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El horror y la belleza que he encontrado en la represa clave de Siria

Presa de Tishrin

The National Scot – Jenni Keasden – 16 febrero 2025 – Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid

Las ventanas crepitan por la explosión cuando una nueva ráfaga impacta en el dique. «No te preocupes», dice la periodista kurda que me ha prestado amablemente su wifi.

«Cuando pegan bien cerca, vibra todo el edificio». Mientras sonríe, fuma y escribe, trata verdaderamente de darme ánimo.

Su comentario puedo no resultar del todo reconfortante, Pero aquí, en la presa de Tishrin, las reglas habituales no aplican. Por ejemplo, hasta qué punto es «cerca» cuando se organiza una fiesta de baile justo después o durante un discurso importante, o si una comunidad puede unirse de algún modo ante la guerra, en lugar de separarse.

Mujeres ondean la bandera del YPJ al frente de una manifestación en la presa de Tishreen (Jenni Keasden)

La Presa de Tishrin, una instalación hidroeléctrica con un puente encima sobre el río Éufrates en el norte de Siria. Al oeste se encuentra la ciudad de Manbij; y más allá, Aleppo. Al este, cruzando el río, el punto de retorno en la guerra contra ISIS.

Ha sido una época confusa para seguir los acontecimientos en Siria – y aún más para vivir tu vida en ellos. A principios de diciembre, una repentina ofensiva puso fin a 61 años de gobierno del régimen de Assad y a 13 años de inestabilidad tras la «primavera árabe» de 2011.

Por desgracia, la fuerza que ha tomado el relevo de Assad no es uno de los grupos progresistas activos en 2011. En su lugar, ha sido Hay’at Tahrir al-Sham, un grupo yihadista salafista vinculado a ISIS y Al-Qaeda.

Siria se enfrenta a un momento de incertidumbre. Hay muchos interrogantes sobre el nuevo gobierno; las mujeres y las minorías sienten este momento con especial intensidad. Aun así, la percepción desde fuera parece ser que las cuestiones ahora son políticas; la guerra abierta en Siria ha cesado, la paz (aunque incómoda) se mantiene y los desplazados regresan a sus hogares.

Esto puede ser cierto en algunas zonas, pero el norte sigue bajo una invasión a gran escala. El Estado turco ha enviado a sus milicias afiliadas en una ofensiva terrestre contra las regiones gobernadas por la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria, ofensiva apoyada por ataques aéreos turcos. Los combates han sido más intensos en la región situada al oeste de la presa de Tishrin. La explosión que sentimos se debió a un ataque aéreo de Turquía o sus aliados.

El norte y este de Siria, también conocido como Rojava, ha sido escenario de muchos conflictos. Pero también se ha hecho famosa por su poderoso movimiento feminista, su democracia de base y su compromiso con la ecología. Las Unidades de Defensa Popular (YPG) y las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ) captaron la atención del mundo; no solo por derrotar a ISIS, sino por todo lo que luchan por crear. No puedes evitar enamorarte de las YPJ: un ejército de mujeres que lucha por la liberación de género y el derecho de todos a vivir libres en su propia tierra.

Son estas cosas las que hacen que el norte y este de Siria sean especiales y las que me han atraído una y otra vez. Así que sentí que tenía que ir a la presa de Tishrin. Desde el 8 de enero, una protesta civil ha establecido una presencia permanente sobre el dique. Los daños causados por los ataques aéreos selectivos han dejado la instalación fuera de servicio y han provocado una escasez masiva de electricidad y agua. Si la presa sufriera daños suficientes como para desplomarse, podríamos asistir a una inundación causante de una catástrofe humanitaria y ecológica. El cruce del río en sí también tiene un significado simbólico, como puerta de entrada a Kobane y como punto estratégico clave.

De manera horrenda, los ataques aéreos han impactado repetidamente sobre la protesta y más de 20 civiles han muerto. Pero la concentración continúa. La gente es muy consciente del expansionismo turco y de los riesgos de su agresión a las zonas de la Administración Autónoma, que es también territorio nacional sirio. Todos los presentes en la presa han expresado claramente por qué están allí: «Estamos defendiendo nuestra tierra, nuestra agua y a nuestros hijos», he oido repetidamente. «Alzamos la voz. Nunca hemos atacado a nadie, estamos siendo atacados. Pero no retrocederemos».

La gente enciende hogueras en el exterior, ondean pancartas y obras de arte, pronuncian discursos, representan obras de teatro utilizando como atrezzo proyectiles caídos y partes de coches destruidos, y bailan a la menor oportunidad. Me fui con un recuerdo de mucha más belleza, cuidado y pasión que dolor. Aunque mientras estuve allí, siguieron cayendo bombas. Bombas pagadas o lanzadas directamente por un ejército de la OTAN. Partes de las cuales podrían haberse fabricado en Escocia.

También hay conexiones positivas. A pesar de las diferencias, he encontrado muchos puntos en común con la política escocesa y las preguntas que nos hemos hecho. Cuestiones de independencia y autonomía, de una pequeña región que intenta crear un nuevo tipo de hogar. Deberían existir una relación y una solidaridad naturales.

Este es un momento crítico para la región, para Siria, Oriente Próximo y, por tanto, para el mundo. El proyecto social en el norte y este de Siria tiene un importante papel que desempeñar en el futuro, y si lo apoyamos, también tomaremos las riendas del nuestro.


LA AUTORA: Jenni Keasden es una escritora, periodista, feminista y activista escocesa. Actualmente vive y trabaja en el norte y este de Siria. Autora de Worth Fighting For: Bringing The Rojava Revolution Home.

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