¿Dónde está el verdadero ser humano?

Nimet Sevim – 1 septiembre 2025 – Editado por Rojava Azadi Madrid
Una de las mayores paradojas del mundo moderno es que, mientras «progresamos» cada día más, no nos damos cuenta de lo que dejamos atrás de la esencia del ser humano. Estamos en la cima de la tecnología, pero nos estamos desertificando humanamente. La frase «Insistir en ser humano es insistir en ser social» señala directamente al corazón de esta contradicción. Nos recuerda una verdad que hemos olvidado: ¡ser humanos!…
El extraordinario ser llamado humano solo puede existir a través de los lazos reales que establece con otras personas. Entonces, ¿cuándo y cómo rompimos estos lazos? ¿Qué es un ser humano? ¿Es solo una criatura que camina sobre dos pies, puede fabricar herramientas y pensar? ¿Son esas las únicas diferencias que tenemos con los animales.
Lo que diferencia al ser humano de otras criaturas no es solo su capacidad para hacer herramientas o pensar de forma compleja. Nuestra verdadera diferencia es nuestro esfuerzo por darnos sentido a nosotros mismos y al universo. Nuestros antepasados que dibujaban en las paredes de las cuevas, en realidad, gritaban «yo estoy aquí». Hoy, los «me gusta» que damos en los muros digitales son como una pálida sombra de esta necesidad existencial…
Llamamos «verdadero ser humano» a aquel cuya acción y pensamiento no están separados por un abismo; una criatura cuyas palabras y acciones son coherentes, que siente responsabilidad por sí misma y por su entorno… Si aún puedes escuchar esa voz interior llamada conciencia, si te emocionas ante la belleza y te enfureces ante la injusticia, eso significa que hay un ser humano vivo dentro de ti. El eco de un ser humano real, enterrado en las profundidades de tu interior, pero que sigue latiendo.
Los japoneses llaman a esta voz interior «wa»: «Vivir en armonía es la esencia de ser humano». La filosofía africana Ubuntu nos desafía, casi como un reto: «Si tú existes, yo también existo». La sabiduría de los nativos americanos, como una rebelión contra nuestra desconexión con la naturaleza, dice: «Donde los árboles no respiran, el espíritu humano se ahoga». A pesar del modo de vida individualista de Occidente, las culturas antiguas gritan aún hoy, sin aliento: «El ser humano solo puede existir con los demás».
El verdadero ser humano es el que no deja de hacerse preguntas sobre sí mismo y sobre el Universo. «Una vida sin examen no merece ser vivida», decía Sócrates. Este viaje que comenzó con la apelación «Conócete a ti mismo» 1Este aforismo griego estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y se atribuía tradicionalmente a los Siete Sabios de Grecia. se ha convertido hoy, lamentablemente, en el eslogan «Consúmete a ti mismo». El ser humano moderno se consume. La tradición sufí, en cambio, madura consumiendo el ego.
Sócrates buscó la verdad incluso mientras bebía la cicuta. No abandonó su búsqueda de la verdad frente a los dogmas impuestos por el Estado nación pesar de las dificultades. Su lucha nos susurra: «El verdadero ser humano es el que elige la verdad, no la comodidad». Mevlana 2Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī, En el mundo oriental se le conoce como Mevlana (maestro), pero para los occidentales es más conocido como Rumi. Célebre poeta musulmán persa, erudito islámico, alfaquí hanafí, teólogo maturidí y místico sufí. dejó atrás una enseñanza moldeada por el amor: «Estaba crudo, me cocí y me quemé». Nos recordó que la trayectoria vital de un verdadero ser humano es un viaje. Mientras que hoy se busca la fama en las redes sociales, los genios del Renacimiento colocaron al ser humano en el centro del universo el ser humano es un potencial ilimitado.
Sin embargo, el camino hace al viajero un «Ser Humano Perfecto» (İnsan-ı Kâmil en turco), y el viajero hace el camino… Si el camino es vivir, el ser humano se vuelve real al llevar la vida a su esencia…
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar. 3Versos del poeta andaluz Antonio Machado (1875-1939).
