda Europa se habían sumado voluntariamente al lema de la campaña.

Esta declaración masiva no era una expresión de militancia, sino de identidad colectiva y solidaridad política. Encarnaba un mensaje claro: que la criminalización del movimiento kurdo era injusta y que la expresión pacífica y democrática de la identidad política kurda debía reconocerse como legítima dentro del marco democrático europeo. Cuando Europa criminaliza al PKK, estigmatiza a muchos kurdos que se identifican con la organización y ven en ella la encarnación de su identidad.

Iniciativa Internacional por la Justicia para los Kurdos (2023)

El 31 de enero de 2023, la Iniciativa Internacional por la Justicia para los Kurdos presentó ante la Comisión Europea una petición extraordinaria con tres millones de firmas en la que se solicitaba la eliminación del PKK de la lista de organizaciones terroristas de la UE.

La iniciativa reunió a 1003 firmantes de 30 países, entre los que se encontraban parlamentarios, académicos, escritores y figuras públicas de prestigio internacional. En su declaración conjunta afirmaban que la actual proscripción del PKK socava las perspectivas de paz y contradice los propios estándares legales y democráticos de Europa.

El objetivo de la campaña —cuatro millones de firmas en todo el mundo— demostró no solo el amplio apoyo transnacional a una solución política, sino también el creciente reconocimiento de que la cuestión kurda ya no es un asunto interno de Turquía, sino una preocupación europea e internacional en materia de derechos humanos.

Conclusión y llamamiento a la acción

Los acontecimientos de 2025 han abierto una ventana de oportunidad sin precedentes para la paz en Turquía. La Unión Europea acogió con satisfacción este avance el 12 de mayo de 2025, instando a «todas las partes a aprovechar el momento». Sin embargo, las declaraciones de buena voluntad deben traducirse ahora en medidas prácticas y valientes.

Eliminar al PKK de la lista de organizaciones terroristas de la UE no es un gesto simbólico, sino una necesidad estratégica para la paz, la democracia y la estabilidad en la región. También reafirmaría la coherencia moral y política de Europa.

Mientras el Grupo de Trabajo Kurdo del Parlamento Europeo, liderado por Andreas Schieder, Leoluca Orlando y Per Clausen, presiona a la Comisión Europea para que revise la lista, es fundamental que las instituciones de la UE actúen con decisión. Reconocemos la labor del Grupo de Trabajo Kurdo como una contribución valiosa y constructiva a la resolución de uno de los conflictos más antiguos de Europa.

Por lo tanto, le brindamos nuestro pleno apoyo y hacemos un llamamiento a los responsables políticos europeos, a la sociedad civil y a los ciudadanos para que hagan lo mismo.

Por qué la exclusión del PKK beneficia tanto a la paz como a los intereses europeos

Un llamamiento histórico a la paz: el 27 de febrero de 2025, el fundador del PKK, Abdullah Öcalan, dio un paso histórico al instar al movimiento a disolverse y perseguir las aspiraciones kurdas a través de canales democráticos.

Disolución formal y desarme: el 12 de mayo de 2025, el PKK anunció en su XII Congreso el fin de su lucha armada. Dos meses después, el 11 de julio, los combatientes kurdos quemaron simbólicamente sus armas en presencia de observadores kurdos, turcos e internacionales, lo que marcó la transición de la resistencia armada a la participación política.

Reconocimiento europeo: La UE y numerosos gobiernos europeos elogiaron acertadamente estos pasos como fundamentales para la paz y la estabilidad. Casi medio siglo de conflicto sin resolver ha generado desplazamientos, afianzamiento autoritario y ciclos de violencia que repercuten en toda Europa.

Eliminación de las barreras al diálogo: La continua proscripción del PKK obstaculiza el compromiso diplomático y sirve de cobertura a la represión turca de la expresión política pacífica kurda. El levantamiento de la prohibición restablecería el espacio para un diálogo y una reconciliación auténticos.

Promover los principios y la estabilidad de la UE: Apoyar la resolución democrática de la cuestión kurda se ajusta directamente a los valores y los intereses estratégicos de la propia UE: promover los derechos humanos, la democracia y la estabilidad regional.

Desde la disolución del PKK en su XII Congreso en mayo de 2025, la renovación semestral de la inclusión en la lista por parte de la UE se ha convertido en algo anacrónico y políticamente insostenible. La Unión Europea se encuentra ahora en una encrucijada: puede mantener un statu quo basado en clasificaciones obsoletas o actuar con visión de futuro e integridad, abrazando así la nueva era de diálogo, paz y democracia que se está desarrollando en Turquía y el Kurdistán.

Véase también el llamamiento del Grupo de Trabajo Kurdo del Parlamento Europeo: Carta del Grupo de Trabajo Kurdo del Parlamento Europeo.

Fuente: KNK

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