El Gran Engaño de la Era Moderna
Lamentablemente, la vida moderna nos aleja cada vez más de nuestra esencia. Nos hemos convertido en individuos solitarios, rodeados de pantallas digitales, programados para consumir constantemente. Creemos que al compartir nuestra soledad la superamos, pero en realidad la profundizamos. Tenemos cientos de amigos en las redes sociales, pero no conocemos el nombre de nuestro vecino. ¿Cuándo fue la última vez que conversamos mirando a los ojos de un amigo? ¿Cuándo fue la última vez que le sonreímos sinceramente a un extraño?
En la raíz de esta alienación de nuestra esencia se encuentra la lógica capitalista que ve al ser humano solo como una unidad económica. El capitalismo nos hace vivir una constante ilusión; nos obliga a consumir más, a trabajar más, a vivir más rápido. Sin embargo, el ser humano no fue creado para ir más rápido que la vida. Las cosas que realmente necesitamos no se pueden comprar: la pertenencia, el amor, la confianza, la solidaridad… El ser humano existe para amar, entender, compartir. Se mantiene humano no al consumir, sino al producir y compartir.
Rituales Humanos que Hemos Perdido
Antes, la gente buscaba razones especiales para reunirse. Ahora, creamos razones especiales para no reunirnos. Las visitas a los vecinos, las reuniones de amigos y familiares, las charlas de barrio están pasando a la historia. Sin embargo, estos rituales no eran solo formas de socialización, sino también expresiones de nuestra humanidad.
Incluso comer ha dejado de ser un ritual. La cultura de la comida rápida daña no solo nuestro estómago, sino también nuestra alma. Preparar una comida juntos, poner la mesa juntos, comer juntos… No eran solo actos para saciar el hambre, sino momentos sagrados que fortalecían nuestros lazos humanos. Eran las células comunitarias donde se tejían hilo a hilo nuestras vidas. Ahora estamos atrapados en un universo sin memoria ni tiempo. Solo quedan los oasis comunitarios donde nuestra memoria florece y vive en el desierto del individualismo.
Maneras de Ser Humano de Nuevo
Entonces, ¿cómo podemos revertir esta situación? Primero, debemos preguntarnos: ¿Qué queremos realmente? ¿Más autoridad y poder, más dinero, una casa más grande, un coche más lujoso, o relaciones más significativas y lazos más profundos? El primer paso en el camino para ser un verdadero ser humano es hacernos esta pregunta.
El segundo paso es reconstruir nuestros lazos sociales. Podemos empezar escuchando de todo corazón a quienes están a nuestro lado, saludando a nuestros vecinos, preguntando cómo está el comerciante de nuestro barrio. No olvidemos que el ser humano solo puede ser humano entre otros seres humanos.
El tercer paso es reconectarse con la Naturaleza. Hay una verdad que hemos olvidado entre las montañas de cemento: somos parte de la Naturaleza. Toca los árboles, escucha el canto de los pájaros, pisa la tierra. Sentarse bajo la sombra de un árbol, escuchar a los pájaros nos recordarán quiénes somos.
El cuarto paso es no solo distinguir el bien del mal, sino sentirlo en el corazón. Recordemos el consejo de Yunus Emre 4Yunus Emre fue un famoso sufí y poeta místico turco del siglo Xiii.: «Sé indulgente con la creación». Porque, a través de los cristales empañados del mundo moderno, lo único que podemos ver ahora es un enorme vacío… La ceguera, la sordera y el mutismo se han convertido en la virtud de los que saben hacer negocios. Por ello, primero debemos encontrar lo que hemos perdido; lo que perdimos mientras buscábamos «lo mejor» en vallas publicitarias, estantes de supermercados y etiquetas de precios… ¡Quizá lo más importante sea nuestra conciencia! La conciencia es el corazón del verdadero ser humano. Debemos ser valientes. Debemos expresar la falsedad que vemos y el grito de la miseria que escuchamos; sin temor ni vacilación…No olvidemos que, en la antigüedad, ser buena persona era el indicio principal de ser verdaderamente humano era ser una buena persona. Y una buena persona es aquella que tiene moralidad.
Un niño feliz se convierte en una buena persona. No es suficiente con decirle «sé moral»; antes tienes que hacerle sentir que es un «ser humano». Sin embargo, mientras que nosotros hoy evaluamos a nuestros hijos por los resultados de sus exámenes, los niños de las viejas escuelas rurales, que sembraban las semillas en la tierra, aprendían de la vida misma. Como padres, debemos preguntarnos: «¿Le damos a nuestro hijo o hija una tablet, o le enseñamos la vida?» El corazón de un niño es la tierra más valiosa. Cosecharás lo que siembres. Por eso, la escuela de la vida de la humanidad es el regazo de una madre.
Por lo tanto, el quinto y más importante paso es recordar nuestro lenguaje olvidado. La mujer es el primer lenguaje de compasión de la humanidad. Moldea la levadura de la verdadera humanidad no con su fertilidad, sino con su espíritu creador. Como ese antiguo lazo entre la tierra y la semilla, o entre el agua y la fuente, la maternidad es un puente invisible que conecta a un ser humano con otro. Hay una simple verdad que hemos olvidado en la rueda de «producción-consumo» del mundo moderno: «La primera lección de humanidad está en la nana que canta una madre junto a la cuna.» Hoy, nuestras vidas solitarias crecen en edificios de cemento donde esas canciones de cuna han callado. Sin embargo, la mujer, sea madre o no, porta el espíritu de la vida; al igual que el manantial de un río, da vida a la humanidad.
Un Rayo de Esperanza: Pequeñas Comunidades y la Gran Mayoría
Aún vivimos y somos mayoría. En todo el mundo, hay pequeñas comunidades que resisten los efectos alienantes de la vida moderna. Ecoaldeas, comunas, redes de solidaridad… El significado de esta vida y estos grupos nos lo muestran: otro mundo es posible.
Ser un verdadero ser humano es abrir la puerta a este mundo posible. Cada mañana, cuando nos despertamos, hay una pregunta imprescindible que debemos hacernos: «¿Qué puedo hacer hoy para lograr una vida más humana?» En el momento en que encontremos la respuesta, también comenzaremos a encontrar la verdad que perdimos.
Ser un verdadero ser humano es poder decir «no» a esta forma de vida automática impuesta por el mundo moderno. Es elegir una vida más lenta, más profunda y más significativa. «Insistir en ser humano» es hacer esta elección, de nuevo, cada día.
En Lugar de una Última Palabra
La historia, las culturas y la educación nos susurran la misma verdad: «Ser un verdadero ser humano es una forma de existencia». Mientras transitamos por este camino, la mente inquisitiva de Sócrates, el amor de Mevlana, la bondad de Yunus Emre y el espíritu de solidaridad de Ubuntu nos guían. Y quizás lo más importante: el legado más valioso que dejaremos a nuestros hijos será enseñarles «el significado de ser humano».
Porque el ser humano se aleja de sí mismo con cada valor que olvida. Y solo al recordarlos puede volver a ser humano.
NOTAS:
1 – Este aforismo griego estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y se atribuía tradicionalmente a los Siete Sabios de Grecia.
2 – Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī, En el mundo oriental se le conoce como Mevlana (maestro), pero para los occidentales es más conocido como Rumi. Célebre poeta musulmán persa, erudito islámico, alfaquí hanafí, teólogo maturidí y místico sufí.
3 – Versos del poeta andaluz Antonio Machado (1875-1939).
4 – Yunus Emre fue un famoso sufí y poeta místico turco del siglo Xiii.
- 1Este aforismo griego estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y se atribuía tradicionalmente a los Siete Sabios de Grecia.
- 2Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī, En el mundo oriental se le conoce como Mevlana (maestro), pero para los occidentales es más conocido como Rumi. Célebre poeta musulmán persa, erudito islámico, alfaquí hanafí, teólogo maturidí y místico sufí.
- 3Versos del poeta andaluz Antonio Machado (1875-1939).
- 4Yunus Emre fue un famoso sufí y poeta místico turco del siglo Xiii.